Este
Centro de Enseñanza Pública existe desde 1845, por lo cual actualmente
tiene 171 años de historia. Fue la primera escuela municipal instalada
en un edificio propiedad del Ayuntamiento.
A
lo largo de la historia ha recibido diferentes nombres. En primer lugar, Escuelas en el ex convento de los Menores (por ser el lugar donde se
instalaron), Escuelas en Mesón del Moro, la de los niños; y Escuelas Mateos Gago, el de las niñas; por los nombre de las calles desde donde se
accedía.
Aunque son pocos datos los que se tienen, si se sabe que en el año 1899
se conocía como Escuela Pública de niños Santas Justa y Rufina, lo cual
queda corroborado por la existencia de un cuadro de las Santas en la
Dirección del Centro.
Para
acceder a dicho centro, según cuenta Gómez Zarzuela en su Guía de
Sevilla, era necesario recurrir al Sr. Alcalde o a los Sres. Visitadores
con una papeleta del cura o del alcalde de barrio, en donde constara
los nombres de los padres y su dirección y la edad con que contaba el
solicitante, que debía estar entre 3 y 6 años para párvulos, entre 6 y
13 para los elementales y más de 14 para adultos.
En
la guía de 1920 el colegio pasa a llamarse Escuela Pública Nacional y
en la guía de 1940 ya aparece como Grupo Escolar San Isidoro, aunque ya
en 1937 los alumnos del Colegio Público José María del Campo habían
regalado un azulejo realizado por ellos mismos para sus compañeros del
Colegio San Isidoro y que se conserva hoy día en el patio del colegio.
Actualmente el nombre del colegio es Colegio de Educación Infantil y Primaria San Isidoro.
El
colegio está ubicado en el antiguo convento de los Clérigos Regulares
Menores, que fue levantado entre 1657 y 1728, en el sitio que antes
ocupaba el Corral de Don Juan.
El nombre actual de la calle, Mateos Gago, data de 1893, ya que
anteriormente se denominó “Corral de Don Juan”, y calle de los Menores,
cuando se estableció dicha Orden en el convento existente y calle de
Comuneros cuando se le añadió la calle de Borceguinería.
El miércoles 11 de julio de 1810 fue derribada la antigua iglesia de
Santa Cruz y la parroquia se trasladó al colegio de clérigos Menores que
había pasado a la iglesia diocesana por expulsión de los frailes.
En 1813 volvieron los frailes y la parroquia pasó a la iglesia de los
Venerables, volviendo definitivamente en 1840 por exclaustración de los
mismos.
Fundado en 1845: más de 170 años dedicados a la Educación
El
29 de octubre de 1845, la Iglesia diocesana vendió al Ayuntamiento una
parte del convento para que se destinara a escuela, quedando la
parroquia con la iglesia y sus dependencias.
En 1822 el Ayuntamiento quiso establecer una escuela en San Jacinto,
pero unas complicaciones detuvieron esa iniciativa y ello hizo que
finalmente se inclinara por esta compra.
Por tanto, aunque la primera iniciativa para establecer un colegio fue
en San Jacinto, fue el Colegio San Isidoro el primero establecido en un
edificio propio.
Aunque
se desconoce el arquitecto que diseñó las obras de adaptación del
Convento de los Mínimos a Colegio, es de suponer que fue Balbino Marrón,
que llegó a Sevilla en 1845 en sustitución del arquitecto municipal
don Ángel Ayala.
La hipótesis de que fue este arquitecto el que remodeló el convento se
fundamenta asimismo en que la fachada del colegio que da a la calle
Mesón del Moro tiene rasgos muy semejantes a otras obras del mismo
arquitecto.
En
1863 se demolió el lienzo de muralla, así como un arco que daba entrada
a la judería y se ensanchó la calle Mesón del Moro retranqueando varias
casas y el patio del colegio.
No consta en los Archivos Municipales el proyecto de adaptación del
convento de los Menores a Escuela Pública, pero sin duda tuvieron que
hacerse ya que aunque menores, las obras de ejecución de una vivienda en
la entreplanta hubieron de contar con unas mediciones y planos.
Examinados
los inventarios de la sección de Obras Públicas del Archivo Histórico
Municipal del Ayuntamiento de Sevilla, las primeras noticias sobre obras
de reforma en las escuelas del ex convento de los Menores se fechan en
1904 y 1908, pero los expedientes están perdidos y no puede averiguarse
en que consistieron. Desde 1908 a 1920 se registran noticias de obras de
mantenimiento y ligeras reparaciones.
De Convento a Colegio Público
En
1920 volvieron a intentarse unas obras de reformas importantes,
probablemente relacionadas con el fenómeno del desdoblamiento de
escuelas. Es a partir de entonces cuando aparece el nombre de escuelas
de Mesón del Moro para la escuela de niños y escuelas de Mateos Gago
para la de niñas.
El
proyecto de reforma de las escuelas instaladas en el edificio municipal
de la calle Mateos Gago se firmó por el arquitecto municipal Juan
Talavera el 26 de septiembre de 1920. La Comisión de Obras Públicas lo
aprobó en octubre del mismo año. El proyecto tenía por objetivo
conseguir un edificio para escuela graduada para niñas con seis
secciones y para ello proponía sustituir varios muros por pórticos de
doble viga sostenidas por dobles columnas. Era una reforma seria y que
afectaba la estructura, sin embargo se abstuvo de alterar la fachada,
limitándose al interior del edificio.
Al mismo tiempo que la anterior reforma en la Escuela de Niñas (hoy el
colegio concertado San Isidoro), Juan Talavera formó el proyecto de
reforma de la Escuela de Niños, hoy CEIP San Isidoro.
Dicho
proyecto se firmó el 19 de septiembre de 1920 y fue aprobado por la
Comisión de Obras Públicas el 15 de octubre del mismo año, pero con
algunas exigencias, como por ejemplo que en la planta segunda, donde se
disponían tres aulas, se ejecutaran solo dos de dimensiones mayores, y
también se exigió que se eliminaran las construcciones auxiliares que
ocupaban el patio. El arquitecto asimismo pretendía renovar la vivienda
que ocupaba la entreplanta y construir otra vivienda elevando un piso
más sobre las naves de aulas. De todas formas los dos proyectos citados
fueron aparcados y no se ejecutaron las obras.
Cuando el Arquitecto Municipal conoció la intención del Ayuntamiento de
reformar las naves municipales en la calle Luis Montoto para
transformarlos en colegio, dirigió una carta al Alcalde de la ciudad el 5
de febrero de 1924 pidiéndole que hicieran las obras del colegio San
Isidoro que ya contaban con licencia.
El Alcalde accedió a realizar las obras con cargo a los sobrantes de las
obras previstas en Luis Montoto, y se permutó con la Iglesia de Santa
Cruz parte del Colegio de propiedad municipal por unos terrenos que
tenía la parroquia.
Historia viva de Sevilla
En
1925 se tramitó un préstamo de 250.000 pesetas de la Caja de Seguros
Sociales y de Ahorro de Andalucía Occidental para realizar las obras,
pero de nuevo el esfuerzo fue en vano.
En 1927, el Plan Municipal de Construcciones Escolares dispuso de las mismas obras otra vez, pero en 1934 seguían sin hacerse.
El inventario de las propiedades municipales de 1934 realizado por el
Arquitecto don Ramón de Balbuena para la Oficina Técnica Municipal de
Conservación de edificios, muestra las propiedades en calle Mateos Gago
número 62 y Mesón del Moro número 5 representadas en un mismo plano,
aunque no recoge completamente la estructura del edificio. Aunque algo
se había ejecutado, seguían sin terminarse las obras del proyecto de
1920.
En
1934 la escuela seguía siendo unitaria a pesar de haberse aprobado en
1910 el nombramiento de maestros auxiliares para la graduación de las
escuelas de niños y niñas de San Bernardo, Carmen Benítez, Macarena, San
Jacinto y Mesón del Moro (hoy San Isidoro).
En
1937 volvió a redactarse un proyecto del edificio municipal de Calle
Mateos Gago número 62, para adaptación a escuelas municipales.
En
el año 1950 fueron demolidas unas casas que ocupaban la esquina de
Mesón del Moro y Mateos Gago y que sirvieron para aumentar el patio
escolar.
Cuatro siglos entre sus muros
El
edificio que hoy ocupa el Colegio San Isidoro, el público y el
concertado, posee la fuerza de las construcciones históricas, de los
pasadizos secretos y de los espacios insólitos que resultan ser temas
recurrentes en las fantasías y juegos infantiles. La impresionante
fachada del claustro barroco, la visión casi prohibida de la plaza de la Escuela de Cristo,
los espacios vacíos rodeados de medianeras, tapias o fachadas traseras
de alguna casa, adquieren el mismo valor poético. Así tras la portada de
la calle Mesón del Moro, aunque nos encontramos con una pobre realidad,
la amplitud en una zona de calles estrechas nos lleva a sugerir un
idílico jardín.
La arquitectura del colegio San Isidoro, tomada del convento existente,
no solo se preocupa del edificio construido, sino también del espacio y
del tiempo.
“Por
la mañana y muy temprano, siempre lloviendo, estaba yo en Mesón del
Moro, detrás de la Giralda, en el ex convento de los menores, donde vive
y regenta su clase D. Francisco Giraun. Escalera monumental, cegados
los arcos de la parte alta. Gran patio del siglo XVIII. Claustros
viejos, goteras… un aula inmensa. (…) Podíamos ver, sin embargo la clase
de Sr. Giraun y la de su compañero Sr. Jiménez Cuenca, ocupada hoy por
los alumnos más fuertes, mejor nutridos, más flamantes de ropa y mejor
disciplinado que he visto en mi vida…”
(Luis
Bello en “Viaje por las escuelas de España IV” del libro “La
Arquitectura de las Escuelas Primarias Municipales de Sevilla hasta
1937” de Rosa María Añón Abajas. Secretariado de publicaciones de la
Universidad de Sevilla).
Qué
mejor que conocer un poco de la historia de un colegio, que por los
libros y libretas que han utilizado los alumnos a través del tiempo.
Aunque se conserva muy poca documentación anterior a la Guerra Civil,
encontramos algunos libros antiguos, como “Epítome de Religión y Moral”
de 1865, así como varios libros y enciclopedias de 1920.
Tampoco
se olvidó la Guerra de entrar en los colegios, y así también se
conservan libros, incluso carteles propagandísticos de la misma.
Pero sin duda lo más didácticos que se puede encontrar en nuestro
Colegio son las libretas de nuestros alumnos y los libros que le
ayudaron al aprendizaje.
También
es historia con mayúsculas, el trabajo de tantos profesores que han
dejado su legado en el Colegio San Isidoro, y los que actualmente siguen
haciendo historia.
Entre
los Profesores que ya forman parte de esa historia están desde D.
Francisco Guiraum, Dª. Victoria Ros, Dª Mari Carmen, D. Carlos, o D.
Juan José, que fueron Directores del San Isidoro y cuyo paso quedó
grabado en algunos documentos y en la memoria de todos.