lunes, 24 de junio de 2024

CURIOSIDADES: SEMANA SANTA (III)



17.-LAS PALMAS:

Algunas ya están colgadas y otras esperan la bendición del Domingo de Ramos. Suponen el símbolo del gozo, de que la espera ha concluido. Las palmas que lucirán los balcones de Sevilla estos días simbolizan la llegada de una nueva Semana Santa. En ellas, han ido ganando protagonismo los últimos años las que son rizadas, gracias a los talleres que se imparten para enseñar dicha técnica. 

Cada vez son más las instituciones que en estas fechas optan por la palma rizada para engalanar sus fachadas, en señal de respeto e integración con la principal fiesta de la ciudad. Muchas de ellas han salido de las manos de Andrés Martín, Rosa González y Miriam Olga, que imparten cursos sobre el rizado de dicho elemento vegetal. 

Buena parte de estos talleres se han desarrollado en la Capilla de la Divina Pastora, en la calle Amparo. La hermandad de gloria ha regalado palmas rizadas a distintas instituciones de la ciudad. Entre ellas se encuentran la del Arzobispado, el Ayuntamiento (para las fachadas de la Casa Consistorial en la Plaza Nueva y la de San Francisco), el Círculo Mercantil (en la calle Sierpes) y para los balcones de las sedes de la Fundación Cajasol en Sevilla y Cádiz. 

Se han atendido, además, numerosos encargos particulares. Todo ello en tres meses en los que se han impartido 25 cursos sobre el rizado de palmas. Estos talleres (con una duración media de tres días) han tenido lugar en Sevilla capital y varios municipios de la provincia; además de en Cádiz y Vélez-Málaga. 

Entre otros balcones institucionales que lucen palma rizada en Sevilla se encuentra el del Colegio Notarial de Andalucía, en la calle San Miguel. Una bella tradición que ha conocido un resurgir los últimos años gracias a este tipo de cursos y que logra que los balcones sevillanos se engalanen para la semana más importante de la ciudad. 

Y no sólo en balcones, también en solapas, pues se ha puesto de moda llevar una pequeña palma rizada en la chaqueta, tanto de hombres como de mujer. Una de ellas se la regaló el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, al ministro de Cultura y Deporte, Miguel Iceta, durante su visita al Ayuntamiento con motivo de la inauguración de la exposición Sevilla Fecit-23, dedicada a los artesanos del arte sacro. 

18.-COFRADÍAS:

Son muchas las hermandades que desfilan por las calles de Sevilla en Semana Santa, cada una con su itinerario y sus horarios. Los fieles se reúnen a verlas en diferentes puntos de la ciudad aunque hay algunos rincones de la capital sevillana donde algunas cofradías viven momentos épicos y se crea un ambiente muy especial que envuelve a todos los presentes. 

A pesar de que el Domingo de Ramos sea el inicio de las procesiones por la carrera oficial, el Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión salen casi una docena de cofradías y calman, en parte, la espera de los más impacientes para que el cuerpo se vaya preparando para la Semana Santa en Sevilla. 

El primer día es uno de los más emocionantes y la gente que lleva tanto tiempo esperando este momento, no duda en lucir sus mejores galas para ver las diferentes profesiones. Es tradición llevar algo de estreno el Domingo de Ramos y también suelen verse a muchos hombres de traje y corbata, los niños con sus mejores galas y las mujeres también aprovechan la ocasión para lucir con su mejor atuendo, que normalmente va acompañado de algunas tiritas en el bolso, porque los zapatos terminan haciendo rozadura de tanto andar

1.-Cofradías del Viernes de Dolores: La Misión (Heliópolis), Jesús de Nazaret (Pino Montano), El Dulce Nombre (Bellavista), Pasión y Muerte (Triana), y El Cristo de la Corona (Polígono Sur)

2.-Cofradías del Sábado de Pasión: Padre Pío, Torreblanca, La Milagrosa (Nervión), San José Obrero, Divino Perdón (Alcosa) y la Humildad (Sevilla Este)

3.-Cofradías del Domingo de Ramos: La Borriquita, Jesús Despojado, La Hiniesta, La Cena, La Paz, San Roque, La Amargura, La Estrella, y El Amor

4.-Cofradías del Lunes Santo: San Pablo, La Redención, Santa Genoveva, Santa Marta, San Gonzalo, La Vera Cruz, Las Penas, Las Aguas y El Museo.

5.-Cofradías del Martes Santo: El Cerro, San Esteban, La Candelaria, San Benito, El Dulce Nombre, Los Javieres, Los Estudiantes y Santa Cruz.

6.-Cofradías del Miércoles Santo: El Carmen Doloroso, El Buen Fin, La Sed, San Bernardo, La Lanzada, El Baratillo, Los Panaderos, Las Siete Palabras y El Cristo de Burgos.

7.-Cofradías del Jueves Santo: Los Negritos, Las Cigarreras, La Exaltación, El Valle, Montesión, La Quinta Angustia y Pasión.

8.-Cofradías de la Madrugá: El Silencio, el Gran Poder, La Macarena, El Calvario, La Esperanza de Triana y Los Gitanos.

9.-Cofradías del Viernes Santo: La Carretería, Soledad de Buenaventura, El Cachorro, La O, San Isidoro, Montserrat y La Mortaja.

10.-Cofradías del Sábado Santo: El Sol, Los Servitas, El Santo Entierro y La Soledad de San Lorenzo.

11.-Cofradía del Domingo de Resurrección: La Resurrección

19.-CIRIOS:

 Significado de los colores de los cirios

El azul, el blanco, el morado, el negro, el rojo, el tiniebla y el verde son mucho más que colores cada Semana Santa en Sevilla. En palios, uniformes o cirios, cada color tiene un significado especial. En esta ocasión, tratamos el significado de cada color, algo muy interesante en una fiesta que tiene su propia identidad cromática.

Los cirios azules son característicos como identidad de algunas cofradías, como la del Baratillo en Sevilla. Los cirios blancos  representan la pureza. Es por eso que las cofradías emplean dos colores en los dos cortejos, uno para los cirios del Cristo y el blanco para los de la Virgen. Los lleva, por ejemplo, la Virgen de la Hermandad de la Estrella.

El morado en los cirios significa penitencia, espera y es señal de luto. Una de las hermandades que lo emplean es la del Silencio, en Sevilla.

Los cirios negros suelen emplearla cofradías en las que la muerte de Cristo ya se ha producido. Su significado es el luto. En Sevilla, utiliza cirios negros la Hermandad del Cristo de Burgos.

El color rojo es utilizado por las cofradías que tienen el título de Sacramental  y puede emplearse en el tramo de la insignia sacramental o en todo el cortejo del Cristo. En sus inicios fue considerado como un privilegio a la Hermandad Sacramental del Sagrario, pero después se extendió a otras. Ahora, en Sevilla, lo luce, por ejemplo, la Hermandad de la Bofetá.

Los cirios de color tiniebla significan penitencia. Es el color más natural, más similar a la cera original. En Sevilla, lo utiliza la Hermandad del Gran Poder.

El color verde significa salud y esperanza. En su origen, empleado por las primitivas Cofradías de la Vera Cruz, simbolizaba la esperanza sobre el tronco de la vida que es el patibulum.

Distintas formas de portar los cirios:

La Semana Santa de Sevilla se ha convertido en una de las celebraciones más importantes, tanto a nivel turístico como cultural y religioso, de la ciudad. Por eso, las hermandades trabajan año tras año para conseguir sacar sus pasos de la manera más bella y elegante posible. De ahí que, por ejemplo, opten por distintas formas de portar los cirios. Así, los fabricantes de cirios les ponen al alcance de la mano a las cofradías la posibilidad de llevar los citados artículos de cerería mediante los siguientes instrumentos:

Ciriales, que pueden ser de madera, con grecas…, Candelerías, Faroles, que los hay de cuatro caras, de seis caras…

20.-CARTELES:

Los carteles de la Semana Santa de Sevilla: de la foto de San Bernardo de 1980 al "rojo Salustiano" en 2024

La Semana Santa de Sevilla es, sin duda, la principal fiesta de la ciudad. El evento supone una representación de la religiosidad y de la idiosincrasia sevillana. Es una fiesta tan espiritual como religiosa y a ella acuden tanto creyentes como ateos. Ejemplo de ello fue cuando durante la pandemia los pasos se quedaron en los templos y la Semana Santa se quedó en casa con los cofrades clavados sobre las cruces del hashtag. El fin último de un cartel es llevar la buena nueva a todas partes y, en este sentido, el de la Semana Santa de Sevilla de 2024, con su polémica, ha sido un éxito.

El cartel de la Semana Santa de Sevilla es responsabilidad del Consejo de Cofradías desde el año 1980. Anteriormente, el Ayuntamiento se encargaba del cartel de las Fiestas de la Primavera, y así sigue siendo aunque desde entonces con menos protagonismo en este anuncio para la Semana Santa.

Hay carteles históricos de los años 40. De 1980 a 1991 el Consejo de Hermandades optó por una fotografía para el cartel. A partir de 1992, pasó a ser una pintura. Ha habido años en los que ha pasado desapercibida y años polémicos como el actual de Salustiano o el de 2022 de Manolo Cuervo.

El primer cartel que fue editado por el Consejo General de Hermandades en 1980 fue una imagen del Santísimo Cristo de la Salud de la Hermandad de San Bernardo, obra de José María Guillén.

Cartel de 2024: Rojo Salustiano y el Resucitado: El cartel es un óleo sobre lienzo de estilo realista y juega con tres colores: rojo, negro y blanco, además de la luz. Se ofrece una sensación de tridimensionalidad por el uso de pigmentos naturales. El autor explicó en la presentación del cartel que "han sido cuatro meses muy duros, muy intensos. Ha sido un parto complicado pero, como pasa con el parto de una mujer, cuando le ves la cara al niño se te olvida todo". Salustiano habló de "mi niño" porque "literalmente es mi niño", ya que el modelo es su hijo Horacio. El fondo es el conocido como “rojo salustiano” 

Cartel de 2023: Es obra de Daniel Franca Camacho. Se titula "Recuerdo" y representa a la Virgen de la Estrella. Supone un regreso a la infancia del autor junto a su padre ante una levantá del palio de la Virgen de la Estrella. La Dolorosa de la calle San Jacinto protagonizó el cartel.

Cartel de 2022: Riesgo controlado de Manolo Cuervo. El cartel de la Semana Santa arriesgó para el año de retorno de las cofradías tras el Covid. Arte pop para un cartel cuidado y con buena acogida, de entrada, no exenta de críticas de los más puristas. El Santísimo Cristo de la Expiración de la Hermandad del Cachorro es el eje central del cartel anunciador. Una imagen que, según Cuervo, “está tomada de una fotografía que la hermandad tiene publicada en uno de sus libros”.

21.-EL BORDADO:

Desde finales del siglo XVII se tiene constancia en Sevilla de la existencia de talleres dedicados al bordado en oro, plata y sedas de colores para la Semana Santa, una labor que se convirtió en una tradición y se adaptó al arte barroco y perduró en la ciudad.

Los profesionales de este oficio, completamente artesanal desde la confección del dibujo hasta la entrega de la pieza, presumen de preservar aún hoy la esencia de una antigua profesión que ha sabido renovarse para que en pleno siglo XXI se prefiera un trabajo hecho a mano al ejecutado por una máquina.

Tres de estos bordadores sevillanos son Mariano Martín Santoja, José Antonio Grande de León y Francisco Carrera Iglesias, artistas que en su momento supusieron una "revolución" al mostrar que los hombres podían dedicarse a una labor que hasta entonces estaba destinada a las mujeres. Hoy son siete los talleres de bordado en oro más conocidos en la capital, cinco de los cuales fueron creados por hombres que tuvieron que acudir a bordadoras para que les enseñaran en sus tiempos libres.

Martín Santoja, con una amplia trayectoria a sus espaldas, subraya, en declaraciones a Efe, su condición de "apasionado de la Semana Santa y amante de las manualidades". Ello le llevó a participar en el taller de bordados de la Hermandad del Calvario, primero, y después a "convencer a una monja" del convento de Santa Isabel para que le corrigiera sus primeros trabajos, de manera que pudo perfeccionar la técnica hasta estar capacitado para fundar su propio obrador.

El diseño de las piezas se remonta a la época barroca sevillana del siglo XVII, aunque fue evolucionando hasta imitar la naturaleza con figuras ovaladas, algo propio del romanticismo.

Con la llegada de los duques de Montpensier, el costumbrismo regionalista le dio a la ciudad una impronta personal que luego evolucionó en el barroco sevillano, estilo que "se ha adaptado a la idiosincrasia de la población y que, en función de la hermandad, se ha querido recuperar porque les recuerda más a la época del siglo XIX", comenta Iglesias, bordador con 42 años de experiencia que asegura que en la Semana Santa hay modas donde prevalecen técnicas y diseños antiguos.

Las hermandades son el cliente principal de los talleres de bordado en oro, que recuperan la técnica usada en siglos pasados al apostar por un estilo renacentista: las ramas entrelazadas y los motivos florales como la azucena, las rosas de pasión y los jazmines, que simbolizan la salvación, siguen un eje simétrico que, en el caso del manto, va desde el centro hasta la parte central de la cola.

Las piezas de bordados de la Semana Santa se incluyen en la saya y el manto, que son el vestido de la Virgen y la capa que va sobre su espalda; en la túnica, el traje de Jesús; en la insignia, imagen que caracteriza la cofradía; en el palio, dosel o cubierta ornamental que llevan los pasos de la virgen; y en el misterio, todo el paso de Cristo que incluye el soporte y los trajes. El proceso de bordado se inicia con el diseño dibujado en papel, mientras que las piezas del bosquejo se bordan en bastidores individuales, soportes que sirven para fijar y tensar el tejido para poder bordarlo.

Posteriormente, se pega la tela final grande sobre su base con almidón de arroz y en ésta se cose el papel y se borda cada pieza desde el centro de la tela final hacia afuera retirando el papel a su paso. Los trajes son restaurados una vez que se ha desgastado la tela manteniendo al máximo su versión original, de modo que hay piezas que siguen subsistiendo después de más de un siglo de ser creadas.

El traje más antiguo documentado es la túnica de la figura del Cristo de las Tres Caídas de la Hermandad de San Isidoro, bordada en 1718 en oro sobre terciopelo granate.

De dónde viene la tradición de vestir a las vírgenes con bordados y joyas. Hay constancia de la existencia de talleres de bordado en oro en Sevilla desde el siglo XVII. Bordados en oro y plata, imponentes coronas, puñales con piezas preciosas... Las Vírgenes de la Semana Santa de Sevilla y, en realidad, de toda Andalucía y muchas otras partes del mundo, están engalanadas de arriba abajo con un sinfín de piezas de un gran valor que capta las miradas de todos y todas. La costumbre de recrear a la Virgen se remonta, en realidad, a sus primeras representaciones ya que era una forma de mostrar a María como reina.

El uso de joyas

Ya en la iglesia romana de Santa Maria del Trastevere hay imágenes de la Virgen en las que aparece vestida como las emperatrices bizantinas, con corona y un trono. En el románico y el gótico, no existen imágenes de vestir pero tienen joyas pintadas como anillos, collares o pendientes. Ya en el siglo XVI, cuando finaliza este periodo, la representación de las Vírgenes engalanadas con joyas sería algo de lo más habitual. A partir del XVIII se empiezan a incorporar los grandes broches de pecho  que usaban las reinas y grandes damas. 

Las dolorosas también tomaron esta costumbre en dicho siglo, al principio solo con un corazón, un puñal y un rosario. Sin embargo un siglo después, en el XIX, ya estarían enjoyadas de cuerpo entero, con sayas (la vestimenta del cuerpo) llena de oro, plata y piedras preciosas. Si bien es cierto que a mediados del siglo XX, en torno a 1960, se recortó el lujo de estas imágenes, en los años 90 las hermandades de gloria retomaron sin pudor esta costumbre.

 Bordado en oro en el barroco sevillano

Hay constancia documental desde el siglo XVII de la existencia en Sevilla de talleres dedicados al bordado en oro, plata y sedas de colores para la Semana Santa en la ciudad. Esta labor completamente artesanal se acabaría convirtiendo en una tradición adaptada al arte barroco en aquella época, aunque fue evolucionando hasta imitar la naturaleza con figuras ovaladas (algo propio del romanticismo) y ha perdurado hasta nuestros días. Tal ha sido su importancia que, en pleno siglo XXI, se prefiera un trabajo hecho a mano de estos artesanos al ejecutado por una máquina.

Los clientes principales de estos talleres de bordados en oro, de los que aún quedan varios en Sevilla y que, curiosamente, suelen tener más manos masculinas que femeninas bordando, son las hermandades. En ellos recuperan la técnica usada en siglos pasados: ramas entrelazadas y motivos florales como la azucena, las rosas de pasión y los jazmines, que simbolizan la salvación, que siguen un eje simétrico que va desde el centro hasta la parte central de la cola del manto. 

El proceso de bordado

El proceso de bordado se inicia con el diseño dibujado en papel, mientras que las piezas del bosquejo se bordan en bastidores individuales, soportes que sirven para fijar y tensar el tejido para poder bordarlo posteriormente.

Después se pega la tela final grande sobre su base con almidón de arroz y en ésta se cose el papel y se borda cada pieza desde el centro de la tela final hacia afuera, retirando el papel a su paso.

Los trajes son restaurados una vez que se ha desgastado la tela manteniendo al máximo su versión original, de modo que hay piezas que siguen subsistiendo después de más de un siglo de ser creadas. El traje más antiguo documentado es la túnica de la figura del Cristo de las Tres Caídas de la Hermandad de San Isidoro, bordada en 1718 en oro sobre terciopelo granate. A pesar de esto hay una virgen en Sevilla cuyo manto destaca por encima del resto debido a sus detalles: el de la Macarena. 

22.-CRUZ DE GUÍA:

Es la encargada de abrir el cortejo de todas las hermandades que llevan a cabo su estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral. Es, por sí sola, un símbolo de cada corporación nazarena y, en muchos casos, piezas de indudable valor artístico. Además, la mayoría reflejan en sus tallas las características de cada hermandad y las distintas formas de entender la tradición: la sobriedad, el recogimiento, la austeridad; o también, la opulencia, riqueza o exuberancia.

En Vera Cruz esta insignia que abre la cofradía, tiene inscrita la leyenda “Toma tu cruz y sígueme” Y, en la Soledad de San Buenaventura también es titular de la hermandad ya que ésta se fundó en torno a la Cruz de Caño Quebrado, hoy representada en la cruz de guía, realizada en plata y sándalo, de la hermandad.

En Santa Cruz, cuatro faroles acompañan a su cruz de guía, en plata de ley, representando la Santa Cruz de cerrajería de su propio barrio y los cuatro puntos de luz que la iluminan. La Hermandad, en este caso, se convierte en una parte intrínseca de esta zona de la ciudad reflejada desde el inicio del cortejo procesional.

Hay otras cofradías con cruces de guía que tienen tallados elementos pasionistas en su crucero, como ocurre en las hermandades del Gran Poder, La Lanzada o la Exaltación. Todas ellas doradas sobre madera tallada de forma prodigiosa.

Las hermandades de la Quinta Angustia, Pasión o la Sagrada Mortaja  mantienen cruces alzadas como signo inequívoco de sobriedad. La primera de ellas, incluso velado con un paño morado. Se singulariza claramente el inicio de la procesión, que anuncia una forma clara el sentir y el vivir de esta tradición centenaria, que no es otra que la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

La de Pasión tiene un sonido inconfundible. Lleva una serie de campanillas al igual que ocurre con el acompañamiento de la cruz de guía de la Sagrada Mortaja, con servidores y libreas portando faroles de mano y el muñidor. Es uno de los sonidos más singulares de la Semana Santa de Sevilla. Y relacionada también con la música, la cruz de guía de la hermandad de los Servitas- que se puede observar en la imagen de la izquierda- es la única que escucha los sones de una música de capilla. Oír «saetillas» al contemplar el inicio de este cortejo es toda una delicia para los sentidos.

La hermandad de Las Siete Palabras mantiene una de las cruces de guía más antiguas de la capital hispalense. No obstante, si existe una imagen única en la Semana Santa de Sevilla, esa es la cruz de guía de la hermandad de la Amargura. La escena de los cuatro nazarenos con la cola recogida en su brazo, con la Cruz de Malta en el pecho, túnicas blancas, dos faroles, el fiscal y la Cruz… A pesar de ser reproducida en tantas ocasiones y ser símbolo de nuestra Semana Santa en tantas otras, esa Cruz es Sevilla en estado puro.

La exuberancia la podemos contemplar en muchas cofradías, sobre todo en las de barrio. Ejemplos claros se observan en las cruces de guía de las hermandades de la Esperanza de Triana y la Macarena. La plata de ley repujada rebosa en el inicio de estas cofradías que se dirigen al Templo Metropolitano desde dos de los barrios más emblemáticos de la ciudad. El trabajo de Jesús Domínguez y Manuel Seco Velasco, respectivamente, singularizó el inicio de estas comitivas de la Madrugá.

La cruz de guía de San Benito es otro ejemplo de esta tipología, donde cristalizó el gran trabajo de la talla a cargo de Antonio Martín con ángeles de Rafael Barbero. Otros ejemplos de cruces de guía de barrios se pueden admirar en la hermandad de Los Gitanos, obra de Antonio Vega; La Sed, de Manuel de los Ríos; en las cofradías de Montesión y La Estrella, ambas de Jesús Domínguez; en la cruz de guía de El Cachorro, obra de Rafael Román, realizada en plata y carey en el año 1917; La O, San Bernardo…

De todas formas, la bajada de la rampa de la Colegial del Divino Salvador de la cruz de guía de la Archicofradía del Amor portada por nazarenos negros, delante de los pequeños nazarenos blancos, es una estampa que abre la Semana Santa de Sevilla de siempre y que pone en marcha el reloj que refleja que todo se está consumando. Es el inicio de casi todo. Con esa cruz de guía pueden estar reflejado el alma y el corazón de tantos cofrades que piensan que un año más han llegado al encuentro con la Jerusalén de Occidente. 

23.-PENITENTES

Si bien todos los nazarenos, incluso los participantes directos de la procesión pueden estar realizando la estación de penitencia, por lo que son por definición, penitentes, definimos con este término a un grupo más concreto de las personas que van en la cofradía. 

Los penitentes son aquellos hermanos que visten el hábito de la corporación y que portan sobre el hombro una cruz, imitando así a Jesús camino del calvario, que en otros tiempos podían ser más cruces. Incluso hasta no hace mucho tiempo hubo en Sevilla penitentes que llevaban al hombro una cruz arbórea, el tronco real de un árbol para realizar la estación de penitencia en actitud de arrepentimiento y solicitud de perdón de Dios. No está tan lejos la época en la que incluso se colocaban grilletes en los tobillos para arrastrar así las cadenas de sus pies.

El término penitente (del latín paenitens, que se arrepiente) se utiliza en la actualidad para definir a los hermanos que portan cruz y no cirio, y que ocuparán en la cofradía un lugar muy específico. Históricamente correspondía a estos devotos el acompañamiento final de los pasos, tanto de Cristo como de palio, justo detrás de éstos, si bien a lo largo del tiempo se fue modificando esta norma y actualmente los tramos de penitentes se ubican en aquel lugar que, en función de las necesidades de la organización y estructura de la cofradía, deciden los responsables de la misma. 

Hoy pueden verse a los penitentes en muy distintos lugares de una cofradía cuando sale a la calle. Esto es, en medio de la misma, en los primeros tramos del cortejo o detrás de los pasos. Incluso, en los casos de mayor presencia de penitentes, se dividen entre los tramos de la cofradía y no salen todos juntos en el mismo lugar

En Sevilla hay varias cofradías que destacan por el elevado número de penitentes que realizan su estación con la cruz al hombro. Especialmente conocido es el caso de la Hermandad de Los Estudiantes, con sede en la capilla universitaria, que cada Martes Santo sale a las calles de Sevilla con un altísimo número de hermanos cuya papeleta de sitio corresponde a los tramos de penitentes para acompañar al Señor de la Buena Muerte y a la Virgen de la Angustia. 

24.-IMAGINEROS

La imaginería, la especialidad escultórica centrada en la representación plástica de temas religiosos, siempre ha sido un arte muy valorado y entendido a lo largo de la historia de nuestra ciudad. Ligada siempre a la Semana Santa, los más grandes autores, desde Martínez Montañés hasta Antonio Castillo Lastrucci, han aportado su arte a enriquecer la gran celebración primaveral de Sevilla.

Por ello, este estudio busca delimitar cuáles de estos autores han sido los que más obras procesionales presentan en la actualidad. Para realizar este análisis, no se han podido tener en cuenta buena parte de las obras realizadas para la Semana Santa en el siglo XVII y XVIII, ya que estas a pesar de su gran valor artístico, no presentan certificación total de quién fue el autor de la misma. La línea entre la atribución y la autoría es muy fina, y hemos intentando respetar hasta el máximo posible aquellas obras que, aunque haya casi unanimidad de quien fue su creador, no presenten una total seguridad de la firma de su autor.

Imagineros con autoría constatada de obras:

1.-Antonio Castillo Lastrucci: aporta 68 imágenes a la Semana Santa. Esto supone que alrededor de casi el 20 por ciento de todas las imágenes que procesionan en nuestra Semana Santa son obra de este prolífico autor. El discípulo de Antonio Susillo tiene obras procesionando todos los días de la semana, desde las vísperas hasta el Sábado Santo.

2.-Luis Ortega Bru: El escultor sanroqueño aporta a la imaginería de la Semana Mayor 23 obras. Ayuda a alcanzar esta importante cifra el numeroso apostolado que talló para la hermandad de la Cena.

3.-José Antonio Navarro Arteaga: El escultor del taller de Muro de los Navarros, puede decir que es el artista “vivo” con más obras actualmente en la Semana Santa de Sevilla. Ha participado en importantes misterios como el de la flagelación de las Cigarreras o en nuevas hermandades de vísperas como los titulares del Divino Perdón de Alcosa. Actualmente aporta 17 imágenes.

4.-Luis Álvarez Duarte: El consagrado imaginero tiene una variada producción de obras que van desde bellísimas dolorosas como la Virgen de Guadalupe o Patrocinio a crucificados como el Cristo de la Sed, pasando por algunas imágenes secundarias. Aglutina 15 imágenes procesionales.

5.-Juan de Astorga: El de Archidona fue un afamado escultor en los inicios del siglo XIX. Realizó numerosas obras para Sevilla entre las que destacan la Virgen de la Esperanza de la hermandad de la Trinidad junto con algunas atribuciones muy cercanas como la Virgen de la Presentación del Calvario. Posee 14 imágenes reconocidas.

6.-Antonio Illanes: El escultor umbreteño es otro de los más notables artistas del siglo XX. Todas las imágenes de la Hermandad de la Paz, la Virgen de las Tristezas o el Cristo de las Aguas llevan su firma. 12 imágenes son de su producción.

7.-José Manuel Bonilla Cornejo: Su aporte se centra básicamente en dos hermandades La Misión y El Sol. En estas, ha realizado todas las imágenes procesionales, lo que le permite aportar 10 obras a la Semana Santa sevillana.

8.-Sebastián Santos: El escultor onubense deja un rico legado imaginero de obras en Sevilla. El Señor de la Cena, la Virgen de la Merced o la imagen de Santa Marta de dicha hermandad son de su autoría. Como curiosidad, todas las imágenes que procesionan de Santos son titulares en sus respectivas corporaciones. Acumula 8 imágenes.

9.-Juan de Mesa: Situar a Juan de Mesa en el número 9 de cualquier ranking de imagineros parece cuanto menos un sacrilegio. El cordobés tiene “sólo” documentadas 6 obras  que procesionan en nuestra Semana Santa. No hace falta ni referir el nivel artístico ni devocional de las mismas.

10.-José Fernández Andes: El imaginero sevillano es otro que acumula 6 obras en su aportación semanasantística. Es otro, al igual que Sebastián Santos, que solo ha aportado imágenes que son titulares de sus hermandades. Como botón de muestra tenemos a la hermandad de los Gitanos o la Virgen de Gracia y Esperanza

El taller de Pedro Roldán

Un apéndice aparte merece el prolífico taller de Pedro Roldán. Por cuestiones de antigüedad, es difícil que muchas imágenes realizadas en el siglo XVII tengan una certificación total del autor de las mismas. Las actuales técnicas de análisis, que estudian los rasgos de estas esculturas, pueden determinar, con casi toda seguridad en muchos de los casos, de donde puede proceder esa obra artística. Y esto básicamente lo que sucede con el taller de este insigne imaginero sevillano. Actualmente solo se puede afirmar con casi total seguridad que el Señor del Descendimiento de la Hermandad de la Quinta Angustia y el Nazareno de la O sean obra suya. Después, atribuidos a él, a su taller, o a su hija La Roldana encontramos más de 25 obras en nuestra Semana Mayor. Casos como el del señor de Las Penas de San Vicente, el Cristo de las Misericordias o el Cristo de la Hermandad de la Exaltación. Probablemente, muchas de estas imágenes fueron finalmente esculpidas por él o por discípulos suyos.

Si pasamos a analizar, que escultores han aportado más imágenes de Jesús a nuestra semana mayor, el ranking varía claramente, aunque la lista la siga encabezando Castillo Lastrucci.

Autores que más imágenes poseen del Señor

1.-Antonio Castillo Lastrucci: 6 imágenes

2.-Antonio Illanes: 4 imágenes

3.-Juan de Mesa: 4 imágenes

4.-Francisco Buiza: 3 imágenes

5.-Luis Ortega Bru: 3 imágenes

En cuanto a las imágenes de la Virgen, también la lista de autores más prolíficos presentan las siguientes curiosidades. Autores que más imágenes poseen de la Virgen

1.-Sebastián Santos: 5 imágenes

2.-Antonio Castillo Lastrucci: 5 imágenes

3.-Luis Álvarez Duarte: 5 imágenes

4.-Antonio Illanes: 3 imágenes

5.-Juan de Astorga: 3 imágenes

Sebastián Santos encabeza junto a Luis Alvarez Duarte una lista en la que también aparece de nuevo Antonio Castillo Lastrucci. 

25.-EL AGUAÓ

El aguador o aguaó, en el habla del pueblo es el encargado de ofrecer, acercar y repartir el agua entre los miembros de la cuadrilla de costaleros de cada paso. Así, los aguadores asisten siempre que el paso esté detenido (arriado) a los hombres de abajo para distribuir con la mayor eficacia, rapidez y orden posible, el agua que éstos requieren en cada momento.

Como nos encontramos ante un esfuerzo físico de indudable cuantía, es muy necesaria la ingesta de líquido. Por eso el papel de los aguadores es fundamental, refrescan a unos hombres que realizan una actividad muy dura en condiciones complicadas de espacio y temperatura que ponen en riesgo la óptima hidratación de los costaleros. El agua que los aguadores sirven viene a ser, por tanto, un elemento fundamental de las cofradías en la calle.

Históricamente los aguadores, oficio callejero durante siglos implantado en la sociedad andaluza, vendían el agua que portaban en sendas vasijas de barro cocido. Con ellas la servían en vasos y cazos con los que medían la cantidad que pedía el cliente.

(Véase el célebre cuadro “El aguador de Sevilla”) obra de la etapa joven del insigne pintor sevillano Velázquez. Era el mismo sistema para refrescarse que existía entre los trabajadores del campo. En botijos o búcaros se transportaba sobre los lomos de las bestias el agua necesaria para combatir la sed y el calor.

Era agua casi fría, milagrosa para luchar contra el sofocante calor del sur de la península. De aquella costumbre o necesidad social  se heredó el uso de los recipientes que aún hoy pervive especialmente en el mundo rural. Se utilizan los recipientes de barro para conservar baja la temperatura del agua y los aguadores de los pasos de Semana Santa, en muchos casos, llevan a cabo su trabajo de la citada guisa, siendo un guiño a la historia de nuestro pueblo.

Los aguadores de la Semana Santa también sirvieron el agua en recipientes de barro y es por eso que, hoy en día, pueden verse los botijos o búcaros en manos de muchos aguadores, si bien la mayoría de ellos llevan el agua en recipientes de plástico, preparados y muy prácticos para el transporte y la distribución del agua.


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