domingo, 30 de junio de 2024

CURIOSIDADES: PIEDRA LLOROSA


 

A pocos metros de donde se ubicaba la Puerta Real, encontramos, aún hoy en día, un bloque de piedra que se conoce como “La Piedra Llorosa de Sevilla”. Según la tradición, fue el lugar donde un influyente personaje de la ciudad se sentó a llorar de impotencia por los tristes hechos ocurridos.

Como suele ocurrir en estos relatos, mezcla de historia y leyenda, hay datos difíciles de precisar. En el caso de la Piedra Llorosa, el protagonista es, en unos relatos, Juan José García de Vinuesa; en  otros, Miguel de Carvajal y Mendieta. El primero era Teniente de Alcalde en 1857 y el segundo, Alcalde de la ciudad.

Según los datos, sería el Alcalde, Miguel de Carvajal el protagonista, aunque otras fuentes señalan directamente a García de Vinuesa como la persona que lloró de impotencia sentado en ella.

Miguel de Carvajal fue alcalde de Sevilla dos veces (1845-1846 y 1856-1858). Durante su mandato se realizó el primer tramo de ferrocarril al puerto de Sevilla y se organizaron festejos con motivo del nacimiento del que sería Alfonso XII.

Juan José García de Vinuesa fue alcalde de Sevilla poco después de Carvajal, desde 1859 hasta su muerte en 1865. Entre ambos hubo un alcalde, Gonzalo Segovia y García, el cual estuvo solo unos meses.

García de Vinuesa fue uno de los alcaldes más queridos y respetados de la ciudad. La reina Isabel II lo definió como Alcalde-Modelo por sus reformas y su gestión. Aunque también es cierto que gran parte de la muralla almohade de Sevilla se derriba bajo su mandato. Falleció por la epidemia de cólera de 1865, atendiendo y ayudando a enfermos en Triana, algo que hizo que la ciudad lo recordara con cariño y le dedicara una de sus principales calles, la antigua calle del Mar en el Arenal.

¿Qué ocurrió para que uno de estos dos personajes citados sintiera tal importancia como para sentarse a llorar amargamente sobre la citada Piedra Llorosa de Sevilla?

En el año 1857 se produjo un pronunciamiento popular liderado por jóvenes de la media burguesía sevillana. El movimiento, según las fuentes, contaba con apenas una treintena de jóvenes que partió de Sevilla hasta Ronda, reivindicando República y Libertad. Recorrieron las diferentes localidades que encontraban por el camino. La primera por la que pasaron fue Utrera y de ahí, la idea era, en un principio, seguir hasta El Coronil para llegar a Morón de la Frontera. Desde Utrera finalmente decidieron dirigirse a Arahal, Paradas y Marchena para desde ahí bajar a Morón. Prosiguieron adentrándose en la Serranía de Ronda hasta llegar a Pruna, Alcalá del Valle, Setenil de las Bodegas y Benaoján.

En cada localidad que atravesaban fueron sumando sublevados a la causa. Los motivos eran principalmente las malas cosechas y el atraso del campo andaluz. Estas revueltas han sido algo frecuente y cíclico, aproximadamente cada década, coincidiendo con períodos de sequía. Llegaban períodos de carestía debido a las malas cosechas y eso provocaba escasez de productos agrícolas, la consiguiente subida de precios y el consecuente malestar.

Se produjeron en la década de los años cuarenta, en la década de los cincuenta y tendrían su culmen, en la de 1868 conocida como  “La Gloriosa”, que terminó uniendo a militares y derrocando del trono a Isabel II.

La primera parada que los insurrectos realizaron en su ruta fue como hemos dicho Utrera. Allí tomaron armas y sumaron hombres. También lo harían en Arahal, donde además quemaron los archivos públicos de la localidad.

En cada parada aprovechaban para armarse, coger caballos y hasta instrumentos musicales como en Utrera, donde robaron tambores y cornetas de la Sociedad Filarmónica para ir anunciando su llegada allí por donde pasaban.

La Guardia Civil los frenó en Marchena, produciéndose un tiroteo con víctima mortal y varios prisioneros. Los insurrectos pensaban que en la Serranía de Ronda se unirían a un ejército de 30 mil hombres que los esperaban para volver a Sevilla e incendiar muchas casas de la ciudad, pero, en la Sierra, no esperaba nadie.

Lo que sí salió de Sevilla, en su búsqueda, fue una columna defensiva que iba directamente a frenarlos y apresarlos algo que ocurrió en Benaoján. Allí muchos fueron sorprendidos y abatidos, superando las cuarenta víctimas y varias decenas de presos. Algunos consiguieron huir dirección Gibraltar. Estos hechos aparecen en uno de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, concretamente en el que lleva el título de “O´Donell”

El pronunciamiento popular fue severamente aplastado por el gobierno de Narváez, algo que produjo víctimas mortales y encarceladas (según la fuente que se consulte, las cifras oscilan entre la veintena y el centenar). Los apresados fueron llevados a la prisión que era por entonces el antiguo convento de San Laureano (edificio junto al cual se sitúa la piedra).

Días después, los encarcelados serían ejecutados en el Campo de Marte, actual Plaza de Armas, ante la indignación de unos y la alegría de otros. Todo fue tan rápido que no dio lugar a que llegaran las peticiones de indulto  que se reunieron en todas las poblaciones, llegando casi al centenar de páginas firmadas pidiendo clemencia. Entre estas firmas se encontraba la de la infanta María Luisa, hermana de la reina Isabel II y esposa de Antonio de Orleans, duque de Montpensier. Estos hechos provocaron la impotencia del personaje en cuestión, para unos el Alcalde y para otros el por entonces Teniente de Alcalde. Uno de ellos, fuera quién fuera, salió por la Puerta Real, se sentó en un bloque de granito que se encontraba a la entrada de la prisión, el antiguo convento de San Laureano y allí sentado lloró por no haber podido frenar aquella barbarie

La Piedra Llorosa de Sevilla no se encontraba exactamente donde hoy la vemos. Con las obras de reurbanización de la zona, se trasladó unos metros hacia atrás en época reciente para no entorpecer el tránsito de peatones y vehículos. Cuando ocurrieron los hechos, la piedra se encontraba a pocos metros de la antigua Puerta Real, llamada en origen Puerta de Goles,  que desaparecería cinco años después, en 1862, precisamente bajo el mandato de García de Vinuesa.



"Según la tradición popular, sobre este sillar, llamado desde entonces "La Piedra Llorosa", se sentó a llorar amargamente el 11 de julio de 1857, el entonces alcalde de la ciudad al contemplar, tras tratar de impedirlo sin éxito, el fusilamiento de 82 jóvenes de Sevilla, en la vecina Plaza de Armas del Campo de Marte.
El Ayuntamiento de Sevilla alzó es te recuerdo en memoria de la cívica actitud ejemplar de aquel alcalde y como recordación futura contra la pena de muerte.
Sevilla 1857-2008"

Sus "restos", los de la antigua puerta, estuvieron durante años a la espera de ser reconstruidos para servir de entrada al cementerio de San Fernando, inaugurado apenas nueve años antes, en 1853, algo que nunca ocurrió. 

¿Quién lloró en la Piedra Llorosa?

La mayor parte de las fuentes que hacen alusión a la Piedra Llorosa de Sevilla suelen decirnos que fue el alcalde de la ciudad (en 1857 era Miguel de Carvajal), sin dar nombres. Cuando sí dan nombre, suelen dar el de García de Vinuesa, el cual llegaría a alcalde en 1859, dos años después de que ocurrieran los hechos.

Al haber sido posteriormente alcalde y haber sido también más famoso García de Vinuesa que Carvajal, quizás el imaginario colectivo ha dado por hecho que sea su nombre el que haya quedado como protagonista de esta historia. Los hechos narrados son históricos, si el personaje se sentó o no a llorar es la parte legendaria y como suele pasar con las leyendas, queda libre para el lector imagina quién lloró de impotencia sentado en ese bloque de granito, hecho que quizás nunca ocurrió, quién sabe

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