domingo, 30 de junio de 2024

CURIOSIDADES: PIEDRA LLOROSA


 

A pocos metros de donde se ubicaba la Puerta Real, encontramos, aún hoy en día, un bloque de piedra que se conoce como “La Piedra Llorosa de Sevilla”. Según la tradición, fue el lugar donde un influyente personaje de la ciudad se sentó a llorar de impotencia por los tristes hechos ocurridos.

Como suele ocurrir en estos relatos, mezcla de historia y leyenda, hay datos difíciles de precisar. En el caso de la Piedra Llorosa, el protagonista es, en unos relatos, Juan José García de Vinuesa; en  otros, Miguel de Carvajal y Mendieta. El primero era Teniente de Alcalde en 1857 y el segundo, Alcalde de la ciudad.

Según los datos, sería el Alcalde, Miguel de Carvajal el protagonista, aunque otras fuentes señalan directamente a García de Vinuesa como la persona que lloró de impotencia sentado en ella.

Miguel de Carvajal fue alcalde de Sevilla dos veces (1845-1846 y 1856-1858). Durante su mandato se realizó el primer tramo de ferrocarril al puerto de Sevilla y se organizaron festejos con motivo del nacimiento del que sería Alfonso XII.

Juan José García de Vinuesa fue alcalde de Sevilla poco después de Carvajal, desde 1859 hasta su muerte en 1865. Entre ambos hubo un alcalde, Gonzalo Segovia y García, el cual estuvo solo unos meses.

García de Vinuesa fue uno de los alcaldes más queridos y respetados de la ciudad. La reina Isabel II lo definió como Alcalde-Modelo por sus reformas y su gestión. Aunque también es cierto que gran parte de la muralla almohade de Sevilla se derriba bajo su mandato. Falleció por la epidemia de cólera de 1865, atendiendo y ayudando a enfermos en Triana, algo que hizo que la ciudad lo recordara con cariño y le dedicara una de sus principales calles, la antigua calle del Mar en el Arenal.

¿Qué ocurrió para que uno de estos dos personajes citados sintiera tal impotencia como para sentarse a llorar amargamente sobre la citada Piedra Llorosa de Sevilla?

En el año 1857 se produjo un pronunciamiento popular liderado por jóvenes de la media burguesía sevillana. El movimiento, según las fuentes, contaba con apenas una treintena de jóvenes que partió de Sevilla hasta Ronda, reivindicando República y Libertad. Recorrieron las diferentes localidades que encontraban por el camino. La primera por la que pasaron fue Utrera y de ahí, la idea era, en un principio, seguir hasta El Coronil para llegar a Morón de la Frontera. Desde Utrera finalmente decidieron dirigirse a Arahal, Paradas y Marchena para desde ahí bajar a Morón. Prosiguieron adentrándose en la Serranía de Ronda hasta llegar a Pruna, Alcalá del Valle, Setenil de las Bodegas y Benaoján.

En cada localidad que atravesaban fueron sumando sublevados a la causa. Los motivos eran principalmente las malas cosechas y el atraso del campo andaluz. Estas revueltas han sido algo frecuente y cíclico, aproximadamente cada década, coincidiendo con períodos de sequía. Llegaban períodos de carestía debido a las malas cosechas y eso provocaba escasez de productos agrícolas, la consiguiente subida de precios y el consecuente malestar.

Se produjeron en la década de los años cuarenta, en la década de los cincuenta y tendrían su culmen, en la de 1868 conocida como  “La Gloriosa”, que terminó uniendo a militares y derrocando del trono a Isabel II.

La primera parada que los insurrectos realizaron en su ruta fue como hemos dicho Utrera. Allí tomaron armas y sumaron hombres. También lo harían en Arahal, donde además quemaron los archivos públicos de la localidad.

En cada parada aprovechaban para armarse, coger caballos y hasta instrumentos musicales como en Utrera, donde robaron tambores y cornetas de la Sociedad Filarmónica para ir anunciando su llegada allí por donde pasaban.

La Guardia Civil los frenó en Marchena, produciéndose un tiroteo con víctima mortal y varios prisioneros. Los insurrectos pensaban que en la Serranía de Ronda se unirían a un ejército de 30 mil hombres que los esperaban para volver a Sevilla e incendiar muchas casas de la ciudad, pero, en la Sierra, no esperaba nadie.

Lo que sí salió de Sevilla, en su búsqueda, fue una columna defensiva que iba directamente a frenarlos y apresarlos algo que ocurrió en Benaoján. Allí muchos fueron sorprendidos y abatidos, superando las cuarenta víctimas y varias decenas de presos. Algunos consiguieron huir dirección Gibraltar. Estos hechos aparecen en uno de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, concretamente en el que lleva el título de “O´Donell”

El pronunciamiento popular fue severamente aplastado por el gobierno de Narváez, algo que produjo víctimas mortales y encarceladas (según la fuente que se consulte, las cifras oscilan entre la veintena y el centenar). Los apresados fueron llevados a la prisión que era por entonces el antiguo convento de San Laureano (edificio junto al cual se sitúa la piedra).

Días después, los encarcelados serían ejecutados en el Campo de Marte, actual Plaza de Armas, ante la indignación de unos y la alegría de otros. Todo fue tan rápido que no dio lugar a que llegaran las peticiones de indulto  que se reunieron en todas las poblaciones, llegando casi al centenar de páginas firmadas pidiendo clemencia. Entre estas firmas se encontraba la de la infanta María Luisa, hermana de la reina Isabel II y esposa de Antonio de Orleans, duque de Montpensier. Estos hechos provocaron la impotencia del personaje en cuestión, para unos el Alcalde y para otros el por entonces Teniente de Alcalde. Uno de ellos, fuera quién fuera, salió por la Puerta Real, se sentó en un bloque de granito que se encontraba a la entrada de la prisión, el antiguo convento de San Laureano y allí sentado lloró por no haber podido frenar aquella barbarie

La Piedra Llorosa de Sevilla no se encontraba exactamente donde hoy la vemos. Con las obras de reurbanización de la zona, se trasladó unos metros hacia atrás en época reciente para no entorpecer el tránsito de peatones y vehículos. Cuando ocurrieron los hechos, la piedra se encontraba a pocos metros de la antigua Puerta Real, llamada en origen Puerta de Goles,  que desaparecería cinco años después, en 1862, precisamente bajo el mandato de García de Vinuesa.



"Según la tradición popular, sobre este sillar, llamado desde entonces "La Piedra Llorosa", se sentó a llorar amargamente el 11 de julio de 1857, el entonces alcalde de la ciudad al contemplar, tras tratar de impedirlo sin éxito, el fusilamiento de 82 jóvenes de Sevilla, en la vecina Plaza de Armas del Campo de Marte.
El Ayuntamiento de Sevilla alzó es te recuerdo en memoria de la cívica actitud ejemplar de aquel alcalde y como recordación futura contra la pena de muerte.
Sevilla 1857-2008"

Sus "restos", los de la antigua puerta, estuvieron durante años a la espera de ser reconstruidos para servir de entrada al cementerio de San Fernando, inaugurado apenas nueve años antes, en 1853, algo que nunca ocurrió. 

¿Quién lloró en la Piedra Llorosa?

La mayor parte de las fuentes que hacen alusión a la Piedra Llorosa de Sevilla suelen decirnos que fue el alcalde de la ciudad (en 1857 era Miguel de Carvajal), sin dar nombres. Cuando sí dan nombre, suelen dar el de García de Vinuesa, el cual llegaría a alcalde en 1859, dos años después de que ocurrieran los hechos.

Al haber sido posteriormente alcalde y haber sido también más famoso García de Vinuesa que Carvajal, quizás el imaginario colectivo ha dado por hecho que sea su nombre el que haya quedado como protagonista de esta historia. Los hechos narrados son históricos, si el personaje se sentó o no a llorar es la parte legendaria y como suele pasar con las leyendas, queda libre para el lector imagina quién lloró de impotencia sentado en ese bloque de granito, hecho que quizás nunca ocurrió, quién sabe

sábado, 29 de junio de 2024

CURIOSIDADES: CALLES DE OLAVIDE (I)

 

Calle Pavía





Calle Descalzos





Calles datadas por Pablo de Olavide en 1771

Calle ABC: actual calle Bailén 

En el pasado, el actual espacio de Bailén recibió diversos nombres. El tramo com­prendido entre San Pablo y Pedro del Toro se llamó, al menos desde la primera mitad del XV, Dormitorio de San Pablo pues bordeaba el del convento dominico del mismo título. El resto de la calle, hasta Alfonso XII, estaba rotulado como calle del A B C, topónimo de origen no muy claro, aunque el erudito González de León lo atribuye a unas escuelas de niños allí situada en tiempos del rey Pedro I. 

A mediados del s. XIX el nombre de Dormitorio de San Pablo se sustituye por el de Bailén, en memoria de la famosa batalla de la guerra de la Independencia que tuvo lugar en 1808 y en la que las tropas napoleónicas fueron derrotadas por el general Castaños. Finalmente, quizás tras la Revolución de l868, ese topónimo se hizo extensivo también a la calle del A B C, cuyo rotulo desapareció del nomenclátor sevillano. En 1937 se decide rotular como Santa María Magdalena al tramo compren­dido entre San Pablo y San Eloy, sin duda por la proximidad de la parroquia del mismo nombre. Posteriormente debió ser desestimado, pues en la documentación municipal no se encuentran más referencia al mismo ni aparece recogido por la planimetría. Santiago Montoto relaciona también con Bailén otros topónimos antiguos tales como Monasterio de la Merced, Pergaminería Vieja y la plazoleta de Matías Gordillo, que, según el citado erudito, designaría en el pasado a un ensanche situado en la mediación de la calle. No se han encontrado otras pruebas documentales de tales nombres referidos expresamente a Bailén.

Calle Catalanes:

Carlos Cañal y Migolla. Nació en Sevilla el año 1876 - † Sanlúcar de Barrameda, en el año 1939. Cultivo las Letras con temas históricos, políticos y sociológicos. Fue Ministro de Trabajo en el año 1920 con El Presidente Eduardo Dato, en el año 1922 volvió a ser Ministro esta vez de Gracia y Justicia. 

Desde el año 1385 se llamó calle Catalanes por los vecinos Catalanes que vivían en esta, en el siglo XVII se llamó calle de San Buenaventura por el Convento del mismo nombre fundado en el año 1605, posteriormente se volvió a llamar calle Catalanes, ya en el siglo XX se le llamó Carlos Cañal y sigue en la actualidad. Fue Presidente del Ateneo Sevillano y Fundador de la Asociación Sevillana de Caridad, fundada el día 1 de abril del año 1900, vivió en esta calle.

Calle Ciprés: actual calle Argote de Molina

Calle formado por dos tramos: Al primer tramo se le llamó calle Estrella y posteriormente se le llamó calle de los Marmolejos, de los Castellanos y calle de las Cadenas. En el año 1631, se llamó Horno de las Brujas En 1771, con Olavide pasó a calle Ciprés. En 1863 se le llamó calle del Monte Pío. En el año 1868 a los dos tramos se les llama Argote de Molina y continúa así en la actualidad. Argote de Molina fue militar, humanista y veinticuatro de Sevilla

Calle Compañía: actual calle Laraña

Es una céntrica vía comercial de la ciudad. Desde finales del siglo xvi fue conocida como calle de la Compañía, por la casa jesuita instalada en ella desde 1557, y a partir del siglo xviii fue denominada calle de la Universidad, habitado por los mencionados jesuitas desde 1771, y finalmente en 1903 se le otorgó su actual nombre en memoria de Manuel Laraña Fernández  (1815-1903), abogado, político y catedrático español. 

Dentro de los inmuebles destacados se localiza la Iglesia de la Anunciación, obra del siglo xvi y perteneciente a la Compañía de Jesús; el edificio de la Facultad de Bellas Artes, levantado en 1975, el palacio de los Marqueses de la Motilla, de estilo toscano, y el Espacio Turina, edificio que albergó desde 1950 el antiguo teatro Álvarez Quintero.

Calle de la Perla: actual calle Perla

Discurre desde la calle Corral del Rey hasta Muñoz y Pabón: "Calle de la Perla. Parece que á propósito, ó por íronía le han puesto los nombres de las cosas mas preciosas à las calles peores de Sevilla. La de la Plata es un callejon muy malo, ésta de la Perla, que no sé porque se llame así, es un pasadizo de calle muy pequeño y estrecho que pasa desde la calle del Corral del Rey à la de san Nicolas, en cuya parroquia se halla y en el cuartel B" (González de León, 1839, p. 396).

Calle Descalzos:

Le viene el nombre a esta calle al estar ubicada en uno de los laterales del Convento de Dominicos Descalzos, fundado en el siglo XVII. En el siglo XVII, se llamó Campanas de los Trinitarios Descalzos. Posteriormente se llamó calle de la Sopa y a continuación se le renombró como actualmente: Descalzos.

Calle de las Cruzez: actual calle Cruces (*)

Calle Lavadero de la Caridad: actual calle Pavía.

La calle del Lavadero mantuvo este nombre hasta 1850, que se le cambió por el de Pavía recordando a la batalla del mismo nombre el 24 de Febrero de 1525 entre el ejército francés al mando del Rey Francisco I y las tropas germano-españolas del Emperador Carlos V, saliendo victoriosa la española.

También fue conocida esta calle con el nombre de Lavadero de la Caridad por estar en ella los que servían para lavar las ropas de los enfermos de esta gran institución, la que fundara el conocido Miguel de Mañara. 

Calle de los Mármoles: actual calle Mármoles

Discurre desde la calle aire hasta la plaza de Ramón Ibarra Llosent a la que llega a la vez que las calles Muñoz y Pabón y Federico Rubio.​ Tanto con el antiguo título de «calle de las Columnas de Hércules» como con el actual, alude a tres columnas allí sitas, vestigio de la época romana: 

"Calle de los Mármoles. Està situada en el cuartel B. y en la parroquia de san Nicolas. Segun el respetable autor de las antiguedades de Sevilla, Rodrigo Caro, el templo que los Romanos dedicaron á Hércules en esta ciudad, que era magnífico, tenia un pórtico con seis grandes columnas que venia á estar donde ahora esta calle, de la cual se sacaron las dos columnas colosales que están colocadas á la entrada de la Alameda Vieja. El analista don Diego Ortiz de Zúñiga, disiente de esta opinion, y dice que estas columnas fueron de las seis que puso Hércules en su primer venida á descubrir la tierra, antes de labrarse la ciudad, y sobre ella puso una gran piedra con una inscripcion que decia: aquí será la gran ciudad; y que estas columnas (las que tienen los Hércules de la Alameda) se sacaron del sitio en que está el hospital de santa Marta, y que las otras permanecian en esta calle. Alguna contradiccion encuentro, y entiendo mal el testo de nuestro analista, en cuanto al sitio de donde se sacaron estas columnas; pues estando por la opinion de que son las que puso Hércules al descubrir la tierra, y diciendo al mismo tiempo que las otras permanecen en esta calle, es claro que aquí tambien estarian las que se sacaron y no del sitio de santa Marta, que hay larga distancia. Mas dejando esta cuestion, la comun opinion y la mayor concordancia entre los autores, es que huvo un gran templo dedicado á Hércules por los romanos, y que estuvo donde ahora la parroquia de san Nicolás y esta calle; y aunque nuestro analista (siempre respetable en sus opiniones, por el estudio, conocimientos, tino y verdad con que escribió) sostiene que las columnas son mas antiguas que de los romanos, con lo cual pretende probar que no son del citado templo, no es argumento de gran prueba, pues bien puede ser que siendo las mismas que trabajo, (ó puso) Hércules, hallándolas los romanos al labrar el templo las colocasen en su pórtico, y de este modo ser una cosa y otra. Lo cierto es que en esta calle permanecen en la actualidad otras cuatro columnas, que se ven en sus casas, iguales en tamaño á las que están en la Alameda, y que por estas columnas se llamó la calle antiguamente de las Columnas de Hércules y hoy de los Mármoles con la misma alucion. En ella estaba la casa principal del conde Orgáz. Es muy estrecha y pasa desde la de san Nicolas à la del Aire" (González de León, pp. 357-358

Calle Imperial:

Discurre desde la Plaza de San Leandro hasta la calle San Esteban. ​ Honra con el título a Antonio Imperial, provisor y canónigo de la Catedral de Sevilla: "Calle Imperial. Corresponde al cuartel D., y por mitad à las parroquias de Santiago y san Estevan; el nombre se lo dió el licenciado Antonio Imperial, provisor y canónigo de esta catedral, por haber vivido en ella muchos años. La calle es muy larga; pero estrecha y pasa desde la plaza de san Leandro hasta la calle de san Esteban. En esta calle estuvo el convento de padres Diaguinos desde el dia 25 de abril de 1817, hasta el 30 de marzo de 1819, en que pasaron á la iglesia y casas de san Antonio Abad; por haber omado pocesion del señor san Luis que ocupaban los padres Jesuitas sus antiguos dueños. Aquí estuvieron en una casa particular" (González de León, 1839, pp. 334-335)

Calle Matamoros: actual calle Antillano Campos

Su nombre se debe así por Francisco Antillano Campos. Fue héroe de la guerra de Marruecos. Primer Teniente de las fuerzas Regulares de Ceuta. En el hecho de armas realizado en la Peña de Beni-Hosmar (Tetuán) el día 16 de enero de 1915, al mando de doce hombres, tomó una posición en la vanguardia, ocupada por numerosos enemigos. En cuyo hecho, demostró gran valor y acierto, teniendo seis bajas en la tropa a sus órdenes y siendo él mortalmente herido. Fue ascendido posteriormente al empleo de capitán. Se le concedió la medalla Laureada de San Fernando el 20 de agosto de 1915.

Calle formada por la unión de las Calles Matamoros y Cuchilleros, en el año 1859 se le llamo calle Nuevo Mundo. En el año 1815 se llamo calle Antillano Campos y continúa así en la actualidad.

Calle Trasbolso: actual calle Mariscal

Une la plaza de Refinadores con la calle Doncellas, tiene 101 cm  de anchura en su parte más estrecha, lo que la convierte en la más estrecha de Sevilla. Le debe su nombre al mariscal Diego Caballero, aunque durante los dos últimos siglos ha cambiado su rotulación con la denominación completa o abreviada. 

Con anterioridad recibió distintos nombres como Trasbolso (s. XVI) debido a su proximidad a un banco. Se trata de «la más angosta que hay en Sevilla pues con dificultad caben por ella dos personas pareadas», como decía González de León, según se indica en el tomo II del «Diccionario histórico de las calles de Sevilla».

Muchas son las calles y callejones que abren sendas en los barrios de Sevilla, algunas de las más estrechas se extienden entre el centro y el barrio Santa Cruz, antigua judería de la ciudad. La calle Mariscal se posiciona entre estas últimas, siendo probablemente la calle más estrecha de toda la urbe hispalense, de hecho fue descrita por González de León como la más angosta que hay en Sevilla. 

Con varias partes, nace en la plaza refinadores, se estrecha levemente a mitad, para ensancharse ampliamente antes de llegar a la calle Cruzez. En 1868 se le da su actual nombre, Mariscal, cambió en 1935 por calle Mariscal Diego Caballero, en honor a dicho personaje que vivió en el barrio, volviendo a rotularse Mariscal en 1949.

Entre los años 1553 y 1575, Pedro de Morga fue director de un banco situado en las inmediaciones de esta calle en el barrio de Santa Cruz y que quebró a causa de la segunda bancarrota de Felipe II. Este hecho alcanzó una gran repercusión sobre el comercio ultramarino, provocando serias dudas sobre la fiabilidad de la banca privada en esta época.

Por este motivo, la calle fue conocida hasta su actual denominación como Calle del Trasbolso.

Calle Trasera de S. Ildefonso: actual calle Rodríguez Marín.

(*) Reseñada en otra entrada: calles

CURIOSIDADES: CALLES DE OLAVIDE (II)


 Calle Pedro Niño








Calle San Diego



Calles datadas por Pablo de Olavide en 1771

Calle Abades Alta: actual calle Abades

Se ubica en pleno casco antiguo, en las inmediaciones de la Catedral y la plaza de La Virgen de los Reyes. Va de Corral del Rey a Mateos Gagos y es paralela a Don Remondo. Esta calle formó parte de Sevilla ya en la época romana.

En el siglo xiii, Fernando III le dio el nombre de Abades porque allí vivían clérigos y canónigos, ya hecha catedral y por estar cerca del palacio arzobispal. En 1983 fue adquirida por el Estado y restaurada para la ubicación de las Reales Academias de las Buenas Letras, Bellas Artes y Medicina. En esta calle fueron encontrados los capiteles corintios que rematan los fustes de las columnas colocadas en la Alameda de Hércules.

Hay una letrilla popular sobre esta calle: "En la calle Abades, todos son tíos y ninguno padres".

En 1298, en época árabe, se ha dicho de que se encontraron subterráneos y cimentación de una casa (según Argote de Molina), en la que estuvo la Escuela de Magia Diabólica que tenían los moros. En su subsuelo existe una red de laberintos de callejones y tabiquerías. En el número 43, ya en nuestros día, estuvo la Escuela Francesa. Y en el número 16, nació y murió el canónigo Francisco Muñoz y Pavón. En el número 14 se encuentra el noble edificio de la casa de los Pinelo, construida en el siglo xvi para Diego Pinelo, canónigo de la catedral.

Calle Ataúd: Desaparecida, desembocaba en calle Vida

Calle Costales: actual calle San Felipe 

Su nombre se debe así por estar situada a la espalda del convento de San Felipe Neri. A finales del siglo XVI, se le llamó calle del Doctor Cuevas. Posteriormente, se llamó calle Costales. En el año 1845, se llamó calle San Felipe y continúa así en la actualidad.

Calle Cruz de la Parra: actual calle Monsalves 

La vía discurre desde la calle Silencio hasta la Plaza del Museo: ​"Calle de los Monsalves. Corresponde al cuartel A. y á la parroquia de san Vicente. La antigua casa de los caballeros Monsalves situada en esta calle le ha dado el nombre. La casa es magnífica de grande fachada de balconaje, con dos puertas, con portadas muy arregladas de medias columnas de piedra tosca, con su cornisa y encima el escudo de armas de este noble linage. La calle es ancha, y pasa desde la de san Eloy, (aunque ya advertí que un pedazo tiene otro nombre) y concluye en la del Clavel". (González de León, 1839, p. 365

Calle de la Muerte: actual calle Susona. 

Susona, una mujer cuyos designios del corazón acabaron con toda su familia. A finales del siglo XV, los judíos de Sevilla eran técnicamente judioconversos por presión de la Santa Inquisición, pero aún así, recibían todo tipo de amenazas y desprecio por parte de los cristianos. Hartos de esta situación decidieron montar una rebelión. El lugar en el que se reunieron para organizarla fue la casa de Diego Susón, cabecilla de la revuelta y padre de Susona Ben Susón, que era conocida como «la fermosa fembra».

Susona recibía múltiples halagos de sus pretendientes y eso hacía que ella quisiera escalar en la vida social, de manera que cuando tuvo oportunidad, empezó a verse en secreto con un noble caballero cristiano.

Una noche se enteró de la revuelta que estaban organizando los judíos encabezados por su padre. Sin dudarlo, fue a advertir a su amado para que pusiera a salvo a los suyos. ¿Qué consiguió con esto? que su padre y una veintena de judíos más acabasen ahorcados. Susona pagó un alto precio por irse de la lengua e incluso, hay dos leyendas totalmente diferentes que especulan sobre su destino:

La primera de ellas es que tras ser marginada por los judíos, buscó ayuda en la Catedral, donde el arcipreste Reginaldo de Toledo la bautizó y le dio la absolución. Más tarde se retiraría a un convento para calmar su conciencia y años después volvería a su hogar para llevar una vida de cristiana ejemplar.

La otra leyenda nos cuenta que tuvo dos hijos con un obispo y que cuando este la abandonó, se fue con un comerciante. Tras morir dejó un testamento que decía lo siguiente: “Y para que sirva de ejemplo a los jóvenes en testimonio de mi desdicha, mando que cuando haya muerto separen mi cabeza de mi cuerpo y la pongan sujeta en un clavo sobre la puerta de mi casa, y quede allí para siempre jamás”.

Su voluntad se respetó y durante un siglo, su cabeza permaneció sobre la puerta de su casa, dando nombre a la calle de la Muerte. Más tarde se sustituyó la cabeza por un azulejo con el nombre de la calle: Susona. A día de hoy, todavía podemos ver este azulejo en la judería que nos recuerda la historia de la hermosa y deslenguada Susona.

Calle de los Tiros: actual calle Martínez Montañés

Juan Martínez Montañés fue un escultor español que trabajó entre la escultura del Renacimiento y la del Barroco. Se formó en Granada y completó su educación en Sevilla, donde se estableció para el resto de su vida, convirtiéndose en el máximo exponente de la escuela sevillana de imaginería.
Sevilla siempre ha estado en deuda con él y por eso le ha dedicado estatuas y le ha puesto su nombre a una calle. Pero la actual Calle Martínez Montañés antes tuvo otro nombre no menos sugestivo: la Calle de los Tiros, como puede apreciarse en un azulejo instalado en la misma calle.

Calle del Cristo: actual calle Lepanto

Su nombres es en conmemoración de la batalla de Lepanto que tuvo lugar el 7 de Octubre del año 1571. En la cual se enfrentaron los turcos otomanos contra una coalición cristiana, llamada Santa Liga, y formada por España, Venecia y la Santa Sede. Los cristianos resultaron vencedores, salvándose solo 30 galeras turcas. Se frenó así el expansionismo turco por el Mediterráneo occidental.

La armada aliada estuvo al mando de don Juan de Austria, secundado en la armada española por Álvaro de Bazán, Luis de Requesens y Gian Andrea Doria, mientras que la veneciana iba capitaneada por Sebastián Veniero y la pontificia por Marco Antonio Colonna. Entre todos reunían más de 200 galeras, 6 galeazas y otras naves auxiliares.

La escuadra turca, al mando de Euldj Alí, señor de Argel y gran marino, contaba con 260 galeras. En esta batalla participó Miguel de Cervantes, que resultó herido, sufriendo la pérdida de movilidad de su mano izquierda, sin que le fuera mutilada.

Calle de los Ángeles:

Se trata de una céntrica vía ubicada cerca de la Catedral de Sevilla en la confluencia de la calle Abades y la calle Cardenal Sanz y Flores con Mateos Gago. Su estrechez hace que, a pesar de encontrarse en un entorno tan céntrico sea una calzada muy tranquila y poco frecuentada. Años atrás esta calzada estaba alumbrada por unos faroles pero en la actualidad han desaparecido.

Los primeros datos de esta calle se remontan al siglo XVI, época en la que precisamente se le dio el nombre de «Ángeles» a este tramo del viario. El motivo de este nombre estuvo en la aparición de unos ángeles de pequeño tamaño pintados en el retablo de Ánimas.

Este retablo en el que aparecieron los ángeles se puede ver en la actualidad, sin embargo las pinturas que le dieron nombre a la calle apenas se aprecian tras el paso de los años. La lluvia y el calor los han ido borrando a pesar de que en el año 1950 el artista Manuel González Santos volviera a pintarlos para que se siguiera rememorando su hallazgo. La cruz del retablo ha estado presidiéndolo de forma intermitente durante años hasta que en los 90 fue repuesta de forma definitiva.

Esta calle, como muchas otras del viario sevillano, también esconde una leyenda, la del beso. Aparece en un libro del escritor Manuel Cano y Cueto que narra la historia de un amor imposible entre el rey Pedro I y una judía que se enamoró de él pero que quiso matarlo por no ser correspondida.

Calle de los Monjes de la Paz: actual calle Bustos Tavera

Su nombre se debe así por vivir en dicha calle el Caballero Don Bustos Tavera, perteneciente a una familia principal de Sevilla en el siglo XIV.

Después de la reconquista de Sevilla por el Rey Fernando III el Santo, en noviembre del año 1248, la calle se llamó Calle de los Melgarejos. Posteriormente se llamó Calle de los Tovar. Más tarde se llamó Calle del Barón de San Quintan calle Monjes de la Paz por encontrase allí el antiguo convento de Nuestra Señora de la Paz, y en el año 1839 se le llamó calle Bustos Tavera y sigue así en la actualidad.

El Tribunal de la Santa Inquisición estuvo en el numero 24 de esta calle en el año 1635 por obras en el castillo del Arrabal de Triana donde tenia su sede. 

Calle Pedro Niño:

La vía nace de un punto en el que confluye con las calles Amparo y Viejos y discurre luego hasta desembocar en el cruce de Cervantes, San Andrés y Angostillo:

"Calle de don Pedro Niño. Sita en el cuartel C. y en la parroquia de san Andrest el nombre lo tomó de don Pedro Niño, hermano del Arzo, bispo de esta ciudad don Fernando Niño; y veinte y cuatro de ella, el cual era poseedor de casi todas las casas de esto calle, que despues han pasado á otros dueños. En ella esáa la casa principal del mayorazgo de los señores condesd de Montelirios, de que ya se ha hablado. Es larga y medianamente ancha; pero triste y torcida. Pasa desde la plaza de san Andres á la de los Viejos". (González de León, p. 393).

Calle San Diego:

Su nombre se debe así por un retablo de San Diego de Alcalá que tenía una de las casas de dicha calle. Desde mediados del siglo XVII, se llamó calle San Diego y continúa así en la actualidad.

Calle Santa Teresa:

La vía discurre desde la calle Ximénez de Enciso hasta la Plaza de Santa Cruz. ​ Debe el título al convento de las Teresas, sito allá. "Calle de santa Teresa. El convento de monjas Carmelitas Descalzas de santa Teresa de Jesus, situado en esta calle, es el que le ha dado el nombre de las monjas Teresas. Este convento lo fundó la misma santa viviendo en Sevilla, en unas casas en la calle de las Armas el año de 1575 donde apenas tuvo forma, pues habiendo dicha santa padecido calumniosa persecucion, no pudo atender á su perfeccion; pero libre y triunfante de ella el año siguiente de 1576, mejorando de edificio en la calle de la Pajería, quedó en forma constituido. En la Pajería permaneció algunos años hasta que se estableció en esta calle donde permanece sin nada esterior que observar. Esta calle la ilustró viviendo los últimos años de su vida y muriendo en ella en una casa frente al referido convento, que hoy vive el escribano de cámara don Pedro Montes; el célebre pintor Bartolomé Estevan Murillo, honor de Sevilla, padre de la pintura y embidia de las naciones estrangeras, que á muy subidos precios se llevan sus mejores cuadros con menoscabo de nuestra opulencia y pérdida de los mas preciosos monumentos de nuestras artes, para enriquecer con ellos sus mejores palacios y museos. Freno se ha puesto á esta estraccion tan perjudicial, es verdad; pero aun no es bastante y es por desgracia tarde, pues quizás hay mas cuadros buenos fuera de la Nacion, que los que se conservan. La calle (que pertenecía á la antigua Alhamia) es estrecha y pasa de calle Encisos á la plaza de santa Cruz, à cuya parroquia y cuartel B. pertenece" (González de León, 1839, pp. 435-436)

Calle Real de la Carretería: 

La denominación más antigua que se halla es la de Real de la Carretería, por ser la calle principal del barrio, hasta que en 1859 se le cambió por el de Varflora en memoria de Fernando Valderrama, franciscano fallecido en 1804 y autor de obras históricas y bibliográficas sevillanas que firmaba con el seudónimo de Fermín Arana de Varflora. En 1935 se acordó rotular la calle con el nombre completo, pero poco después se volvió al de Varflora, que ha estado vigente hasta el año 2000, para retomarse el primitivo de Real de la Carretería. 

Calle de trazado irregular en los primeros tramos, incluso con un ángulo recto en el inicial, el más cercano a Arfe, y muy a pesar de los intentos de alineación diseñados en el Siglo XIX. Esas intentonas sólo fructificaron a partir de Rodo con un trazado recto y de mayor anchura hasta el final. Es, además, la antigua Varflora cuenca receptora de varios afluentes, léase calles. Por la acera de los impares desembocan en ella San Diego, Malhara, Aurora, Pavía y Rodo; por la derecha se abren Toneleros, Techada y Donoso Cortés para que la cruce Velarde. El nombre de la actual Techada se debe a que dicha calle discurría bajo el piso alto de una vivienda y así permaneció hasta que en los años 20 del pasado siglo fue liberada de dicha cubierta. Parece ser que hasta el Siglo XIX existía un callejón sin salida denominado Boquete y que en 1845 se incorporó al caserío.

La actividad predominante en esta calle, como en otras calles del barrio, ha sido la tonelería junto a unos almacenes que en el Siglo XIX se destinan, sobre todo, a la aceituna. Por esto, en 1910, el periódico sevillano El Liberal promueve una campaña en contra de estas actividades por lo que supone de ocupación indebida de la vía pública. En la actualidad, Real de la Carretería es lugar de residencia.

Cuenta la tradición que alrededor de 1550 un tonelero llamado Pedro Luis encontró en una corriente de agua subterránea una imagen. Ese riachuelo bajo tierra no era otro que el arroyo Tagarete en su camino hacia el río. Dicen que una brillante luz dimanaba de dicha imagen. Era una imagen que se había ocultado durante la dominación musulmana y que, bajo la advocación de Virgen de la Luz, sería el origen de la hermandad de la Carretería.

En 1586 se constituyó esta Hermandad de la Carretería que tradicionalmente procesiona en este Viernes Santo para abrir la nómina de cofradías que hacen estación en la Santa Iglesia Catedral. Hermandad de enorme solera y de un indudable buen gusto que se refleja en la indumentaria. Túnicas y capirotes de terciopelo azul oscuro, de un azul que la voz popular personaliza definiéndolo como azul carretería. Y otro detalle del señorial linaje de la hermandad es su título: Pontificia y Real Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Salud, María Santísima de la Luz en el Sagrado Misterio de sus Tres Necesidades al pie de la Santa Cruz, San Francisco de Paula, Gloriosa Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad.

La angostura del lugar donde se halla la capilla hace que no sean muchos los agraciados que puedan contemplar la milagrosa salida del misterio. Pero merece la pena el esfuerzo de adentrarse por el laberinto que confluye en la antigua Varflora para acordarse de los versos de Ramón Cue cuando compruebe la destreza del capataz y los ímprobos esfuerzos de la gente de abajo.  

viernes, 28 de junio de 2024

CURIOSIDADES: CALLES CON NOMBRE GREMIAL




Calle Borceguinería (actual calle Mateos Gago)           

     Arte de la Seda






                                  

Un jirón de ese pasado gremial aún cuelga en el nomenclátor del centro histórico. Muchos desaparecieron, pero otros detentan su pretérita herencia en el azulejo.

Calles actuales de la ciudad que conservan su nombre gremial: 

Alcaicería de la LozaMercado Público en la época Árabe "Al-Caisiriya Al Barahat", en este mercado se vendían todos los artículos que no fueran comestibles, telas, calzado, perfumes, bisutería, loza y especias. 
En la época Árabe se llamó Alcaicería de los Alatares, después de la Reconquista de Sevilla por el Rey Fernando III el Santo en el año 1248 se llamó Alcaicería de la Seda. En el siglo XIX se llamó Empecinado posteriormente se llamó Alcaicería y sigue así en la actualidad. 

Alfarería: (*) 
Aposentadores: (*)
Arte de la Seda: (*)
Boteros: (*)
Calería: (*)
Cerrajería: (*)
Chapineros: (*)
Chicarreros: (*)
Conteros: (*)
Correduría: (*)
Escoberos: (*)
Harinas: (*)

Discurre desde la calle Jimios hasta la Puerta del Arenal: "Calle Harinas. Está en el cuartel A. y en la parroquia del Sagrario. Yo ignoro el origen de su nombre, aunque puede congeturarse que en ella se venderian las harinas; nada tiene de particular, es angosta, principia en la de Jimios, y concluye en la puerta del Arenal" (González de León, 1839, p. 329).

Se llamó desde la Edad Media "Calle del Peso de la Harina", de ahí su nombre. Posteriormente se llama Harinas, al desaparecer el peso con el cual se pesaba la harina que entraba en la ciudad de Sevilla para el cobro del impuesto Municipal.

Lineros: (*)
Odreros: 

Por estar instalados en dicha calle desde la edad Media artesanos que fabricaban "odres", depósitos para vino o aceite fabricados con piel de cabra. Llamada calle Odreros, al menos desde el año 1665. Continúa así en la actualidad. Esta calle esta situada en el barrio de Alfalfa.

Plaza de la Contratación: (*)
Plaza de la Pescadería: (*)
Plaza de Refinadores: (*)
Plaza de Zurradores: 

Tiene entradas por las calles Estella, Irún, San Clemente y Tintes: "Plaza de los Zurradores. Con esta plaza, que es la última en el órden alfabético que hemos seguido, se completa el número de ciento y quince plazas que tiene la ciudad dentro de sus murallas entre grandes y pequeñas plazoletas, barreras &c. Esta pertenece al cuartel B. y á la parroquia de san Bartolomé. Su nombre lo toma por haber en ella fábricas de curtidos, y otras manufacturas de pieles. Está situada detras de la parroquia de san Bartolomé en el muro de la puerta de la Carne. En medio de ella hay una cruz grande de hierro, sobre su peana de material, sin que halla mas que observar. (González de León, 1839, pp. 145-146).

Postigo del Aceite: (*)
Postigo del Carbón: (*)
Real de la Carretería: (*)
Tintes:

La vía nace en la confluencia de las calles San Esteban y Puerta de Carmona, donde entronca con calle Mosqueta y discurre paralela a la Plaza de Zurradores. Su nombre se debe así por estar asentados en esta calle los artesanos del tinte, tintoreros. Desde comienzos del siglo XVII se llamó calle Tintes y continúa así en la actualidad: 

"Calle de los Tintes. Pertenece al cuartel B. y á la parroquia de san Esteban. El haber habido muchos tintes en esta calle, le dió el nombre. El año de 1654, todavia existia uno de que he visto escritura que lo menciona; al presente lo que hay es una fábrica de loza imitando al pedernal. La calle es estrecha; empieza, en el arquillo de Clarebout, y concluye en la puerta de Carmona". (González de León, 1839, p. 438)

Toneleros: (*)
Vidrio: (*)

(*) Las calles con asterisco ya están reseñadas en otras entradas del blog. calles, por qué se llaman así, puertas y postigos,...


Cambio de su nombre gremial en el nomenclátor de la ciudad:

Alfayates: (actual calle Rodríguez Zapata)

La Hermandad del Gremio de los Sastres es la más antigua de la ciudad, Fue fundada en 1247, y tuvo como hermano mayor al propio San Fernando.

Pero es que además existe una leyenda que tiene al monarca como protagonista. Las tropas cristianas tenían su campamento base en Tablada. Los sevillanos de entonces intentan asaltar el campamento por sorpresa en varias ocasiones, fracasando siempre frente a la continua vigilancia de sus enemigos. El hambre empieza a hacer mella en la ciudad, a pesar de que contaban con huertas interiores, y refinan sus ataques a los cristianos.

El rey, que era muy devoto de la Virgen, tenía hincado ante su tienda, de día y de noche, un estandarte de seda que tenía bordado la imagen de la Virgen María, y éste objeto se convierte en el objetivo de los musulmanes. En tiempos de gran religiosidad y superstición, pensaron que, si se hacían con él, mellarían en la moral de caballeros y soldados, que considerarían que Dios les había abandonado.

Conseguir un estandarte era más o menos el equivalente a una victoria adelantada. De tal forma formaron dos grupos de caballería, atacando uno de ellos el campamento y el otro, oculto tras un cerro, esperaría a que las tropas cristianas estuvieran distraídas para entrar por sorpresa por el otro lado y arrebatarles el estandarte y llevarlo al interior de la ciudad. Así lo hicieron, saliendo de las murallas con los cascos de los caballos envueltos en trapos para que no hicieran ruido. Se colocaron cada uno en un extremo del campamento. Poco después del amanecer, un escuadrón atacó por el lado del campo que daba hacia Triana. Son descubiertos por los centinelas, que dan la voz de alarma.

El otro grupo de jinetes le ha dado la vuelta al campamento y se sitúan en el lado que daba al arroyo Tagarete, en lo que hoy es precisamente la calle de San Fernando. Lo que realmente ocurrió es que San Fernando estaba en esos momentos escuchando misa de boca de Don Remondo, por entonces capellán de las tropas y que luego sería primer arzobispo de la ciudad tras la conquista.

Y para no interrumpir al monarca, es Pelay Correa quien comanda a los hombres para reducir a los primeros asaltantes, colocándose en la empalizada que daba a Triana, tal como habían previsto los musulmanes.

El segundo grupo de los musulmanes rompe la empalizada y accede al campamento. El rey, que estaba arrodillado, siente que los enemigos se acercan a su tienda, echa mano de su espada Lobera y sale de la tienda para hacerles frente. Consigue desviar con el escudo la lanza que le arroja el jinete de vanguardia, al que golpea con la espada, derribándolo de su montura.

Lo mismo hizo con el segundo, y para cuando llegaron más ya se habían armado algunos caballeros, que auxiliaron al rey. Los cristianos toman el control de la empalizada y los enemigos se retiran, no sin antes asaetar la tienda, desgarrando una de las flechas el estandarte de la Virgen.

Prácticamente la dejaron destrozada, pero San Fernando, con los ojos llorosos, procedió a recoger el estandarte destrozado, lo llevó a su tienda y se lo mostró a Don Remondo. El capellán le dijo que era necesario arreglarlo para que la moral de la tropa no se viera afectada.

Es cuando bendice el estandarte y sale de la tienda a buscar a alguno de los sastres que formaban parte del ejército, también llamados por entonces alfayates. Pero San Fernando le dice que se detenga, ya que, al ser un estandarte de la Virgen, sólo a un rey le corresponde su arreglo.

Y, según la leyenda, se dice que el monarca echó mano de una aguja y de un hilo y se puso a zurcir el estandarte, mientras sus labios rezaban devotamente a la Madre del Señor. La proeza del rey llegó a oídos de los sastres, que la festejan con alegría. Por ello acuerdan entregarle la carta de examen por la que se le admitía como sastre examinado, habiendo sido su prueba el zurcido del estandarte, convirtiéndose así en miembro de pleno derecho del gremio de sastres o alfayates.

Pero no queda ahí la cosa, pasado algún tiempo, Isbilya se rinde y empieza la dominación castellana. El rey otorga a esta hermandad talleres y un hospital en una calle que hasta hace varias décadas se llamaba Alfayates, y Rodríguez Zapata en la actualidad. Es una calle estrecha que da a Hernando Colón, antigua calle donde se vendía la seda. Es ésta la sede la Hermandad de San Mateo, que más tarde añaden a su tutela a la Virgen de los Reyes y al propio San Fernando, cuando éste es canonizado.

Dicha hermandad, que ha llegado hasta la actualidad, tiene sus cultos en la iglesia de San Idelfonso. Pero no es la única anécdota que tiene a San Fernando y los estandartes como protagonistas.

Pues se dice que, nada más rendida la ciudad, se dirigió a la torre del Homenaje o de Abdelaziz, todavía hoy en pie en la Avenida de la Constitución, lugar donde ondeó por primera vez el pendón de Castilla en la ciudad de Sevilla. En cualquier caso, estamos en el origen del escudo de España, que empezó cuartelado y que fue usado a partir de entonces para representar en un mismo blasón dos o más posesiones, y a posteriori, en los cuarteles inferiores se fueron añadiendo los otros reinos anexionados.

El histórico pendón se conserva desde entonces en la catedral. Tras la canonización de San Fernando en 1671 adquiere condición de reliquia, junto con otras pertenencias del monarca que se conservan en dicha catedral, como su espada Lobera o las espuelas.

Archeros o Arqueros: (actual Santa María de la Blanca)

La vía discurre desde la calle Verde hasta Santa María la Blanca: "​Calle Archero. Esta calle que se llama calle Archeros ó Arqueros, pertenece al cuartel B. y por mitad á las parroquias de santa María la Blanca y S. Bartolomé. No se si en algun tiempo vivirian en ella los fabricantes de arcos ó de pipas, que es regular que de haí se derive el nombre. Es tambien conocida por de Sta. Marìa la Blanca, y por de la Nieves, por la inmediacion á esta ayuda de parroquia. Antes y despues de la conquista hasta la espulsion de los judios, pertenecía esta calle á la antigua Alhamia (aunque es consiguiente que con otro nombre.) Esta calle es angosta bastante; y pasa por el costado de la citada parroquia de santa Maria la Blanca, desde la calle Verde á la plaza del mismo nombre de dicha parroquia". (González de León, 1839, p. 179)

Batihojas: (actual calle Cabo Noval)

Su nombre, Cabo Noval, se debe a que fue un héroe de la guerra de España contra Marruecos. Anteriormente se llamó calle Batihojas. En el año 1900, esta se fusiona con la calle de Linos y se llama calle Cabo Noval y sigue así en la actualidad. Se llamaban Batihojas los que tenían el oficio de batir a yunque y martillo las laminas de oro para dorar.

Borceguinería: (actual calle Mateos Gago)

Su nombre se debe así por Francisco Mateos Gago Fernández. Nació en Grazalema (Cádiz) en el año 1827 y murió en 1890. Fue catedrático de Teología de la Universidad de Sevilla, y canónigo de Catedral de Sevilla.

Anteriormente estaba formada por dos calles. En el año 1869 a un tramo se le llamó calle Borceguinería. En el año 1869, se llamó calle Comuneros. En el año 1875 volvió a llamarse calle Borceguinería. Al segundo tramo se llamó desde el siglo XVI calle Corral de Don Juan. En el siglo XVII se le llamó calle de los Menores. En el año 1869, se unen los dos tramos y se llaman calle Comuneros y calle Borceguinería, y posteriormente se llamó Mateos Gago y continúa así en la actualidad.

Boticas: (actual calle Mariano de Cavia)
Calceteros: (actual Buen Suceso)
Colcheros: (actual calle Tetuán)
Freneros: (actual calle Cerrajería)
Herreros o Herrero el Viejo: (actual calle Siete Revueltas)
Listoneros: (primer tramo de la actual calle Álvarez Quintero)
Mercaderes: (segundo tramo de la actual calle Álvarez Quintero)
Monteros: (actual calle Tetuán)

Para conmemorar la toma de Tetuán (Marruecos) por el general O´Donnell en febrero del año 1869.

Posiblemente desde la reconquista de Sevilla por el rey Fernando III el Santo se llamó calle Monteros. En el siglo XVII se llamó calle Colcheros. En el año 1869 se llamó calle Tetuán y continúa así en la actualidad.

Papeleros: (actual calle Córdoba)
Pasteleros (actual Campana)
Pellejería: (actual calle Amor de Dios)

Por el Hospital del Amor de Dios que se instaló en dicha calle en el siglo XV. Después de la reconquista de Sevilla por el Rey Fernando III el Santo en el año 1248, se llama calle de la Pellejería (en ella se instala el gremio de curtidores de pellejos o odres para vino). A partir del siglo XV se llama Hospital de San Juan de Dios, y en la actualidad calle Amor de Dios.

Plaza de las Atarazanas: (actual calle Temprado)



Calle Álvarez Quintero       

  Calle Francos



                                   

Polaineros: (primer tramo de la actual calle Álvarez Quintero)
Talabarteros: (segundo tramo de la actual calle Álvarez Quintero)
Torneros: (actual calle Francos)

CURIOSIDADES: CALLES MÁS LARGAS

 


Poniendo en contexto las dimensiones del casco antiguo de Sevilla y sus barrios colindantes, destacan varias calles históricas que igualan o superan los 800 metros. Algunos ejemplos son las calles San Vicente, Jesús del Gran Poder o Feria. Sin embargo, La calle histórica más larga de Sevilla es, con 1.000 metros, en Triana. Pagés del Corro.

Una vía que 'corta' casi al completo el barrio en paralelo al curso del río Guadalquivir, y que se extiende desde el cruce de San Vicente de Paúl, Puruñuela y Clara de Jesús Montero  (zona muy próxima a Chapina) hasta la Avenida de la República Argentina, ya en Los Remedios. Uno de los puntos clave de Pagés del Corro lo encontramos en su cruce con la calle San Jacinto, otra de las arterias principales del viejo arrabal.

Asimismo, esta extensa calle trianera posee una importante carga histórica. En primer lugar, su nombre, que se debe a Francisco Pagés del Corro, abogado, político y periodista nacido en La Habana en el siglo XIX; fue Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, realizando bajo este cargo numerosos esfuerzos por mejorar las condiciones higiénicas de esta zona de Triana. Asimismo, hay que destacar que la calle Pagés del Corro fue unificada en 1893. Antes estaba dividida en dos tramos bien diferenciados: uno era la Cava Alta o Nueva, que iba desde San Jacinto hasta Plaza de Cuba y que, en sus últimos años, fue conocida también como Cava de los Gitanos, por la etnia de muchos de los vecinos de la zona por aquel entonces; el otro tramo, desde San Jacinto hasta Chapina, era la Cava Baja o Vieja, aunque en el siglo XIX recibió el nombre de Cava de los Civiles ya que el cuartel de la Guardia Civil se encontraba allí.

Otras calles históricas de Triana, como Betis (735 metros) o Alfarería (658 metros) se encuentran también entre las más largas de Triana. Precedidas, en longitud, por otras calles sevillanas del casco histórico: calle Feria (880 metros) y Jesús del Gran Poder (825 metros)

Listado de las ocho calles más largas: Pagés del Corro (1.000 metros), Feria (880 metros), Jesús del Gran Poder (825 metros), San Vicente (800 metros), San Luis (750 metros), Betis (735 metros), Alfarería (658 metros) y Sol (640 metros).

BARES: PATIO SAN ELOY (LAS COLUMNAS)

Dirección: calle San Jacinto núm. 29 Teléfono: 954501070 (ext. #205) Patio San Eloy