sábado, 29 de junio de 2024

CURIOSIDADES: CALLES DE OLAVIDE


 Calle Pedro Niño








Calle San Diego



Calle Ataúd: Desaparecida, desembocaba en calle Vida

Calle Costales: actual calle San Felipe 

Su nombre se debe así por estar situada a la espalda del convento de San Felipe Neri. A finales del siglo XVI, se le llamó calle del Doctor Cuevas. Posteriormente, se llamó calle Costales. En el año 1845, se llamó calle San Felipe y continúa así en la actualidad.

Calle Cruz de la Parra: actual calle Monsalves 

La vía discurre desde la calle Silencio hasta la Plaza del Museo: ​"Calle de los Monsalves. Corresponde al cuartel A. y á la parroquia de san Vicente. La antigua casa de los caballeros Monsalves situada en esta calle le ha dado el nombre. La casa es magnífica de grande fachada de balconaje, con dos puertas, con portadas muy arregladas de medias columnas de piedra tosca, con su cornisa y encima el escudo de armas de este noble linage. La calle es ancha, y pasa desde la de san Eloy, (aunque ya advertí que un pedazo tiene otro nombre) y concluye en la del Clavel". (González de León, 1839, p. 365

Calle de los Tiros: actual calle Martínez Montañés

Juan Martínez Montañés fue un escultor español que trabajó entre la escultura del Renacimiento y la del Barroco. Se formó en Granada y completó su educación en Sevilla, donde se estableció para el resto de su vida, convirtiéndose en el máximo exponente de la escuela sevillana de imaginería.
Sevilla siempre ha estado en deuda con él y por eso le ha dedicado estatuas y le ha puesto su nombre a una calle. Pero la actual Calle Martínez Montañés antes tuvo otro nombre no menos sugestivo: la Calle de los Tiros, como puede apreciarse en un azulejo instalado en la misma calle.

Calle del Cristo: actual calle Lepanto

Calle de los Ángeles:

Se trata de una céntrica vía ubicada cerca de la Catedral de Sevilla en la confluencia de la calle Abades y la calle Cardenal Sanz y Flores con Mateos Gago. Su estrechez hace que, a pesar de encontrarse en un entorno tan céntrico sea una calzada muy tranquila y poco frecuentada. Años atrás esta calzada estaba alumbrada por unos faroles pero en la actualidad han desaparecido.

Los primeros datos de esta calle se remontan al siglo XVI, época en la que precisamente se le dio el nombre de «Ángeles» a este tramo del viario. El motivo de este nombre estuvo en la aparición de unos ángeles de pequeño tamaño pintados en el retablo de Ánimas.

Este retablo en el que aparecieron los ángeles se puede ver en la actualidad, sin embargo las pinturas que le dieron nombre a la calle apenas se aprecian tras el paso de los años. La lluvia y el calor los han ido borrando a pesar de que en el año 1950 el artista Manuel González Santos volviera a pintarlos para que se siguiera rememorando su hallazgo. La cruz del retablo ha estado presidiéndolo de forma intermitente durante años hasta que en los 90 fue repuesta de forma definitiva.

Esta calle, como muchas otras del viario sevillano, también esconde una leyenda, la del beso. Aparece en un libro del escritor Manuel Cano y Cueto que narra la historia de un amor imposible entre el rey Pedro I y una judía que se enamoró de él pero que quiso matarlo por no ser correspondida.

Calle de los Monjes de la Paz: actual calle Bustos Tavera

Calle Pedro Niño:

La vía nace de un punto en el que confluye con las calles Amparo y Viejos y discurre luego hasta desembocar en el cruce de Cervantes, San Andrés y Angostillo:

"Calle de don Pedro Niño. Sita en el cuartel C. y en la parroquia de san Andrest el nombre lo tomó de don Pedro Niño, hermano del Arzo, bispo de esta ciudad don Fernando Niño; y veinte y cuatro de ella, el cual era poseedor de casi todas las casas de esto calle, que despues han pasado á otros dueños. En ella esáa la casa principal del mayorazgo de los señores condesd de Montelirios, de que ya se ha hablado. Es larga y medianamente ancha; pero triste y torcida. Pasa desde la plaza de san Andres á la de los Viejos". (González de León, p. 393).

Calle San Diego:

Su nombre se debe así por un retablo de San Diego de Alcalá que tenía una de las casas de dicha calle. Desde mediados del siglo XVII, se llamó calle San Diego y continúa así en la actualidad.

Calle Santa Teresa:

La vía discurre desde la calle Ximénez de Enciso hasta la Plaza de Santa Cruz. ​ Debe el título al convento de las Teresas, sito allá. 

"Calle de santa Teresa. El convento de monjas Carmelitas Descalzas de santa Teresa de Jesus, situado en esta calle, es el que le ha dado el nombre de las monjas Teresas. Este convento lo fundó la misma santa viviendo en Sevilla, en unas casas en la calle de las Armas el año de 1575 donde apenas tuvo forma, pues habiendo dicha santa padecido calumniosa persecucion, no pudo atender á su perfeccion; pero libre y triunfante de ella el año siguiente de 1576, mejorando de edificio en la calle de la Pajería, quedó en forma constituido. En la Pajería permaneció algunos años hasta que se estableció en esta calle donde permanece sin nada esterior que observar. Esta calle la ilustró viviendo los últimos años de su vida y muriendo en ella en una casa frente al referido convento, que hoy vive el escribano de cámara don Pedro Montes; el célebre pintor Bartolomé Estevan Murillo, honor de Sevilla, padre de la pintura y embidia de las naciones estrangeras, que á muy subidos precios se llevan sus mejores cuadros con menoscabo de nuestra opulencia y pérdida de los mas preciosos monumentos de nuestras artes, para enriquecer con ellos sus mejores palacios y museos. Freno se ha puesto á esta estraccion tan perjudicial, es verdad; pero aun no es bastante y es por desgracia tarde, pues quizás hay mas cuadros buenos fuera de la Nacion, que los que se conservan. La calle (que pertenecía á la antigua Alhamia) es estrecha y pasa de calle Encisos á la plaza de santa Cruz, à cuya parroquia y cuartel B. pertenece" (González de León, 1839, pp. 435-436)

Plazuela de Santa Ana

viernes, 28 de junio de 2024

CURIOSIDADES: CALLES CON NOMBRE GREMIAL




Calle Borceguinería (actual calle Mateos Gago)           

     Arte de la Seda






                                  

Un jirón de ese pasado gremial aún cuelga en el nomenclátor del centro histórico. Muchos desaparecieron, pero otros detentan su pretérita herencia en el azulejo.

Calles actuales de la ciudad que conservan su nombre gremial: 

Alcaicería de la LozaMercado Público en la época Árabe "Al-Caisiriya Al Barahat", en este mercado se vendían todos los artículos que no fueran comestibles, telas, calzado, perfumes, bisutería, loza y especias. 
En la época Árabe se llamó Alcaicería de los Alatares, después de la Reconquista de Sevilla por el Rey Fernando III el Santo en el año 1248 se llamó Alcaicería de la Seda. En el siglo XIX se llamó Empecinado posteriormente se llamó Alcaicería y sigue así en la actualidad. 

Alfarería: (*) 
Aposentadores: (*)
Arte de la Seda: (*)
Boteros: (*)
Calería: (*)
Cerrajería: (*)
Chapineros: (*)
Chicarreros: (*)
Conteros: (*)
Correduría: (*)
Escoberos: (*)
Harinas: (*)

Discurre desde la calle Jimios hasta la Puerta del Arenal: "Calle Harinas. Está en el cuartel A. y en la parroquia del Sagrario. Yo ignoro el origen de su nombre, aunque puede congeturarse que en ella se venderian las harinas; nada tiene de particular, es angosta, principia en la de Jimios, y concluye en la puerta del Arenal" (González de León, 1839, p. 329).

Se llamó desde la Edad Media "Calle del Peso de la Harina", de ahí su nombre. Posteriormente se llama Harinas, al desaparecer el peso con el cual se pesaba la harina que entraba en la ciudad de Sevilla para el cobro del impuesto Municipal.

Lineros: (*)
Odreros: 

Por estar instalados en dicha calle desde la edad Media artesanos que fabricaban "odres", depósitos para vino o aceite fabricados con piel de cabra. Llamada calle Odreros, al menos desde el año 1665. Continúa así en la actualidad. Esta calle esta situada en el barrio de Alfalfa.

Plaza de la Contratación: (*)
Plaza de la Pescadería: (*)
Plaza de Refinadores: (*)
Plaza de Zurradores: 

Tiene entradas por las calles Estella, Irún, San Clemente y Tintes: "Plaza de los Zurradores. Con esta plaza, que es la última en el órden alfabético que hemos seguido, se completa el número de ciento y quince plazas que tiene la ciudad dentro de sus murallas entre grandes y pequeñas plazoletas, barreras &c. Esta pertenece al cuartel B. y á la parroquia de san Bartolomé. Su nombre lo toma por haber en ella fábricas de curtidos, y otras manufacturas de pieles. Está situada detras de la parroquia de san Bartolomé en el muro de la puerta de la Carne. En medio de ella hay una cruz grande de hierro, sobre su peana de material, sin que halla mas que observar. (González de León, 1839, pp. 145-146).

Postigo del Aceite: (*)
Postigo del Carbón: (*)
Real de la Carretería: (*)
Tintes:

La vía nace en la confluencia de las calles San Esteban y Puerta de Carmona, donde entronca con calle Mosqueta y discurre paralela a la Plaza de Zurradores. Su nombre se debe así por estar asentados en esta calle los artesanos del tinte, tintoreros. Desde comienzos del siglo XVII se llamó calle Tintes y continúa así en la actualidad: 

"Calle de los Tintes. Pertenece al cuartel B. y á la parroquia de san Esteban. El haber habido muchos tintes en esta calle, le dió el nombre. El año de 1654, todavia existia uno de que he visto escritura que lo menciona; al presente lo que hay es una fábrica de loza imitando al pedernal. La calle es estrecha; empieza, en el arquillo de Clarebout, y concluye en la puerta de Carmona". (González de León, 1839, p. 438)

Toneleros: (*)
Vidrio: (*)

(*) Las calles con asterisco ya están reseñadas en otras entradas del blog. calles, por qué se llaman así, puertas y postigos,...


Cambio de su nombre gremial en el nomenclátor de la ciudad:

Alfayates: (actual calle Rodríguez Zapata)

La Hermandad del Gremio de los Sastres es la más antigua de la ciudad, Fue fundada en 1247, y tuvo como hermano mayor al propio San Fernando.

Pero es que además existe una leyenda que tiene al monarca como protagonista. Las tropas cristianas tenían su campamento base en Tablada. Los sevillanos de entonces intentan asaltar el campamento por sorpresa en varias ocasiones, fracasando siempre frente a la continua vigilancia de sus enemigos. El hambre empieza a hacer mella en la ciudad, a pesar de que contaban con huertas interiores, y refinan sus ataques a los cristianos.

El rey, que era muy devoto de la Virgen, tenía hincado ante su tienda, de día y de noche, un estandarte de seda que tenía bordado la imagen de la Virgen María, y éste objeto se convierte en el objetivo de los musulmanes. En tiempos de gran religiosidad y superstición, pensaron que, si se hacían con él, mellarían en la moral de caballeros y soldados, que considerarían que Dios les había abandonado.

Conseguir un estandarte era más o menos el equivalente a una victoria adelantada. De tal forma formaron dos grupos de caballería, atacando uno de ellos el campamento y el otro, oculto tras un cerro, esperaría a que las tropas cristianas estuvieran distraídas para entrar por sorpresa por el otro lado y arrebatarles el estandarte y llevarlo al interior de la ciudad. Así lo hicieron, saliendo de las murallas con los cascos de los caballos envueltos en trapos para que no hicieran ruido. Se colocaron cada uno en un extremo del campamento. Poco después del amanecer, un escuadrón atacó por el lado del campo que daba hacia Triana. Son descubiertos por los centinelas, que dan la voz de alarma.

El otro grupo de jinetes le ha dado la vuelta al campamento y se sitúan en el lado que daba al arroyo Tagarete, en lo que hoy es precisamente la calle de San Fernando. Lo que realmente ocurrió es que San Fernando estaba en esos momentos escuchando misa de boca de Don Remondo, por entonces capellán de las tropas y que luego sería primer arzobispo de la ciudad tras la conquista.

Y para no interrumpir al monarca, es Pelay Correa quien comanda a los hombres para reducir a los primeros asaltantes, colocándose en la empalizada que daba a Triana, tal como habían previsto los musulmanes.

El segundo grupo de los musulmanes rompe la empalizada y accede al campamento. El rey, que estaba arrodillado, siente que los enemigos se acercan a su tienda, echa mano de su espada Lobera y sale de la tienda para hacerles frente. Consigue desviar con el escudo la lanza que le arroja el jinete de vanguardia, al que golpea con la espada, derribándolo de su montura.

Lo mismo hizo con el segundo, y para cuando llegaron más ya se habían armado algunos caballeros, que auxiliaron al rey. Los cristianos toman el control de la empalizada y los enemigos se retiran, no sin antes asaetar la tienda, desgarrando una de las flechas el estandarte de la Virgen.

Prácticamente la dejaron destrozada, pero San Fernando, con los ojos llorosos, procedió a recoger el estandarte destrozado, lo llevó a su tienda y se lo mostró a Don Remondo. El capellán le dijo que era necesario arreglarlo para que la moral de la tropa no se viera afectada.

Es cuando bendice el estandarte y sale de la tienda a buscar a alguno de los sastres que formaban parte del ejército, también llamados por entonces alfayates. Pero San Fernando le dice que se detenga, ya que, al ser un estandarte de la Virgen, sólo a un rey le corresponde su arreglo.

Y, según la leyenda, se dice que el monarca echó mano de una aguja y de un hilo y se puso a zurcir el estandarte, mientras sus labios rezaban devotamente a la Madre del Señor. La proeza del rey llegó a oídos de los sastres, que la festejan con alegría. Por ello acuerdan entregarle la carta de examen por la que se le admitía como sastre examinado, habiendo sido su prueba el zurcido del estandarte, convirtiéndose así en miembro de pleno derecho del gremio de sastres o alfayates.

Pero no queda ahí la cosa, pasado algún tiempo, Isbilya se rinde y empieza la dominación castellana. El rey otorga a esta hermandad talleres y un hospital en una calle que hasta hace varias décadas se llamaba Alfayates, y Rodríguez Zapata en la actualidad. Es una calle estrecha que da a Hernando Colón, antigua calle donde se vendía la seda. Es ésta la sede la Hermandad de San Mateo, que más tarde añaden a su tutela a la Virgen de los Reyes y al propio San Fernando, cuando éste es canonizado.

Dicha hermandad, que ha llegado hasta la actualidad, tiene sus cultos en la iglesia de San Idelfonso. Pero no es la única anécdota que tiene a San Fernando y los estandartes como protagonistas.

Pues se dice que, nada más rendida la ciudad, se dirigió a la torre del Homenaje o de Abdelaziz, todavía hoy en pie en la Avenida de la Constitución, lugar donde ondeó por primera vez el pendón de Castilla en la ciudad de Sevilla. En cualquier caso, estamos en el origen del escudo de España, que empezó cuartelado y que fue usado a partir de entonces para representar en un mismo blasón dos o más posesiones, y a posteriori, en los cuarteles inferiores se fueron añadiendo los otros reinos anexionados.

El histórico pendón se conserva desde entonces en la catedral. Tras la canonización de San Fernando en 1671 adquiere condición de reliquia, junto con otras pertenencias del monarca que se conservan en dicha catedral, como su espada Lobera o las espuelas.

Archeros o Arqueros: (actual Santa María de la Blanca)

La vía discurre desde la calle Verde hasta Santa María la Blanca: "​Calle Archero. Esta calle que se llama calle Archeros ó Arqueros, pertenece al cuartel B. y por mitad á las parroquias de santa María la Blanca y S. Bartolomé. No se si en algun tiempo vivirian en ella los fabricantes de arcos ó de pipas, que es regular que de haí se derive el nombre. Es tambien conocida por de Sta. Marìa la Blanca, y por de la Nieves, por la inmediacion á esta ayuda de parroquia. Antes y despues de la conquista hasta la espulsion de los judios, pertenecía esta calle á la antigua Alhamia (aunque es consiguiente que con otro nombre.) Esta calle es angosta bastante; y pasa por el costado de la citada parroquia de santa Maria la Blanca, desde la calle Verde á la plaza del mismo nombre de dicha parroquia". (González de León, 1839, p. 179)

Batihojas: (actual calle Cabo Noval)

Su nombre, Cabo Noval, se debe a que fue un héroe de la guerra de España contra Marruecos. Anteriormente se llamó calle Batihojas. En el año 1900, esta se fusiona con la calle de Linos y se llama calle Cabo Noval y sigue así en la actualidad. Se llamaban Batihojas los que tenían el oficio de batir a yunque y martillo las laminas de oro para dorar.

Borceguinería: (actual calle Mateos Gago)

Su nombre se debe así por Francisco Mateos Gago Fernández. Nació en Grazalema (Cádiz) en el año 1827 y murió en 1890. Fue catedrático de Teología de la Universidad de Sevilla, y canónigo de Catedral de Sevilla.

Anteriormente estaba formada por dos calles. En el año 1869 a un tramo se le llamó calle Borceguinería. En el año 1869, se llamó calle Comuneros. En el año 1875 volvió a llamarse calle Borceguinería. Al segundo tramo se llamó desde el siglo XVI calle Corral de Don Juan. En el siglo XVII se le llamó calle de los Menores. En el año 1869, se unen los dos tramos y se llaman calle Comuneros y calle Borceguinería, y posteriormente se llamó Mateos Gago y continúa así en la actualidad.

Boticas: (actual calle Mariano de Cavia)
Calceteros: (actual Buen Suceso)
Colcheros: (actual calle Tetuán)
Freneros: (actual calle Cerrajería)
Herreros o Herrero el Viejo: (actual calle Siete Revueltas)
Listoneros: (primer tramo de la actual calle Álvarez Quintero)
Mercaderes: (segundo tramo de la actual calle Álvarez Quintero)
Monteros: (actual calle Tetuán)

Para conmemorar la toma de Tetuán (Marruecos) por el general O´Donnell en febrero del año 1869.

Posiblemente desde la reconquista de Sevilla por el rey Fernando III el Santo se llamó calle Monteros. En el siglo XVII se llamó calle Colcheros. En el año 1869 se llamó calle Tetuán y continúa así en la actualidad.

Papeleros: (actual calle Córdoba)
Pasteleros (actual Campana)
Pellejería: (actual calle Amor de Dios)

Por el Hospital del Amor de Dios que se instaló en dicha calle en el siglo XV. Después de la reconquista de Sevilla por el Rey Fernando III el Santo en el año 1248, se llama calle de la Pellejería (en ella se instala el gremio de curtidores de pellejos o odres para vino). A partir del siglo XV se llama Hospital de San Juan de Dios, y en la actualidad calle Amor de Dios.

Plaza de las Atarazanas: (actual calle Temprado)



Calle Álvarez Quintero       

  Calle Francos



                                   

Polaineros: (primer tramo de la actual calle Álvarez Quintero)
Talabarteros: (segundo tramo de la actual calle Álvarez Quintero)
Torneros: (actual calle Francos)

CURIOSIDADES: CALLES MÁS LARGAS

 


Poniendo en contexto las dimensiones del casco antiguo de Sevilla y sus barrios colindantes, destacan varias calles históricas que igualan o superan los 800 metros. Algunos ejemplos son las calles San Vicente, Jesús del Gran Poder o Feria. Sin embargo, La calle histórica más larga de Sevilla es, con 1.000 metros, en Triana. Pagés del Corro.

Una vía que 'corta' casi al completo el barrio en paralelo al curso del río Guadalquivir, y que se extiende desde el cruce de San Vicente de Paúl, Puruñuela y Clara de Jesús Montero  (zona muy próxima a Chapina) hasta la Avenida de la República Argentina, ya en Los Remedios. Uno de los puntos clave de Pagés del Corro lo encontramos en su cruce con la calle San Jacinto, otra de las arterias principales del viejo arrabal.

Asimismo, esta extensa calle trianera posee una importante carga histórica. En primer lugar, su nombre, que se debe a Francisco Pagés del Corro, abogado, político y periodista nacido en La Habana en el siglo XIX; fue Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Sevilla, realizando bajo este cargo numerosos esfuerzos por mejorar las condiciones higiénicas de esta zona de Triana. Asimismo, hay que destacar que la calle Pagés del Corro fue unificada en 1893. Antes estaba dividida en dos tramos bien diferenciados: uno era la Cava Alta o Nueva, que iba desde San Jacinto hasta Plaza de Cuba y que, en sus últimos años, fue conocida también como Cava de los Gitanos, por la etnia de muchos de los vecinos de la zona por aquel entonces; el otro tramo, desde San Jacinto hasta Chapina, era la Cava Baja o Vieja, aunque en el siglo XIX recibió el nombre de Cava de los Civiles ya que el cuartel de la Guardia Civil se encontraba allí.

Otras calles históricas de Triana, como Betis (735 metros) o Alfarería (658 metros) se encuentran también entre las más largas de Triana. Precedidas, en longitud, por otras calles sevillanas del casco histórico: calle Feria (880 metros) y Jesús del Gran Poder (825 metros)

Listado de las ocho calles más largas: Pagés del Corro (1.000 metros), Feria (880 metros), Jesús del Gran Poder (825 metros), San Vicente (800 metros), San Luis (750 metros), Betis (735 metros), Alfarería (658 metros) y Sol (640 metros).

jueves, 27 de junio de 2024

CURIOSIDADES: CONSTRUCCIONES MÁS ALTAS

 

1.-Torre Sevilla o Torre Pelli:

Con 180,5 metros de altura, es el edificio más alto de Sevilla y también el más alto de Andalucía. Inaugurado en el año 2015, fue diseñado por el arquitecto argentino César Pelli, de ahí que también sea conocida como "Torre Pelli"

En su momento generó una gran controversia en la ciudad, ya que el proyecto fue concebido bajo el riesgo de que la Unesco retirara la declaración de Sevilla como Patrimonio de la Humanidad por el impacto visual que provocaría, algo que no acabó ocurriendo.

2.-Puente del Alamillo:

Con 140 metros de altura, el puente del Centenario es una obra de Santiago Calatrava. Se inauguró en 1992 para la Expo Universal de Sevilla para que comunicara la ciudad con la Cartuja. Se trata de un puente atirantado con 13 cables que cuenta en la cúspide con un mirador cerrado al público, conocido como el ojo de la cabeza del caballo.

3.-Puente del Centenario:

Su nombre hace alusión al muelle portuario sobre el que se asienta, que conmemora los 100 años de la Junta de Obras del Puerto de Sevilla. Inaugurado en 1991, alcanza una altura de 120 metros y fue concebido para la Expo 92. En la actualidad es una de las zonas más saturadas de tráfico de Sevilla lo que ha llevado a su actual ampliación.

4.-Giralda:

Con 101,5 metros de altura fue, durante siglos, el edificio más alto de España. Es el único con catalogación de Patrimonio de la Humanidad.

5.-Torre Banesto:

Mide 92 metros y su creación se debió a la Expo 92. Es un mirador que más vale no mirarlo dada su situación de abandono actual. Abrió por última vez en 2004

6.-Torres de la Plaza de España:

Cimas del conjunto que Aníbal González ideara como núcleo de la Exposición de 1929. Las dos torres que flanquean la Plaza tienen una altura de 74 metros. En su momento, su construcción desató cierta polémica, al considerar la Academia de Bellas Artes que las torres rivalizaban con la Giralda.

7.-El Desafío:

Una de las atracciones del Parque Temático Isla Mágica, conocida como el Desafío, alcanza los 68 metros de altura y fue inaugurada en 2001, cuatro años después de la apertura del parque.

8.-Torre de los Remedios:

Es el segundo edificio civil más alto de la ciudad con 66 metros de altura. Inaugurado en los años 80, se trata de un edifico ubicado en una de las millas de oro económicas de la ciudad, la Avenida República Argentina.

9.-Torre Schindler:

Uno de los atractivos de la Expo 92 fue el mirador de la Torre Schindler anexa al Pabellón de la Navegación. Concebida por Guillermo Vázquez Consuegra, mide 65 metros y cuenta con 18 pisos. Ofrece una excelente panorámica de la dársena del río, muy cercano al Puente de la Expiración

10.-Torre de D. Fadrique:

Es una torre militar de 65 metros de altura, que se encuentra situada en el patio del convento de Santa Clara dentro del área que circundaban las antiguas murallas de Sevilla, por tanto, intramuros. Su construcción fue ordenada por el infante D. Fadrique, hermano de Fernando III el Santo. Actualmente está considerada como BIC y fue declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1931.

11.-Torres de la Buhaira:

Dos edificios gemelos de 57 metros separados por la Avenida de la Buhaira. Uno de ellos está ocupado por un hotel y el otro acoge viviendas.

12.-Torre de los Perdigones:

Es una torre que formaba parte de la antigua fábrica de "San Francisco de Paula" conocida popularmente como "Fábrica de Perdigones", ubicada en la calle Resolana tiene una altura de 45 metros.

miércoles, 26 de junio de 2024

CURIOSIDADES: RIADAS


 "A las 9 de la noche del miércoles 28 de Diciembre de 1796 siendo asistente de esta Ciudad el Excmo. Sr. D. Manuel Cándido Moreno subió el río hasta los contornos exteriores de ella hasta el nivel correspondiente al pie de este azulejo" Ubicación: calle Bailén. 

Las mayores inundaciones de la historia reciente de Sevilla. 

El interés de la ciudad por mantener la navegabilidad del río, ha permitido que Sevilla sea la única ciudad de interior del país con puerto, a pesar de los 124 km de navegación que llegaron a separarla del mar. Este interés está más que justificado. La Hispalis romana o la Isbiliya árabe, deben gran parte de su esplendor a su puerto marítimo; y, sobre todo, la Sevilla castellana del siglo XVI, centro del comercio con el nuevo mundo y una de las ciudades más importantes de la época. Pero estos beneficios que el río otorgó, se acompañó siempre de un gran problema, sus imparables crecidas torrenciales. 

Las primeras riadas históricas en Sevilla. 

Anteriores al siglo XV tenemos documentadas 5 riadas, pero la más sonada acaeció en 1168. Tenía Sevilla por entonces, y hasta mediados del siglo XIX, unas murallas con el doble objetivo de resguardarla de ejércitos enemigos y también de crecidas del río. Pero en esta ocasión, las aguas le socavaron grandes agujeros por los cuales enormes trombas de agua y lodo se precipitaron, sorprendiendo al pueblo confiado. El panorama desolador amalgamaba cadáveres y materiales en una visión alucinante.. 

En los siglos XV y XVI anotamos 13 riadas. En cuanto a la siguiente centuria, con 22, destaca la de 1626, el «año del diluvio», como Rodrigo Caro y Quevedo se cartearon, que afectó a todo el país. Sin embargo, la del 4 de abril de 1649 fue todavía peor, pues la hambruna posterior y el hacinamiento y las calles anegadas contribuyeron a la expansión por los arrabales de la peor epidemia de peste negra que Sevilla ha sufrido. 

Para el siglo XVIII se contabilizan un total de 18 avenidas, con un ascenso progresivo de la magnitud de las mismas. La de 1783-84 fue la mayor conocida desde el siglo XV, nefasta por sus destrozos y pérdida de vidas, sobre todo en los arrabales. Se llevó gran parte de las casas de Triana, el puente de barcas y los navíos atracados, que desaparecieron o se los llevó la corriente río abajo. Obligó a reparar después la zona de La Barqueta y la muralla norte, además de la construcción de la zapata de la calle Betis. 

Las riadas sufridas por la Sevilla contemporánea. 

En el siglo XIX sigue aumentando la cadencia del número de crecidas, con un total de 43. La de 1876 fue la mayor avenida hasta esa fecha, alcanzando el agua una altura de + 8,7 metros; si bien antes de acabar el siglo fue superada por la de 1881, con + 9 metros, y la de 1892, que alcanzó los + 9,3 metros, siendo la mayor de las que se tienen datos. Curiosamente, las tres se produjeron tras el discutido derribo del recinto amurallado. La última riada decimonónica de importancia fue la de 1895, no por su virulencia, sino por lo recurrente del fenómeno. Hasta en seis ocasiones el Guadalquivir tomó Sevilla al asalto y desbarató la vida de sus ciudadanos. En las zonas no plenamente incorporadas a la ciudad (Triana, Humeros, Macarena, San Roque, La Calzada, San Bernardo, la Resolana, la Carretería, el Baratillo y la Cestería) al estar fuera de las murallas, no contaban con la protección de éstas frente a las crecidas del río y fue donde más se hicieron sentir los efectos de las aguas desbordadas como la destrucción de viviendas, rotura de pozos negros, daños en comercios e industria, etc; que a su vez derivaron en enfermedades infecciosas como tuberculosis, reuma, paludismo o hepatitis. 

En el siglo XX tuvieron lugar las obras más importantes de defensa de la ciudad, con los grandes cambios en el cauce próximo a Sevilla, que finalmente llevaron al control de las inundaciones. En la primera mitad de la centuria las crecidas todavía fueron frecuentes y algunas de gran magnitud, pero en la segunda mitad descendieron significativamente, produciéndose un total de 27.

Entre 1910 y 1919 y también entre 1924 y 1927, el Guadalquivir inundó la ciudad con cotas de aguas superiores a 6 metros sobre el cero geográfico, que se mide en Alicante. Por entonces el cauce del río que atravesaba Sevilla aún era el Guadalquivir, no el canal de Alfonso XIII que habría de inaugurarse más tarde. Las condiciones de vida en la ciudad cuando se producían inundaciones eran especialmente calamitosas en los arrabales y zonas más bajas como la Alameda de Hércules. Allí es donde se cebaban las aguas del Guadalquivir y aumentaban las enfermedades.

La gran avenida de 1926 hizo saltar las alarmas ante la proximidad de la Exposición Iberoamericana (1929). Resaltó el Plan de 1927 (Plan Brackenbury), como se le conoce por el segundo apellido del ingeniero redactor, don José Delgado Brackenbury, que tenía como principal objetivo la ampliación y mejora de las condiciones de los muelles hispalenses, además de incluir la tantas veces reclamada defensa de Triana. El eje de toda la obra era la apertura del nuevo cauce, que estaba formado, partiendo desde la Cartuja, por tres curvas de amplio radio, seguidas de otras tantas alineaciones rectas, las últimas de las cuales era una prolongación del tramo de las Pitas en el brazo de San Juan. Además, en 1926 se había inaugurado también la corta de Tablada, gran obra hidráulica con la cual se tenía la esperanza de controlar las inundaciones.

Habría que esperar hasta el año 1947 para encontrarnos con la siguiente gran riada sufrida por la ciudad, que expulsó a 7.000 personas de sus viviendas a causa del desborde del Guadalquivir. No solo en Sevilla se sintieron sus efectos, también en la provincia (Alcalá del Río, Brenes, La Algaba, Tomares, San Juan de Aznalfarache, Gelves, La Puebla, Coria…). La fuerza del agua, que se llevó vidas y casas, anegó zonas enormes de la ciudad, y la Pañoleta era un enorme lago. Lo mismo ocurrió en la Alameda, donde estuvieron achicando agua una semana.

Tras esta inundación, la autoridad municipal tomó la iniciativa creando una Comisión de Auxilio a Damnificados para atender las necesidades de la población, llegando a formar un presupuesto municipal extraordinario de diez millones de pesetas para financiar los gastos ocasionados. No obstante, el gobierno tomó conciencia del peligro que podía suponer para el régimen el descontento ciudadano por una mala gestión de las inundaciones, por lo que concedió subvenciones al Ayuntamiento para atender a los damnificados, aceleró la construcción de viviendas económicas y promovió la ejecución de obras de defensa.

Sin embargo, a comienzos de 1948 se produjo en Sevilla otra tremenda riada provocada por la rotura de los muros de defensa del Guadaira. El martes 27 de enero las aguas desbordadas cubrieron los barrios de la Trinidad, San Julián, la Ronda de Capuchinos, el Fontanal, la Corza, la Calzada, Campo de los Mártires, Santa Justa, la calle Oriente, San Benito, Puerta Osario, Puerta Carmona, Cerro del Águila, Tiro de Línea, Puerta de Jerez, Puerta Real, Enramadilla, Cruz del Campo, El Porvenir, Ciudad Jardín, Prado de San Sebastián, Avenida de la Borbolla, Parque de María Luisa y Heliópolis.

Pero la mayor riada de la Sevilla reciente fue protagonizada por el Tamarguillo, afluente del río principal de la ciudad, el 25 de noviembre de 1961. Los resultados fueron más de 550 hectáreas anegadas, cuatro muertos, 125.000 sevillanos afectados, más de 30.000 sin hogar, 1.600 chabolas destruidas y 1.200 edificios con graves daños. Aun así la consecuencia más recordada es el accidente aéreo de un avión que participaba en las labores de ayuda de la población. A la catástrofe del agua se sumó los más de 20 muertos y heridos del siniestro del avión.

Sin embargo, algo positivo sí salió de las crecidas de las aguas: la solidaridad de los sevillanos. Primero de forma desorganizada  y después bajo el paraguas de la “Operación Clavel”, los sevillanos que no se habían visto afectados por el agua se echaron a la calle a ayudar. El ejército, por su parte, estuvo más de 50 horas seguidas conteniendo las aguas que intentaban tomar la ciudad y levantando diques que frenaran la riada desde el Tamarguillo.

Finalmente, en 1982 se terminó de construir la corta de La Cartuja, que alejó todo el cauce vivo del casco urbano de Sevilla, con un trayecto recto sin meandros, ofreciendo un nivel de protección superior frente a las inundaciones. 

martes, 25 de junio de 2024

CURIOSIDADES: RUTA POR PUERTAS Y POSTIGOS

 

Plano de Puertas y Postigos 


El itinerario comienza en la Puerta de Jerez donde se encontraba situada en el espacio comprendido entre el Hotel Alfonso XIII, el Palacio de Yanduri y la Fuente de Hispalis.

Desde este punto, se avanza hacia la Avenida de la Constitución hasta el antiguo Teatro Coliseo. Justo enfrente, se encuentra el Arquillo de la Plata o Puerta de la Victoria. Fue uno de los accesos naturales hasta los Reales Alcázares.

A continuación, se sigue hacia la calle Santander para llegar hasta el siguiente acceso, el Postigo del Carbón, el cual se encontraba adosado a la Torre de la Plata.

Para la siguiente parada, se toma la calle Temprado y Dos de  Mayo. Al final de ésta se encuentra el Postigo del Aceite, que es uno de los pocos accesos que aún hoy perduran.

La próxima parada es la Puerta del Arenal. Para llegar a ella hay que recorrer la calle Arfe unos metros. Dicha Puerta estaba en la confluencia de las calles Arfe, Federico Sánchez Bedoya, García de Vinuesa, Harinas, Castelar y Antonia Díaz.



El siguiente objetivo es la Puerta de Triana. Desplazamiento por la calle Castelar, Plaza de Molviedro y calles Guiomar y Zaragoza. Dicha puerta se encontraba ubicada en la confluencia de las calles Zaragoza, San Pablo y Gravina.

Por esta última calle, se desemboca en la calle Alfonso XII, girando a la izquierda se encuentra la Capilla de la Hermandad de Nuestra Señora de las Mercedes. Junto a ella, estuvo en su momento la Puerta Real.

A continuación, siguiendo por la calle Goles hasta la calle Castillo Lastrucci. Una vez llegada a ésta, se tuerce a la derecha buscando la calle San Vicente, se gira a la izquierda para llegar a la esquina de las calles Guadalquivir y Puerta de San Juan. En esta ubicación, se cree estuvo la puerta de este mismo nombre.

Desde este lugar, se llega a la siguiente Puerta pasando por las calles Guadalquivir, Santa Clara, Yuste y Reposo hasta desembocar en la calle Calatrava. Se gira a la izquierda, para llegar a la confluencia de las calles Vib Arragel y Puerta de la Barqueta. Siendo este el lugar en el que se ubicaba la puerta de este mismo nombre.

Para llegar a la siguiente puerta, se toma la calle Vib Arragel, se gira a la derecha en la esquina con Bécquer. En la unión de ésta con la calle Feria, se encontraba la Puerta o Postigo de la Basura.

El recorrido continúa por la calle Bécquer, y a escasos metros de este último acceso, pero en un  lugar que no está muy claro, estuvo el Postigo del Cuco. Siguiendo con este paseo, se llega hasta la siguiente parada, la Puerta de la Macarena. Es de los pocos accesos que se conservan hoy día. Se llega a ella después de continuar por la calle Bécquer y llegar hasta el final. 

Para encontrar la siguiente puerta, se sigue el lienzo de la muralla, que va junto a la calle macarena, y una vez acaben ambas se encuentra la Puerta de Córdoba que está adosada a la iglesia de San Hermenegildo.

Desde esta iglesia, se transita por las calles San Julián, San Hermenegildo y Santa Lucía. En la unión de ésta con las calles Madre Isabel de la Trinidad y Sol, estuvo situada la Puerta del Sol. 

Continuando por la calle Sol, se gira a la izquierda en la calle Cristo de las Cinco Llagas. Desde ésta, se toma las calles Verónica, Artemisa y Valle para desembocar en la Puerta Osario. La misma estuvo ubicada en la unión de las calles Muro de los Navarros, Jáuregui, Valle, Puñonrostro y puerta del Osario.



La ruta sigue por la calle Muro de los navarros hasta su final y desembocando directamente en el lugar en el que estuvo la Puerta de Carmona junto al comienzo de la calle San Esteban.

A continuación, se discurre por la cercana calle Tintes, en la que en un lugar indeterminado estuvo el Postigo del Jabón.

Para alcanzar el siguiente punto, hay que recorrer las calles Tintes, San Clemente y Verde. Desde esta última, se desemboca en la Plaza de los Curtidores. Después se toma la calle Cano y Cueto hasta la Puerta de la Carne. La cual estaba en la confluencia de las calles Puerta de la Carne, Cano y Cueto y Santa María la Blanca.

La siguiente parada es el Postigo del Alcázar. Para llegar hasta él, hay que recorrer las calles Cano y Cueto, Plaza de los Refinadores, Mezquita, Plaza de Santa Cruz, Plaza de Alfaro, Agua, Vida y Judería. 


Volviendo hasta la Plaza de Alfaro, se toma la calle Antonio el Bailarín para desembocar en los Jardines de Murillo y el Paseo Catalina de Ribera. Utilizando este paseo, se llega a la Puerta de San Fernando. La misma estuvo situada junto a la actual Capilla de la Hermandad de los Estudiantes, al comienzo de la calle San Fernando.

Continuando por la calle San Fernando, se llega hasta la Puerta de Jerez.



CURIOSIDADES: PUERTAS Y POSTIGOS

Puerta de la Macarena
                                                                                  

1.-PUERTA DEL SOL

Sevilla vivió en el año 1868 la decisión urbanística más relevante de su historia: derribar la muralla almohade y las puertas levantadas en el siglo XII en pro de la expansión de la ciudad y la permeabilidad del centro al tráfico rodado. En contra, los sevillanos perdieron el que probablemente fuese el mayor monumento que tendría hoy la ciudad.

La muralla circundaba el centro de la ciudad y, a lo largo de ella, se disponían hasta una veintena de accesos que se dividían en trece puertas y otros tantos postigos. En la actualidad solo quedan cuatro entradas de la veintena existente: la Puerta de La Macarena, el Postigo del Aceite y la única puerta original construida por los almorávides, la de Córdoba, y la Puerta de la Victoria o Arquillo de la Plata.

Este derribo irreversible no se tradujo en una pérdida total para los sevillanos, que mantienen en su habla referencias a estas puertas. ¿Quién no ha quedado en Puerta Jerez? ¿O en la de Carmona, la de la Carne o la de Triana?

Algo más que simples accesos. Uno de los ejemplos más interesantes de la importancia que las entradas tenían en el día a día de la ciudad es el de la Puerta del Sol, que marcaba el inicio de la actividad al estar orientada hacia la salida del astro rey.

Ubicada en la intersección de las calles Madre Isabel de la Trinidad y Sol, esta puerta fue construida en el año 1595 durante el reinado de Felipe II. Su diseño era austero y simple. El único motivo decorativo con el que contaba era una representación del Sol que le daba nombre grabada en su frontispicio. 

2.-PUERTA DE CÓRDOBA

No todas las puertas de Sevilla tenían forma de arcos triunfales. Uno de los ejemplos, que por fortuna todavía sigue en pie, es la puerta de Córdoba, adosada a la iglesia de San Hermenegildo, esta se sitúa en la esquina de la calle Madre Dolores Márquez y las avenidas de Muñoz León y Ronda de Capuchinos.

Su fisonomía obedece a un puramente criterio defensivo, dos puertas dan a un distribuidor oculto por el que se accedía. Según cuenta la leyenda, en ese lugar de la muralla, San Hermenegildo fue martirizado, por lo que la puerta se convirtió en un lugar de culto. 

3.-PUERTA DE LA MACARENA

«Extremo serás del mundo, Sevilla, pues en ti vemos juntarse los dos extremos». Esta inscripción se sitúa en la puerta norte de la muralla, la de la Macarena, ubicada en la embocadura de la calle San Luis y Resolana. Este acceso era utilizado por los reyes de Castilla para entrar en la ciudad, debiendo jurar los fueros locales antes de franquearla. El estilo actual, tras muchas transformaciones, debe su diseño al arquitecto José Chamorro.

4.-PUERTA DE LA BARQUETA

La Puerta de la Barqueta fue la primera en ser demolida, hecho que ocurrió el año 1858. Cuentan que un inglés que vivía por la zona propuso que en el lugar del derribo se levantase un monolito con la inscripción: «Hércules te edificó, Julio César te cercó de muros y torres altas y un alcalde me mandó derribar con otras cuantas».

La puerta se situó en la actual calle Calatrava. Se llamó originalmente Almenilla y, finalmente, barqueta por la barcaza utilizada para cruzar el cauce del río, que transcurría cercano a la muralla.

5.-PUERTA DE GOLES

Felipe II, a su llegada a Sevilla en mayo de 1570, otorgó el nombre de Real a esta puerta situada en la antigua calle de las Armas, hoy Alfonso XII, en las proximidades del convento de San Laureano.

El nombre primigenio, de Goles, se atribuye a una corrupción del nombre de Hércules, el mítico fundador de la ciudad. Su demolición tuvo lugar en 1862, destinándose sus restos al cementerio, donde permanecieron muchos años a la espera de ser reconstruida para servir de entrada al camposanto, proyecto que jamás se haría.

Puerta Real o Puerta de Goles


6.-PUERTA DE TRIANA

La Puerta de Triana, una de las cuatro puertas más importantes de Sevilla, marcaba el oeste de la ciudad. Fue una de las de mayor consideración, dado su ornato y su tamaño, que incluso llegó a acoger una cárcel denominada ‘El Castillo’, donde cumplían condena los presos de alta alcurnia.

El intenso tráfico obligó a las autoridades a abrir dos postigos a cada lado de la puerta para aliviar la circulación y evitar los continuos atropellos. Esta decisión provocó la protesta de la Diputación Arqueológica de Sevilla, por considerar que la reforma alteraba una obra arquitectónica de gran valor. Diez años después, la puerta sería derribada. Los escasos restos que quedan de ella pueden verse hoy en el zoológico de Jerez de la Frontera.

7.-PUERTA DEL ARENAL

La Puerta del Arenal estaba situada en la actual calle García de Vinuesa, precisamente el alcalde que la mandó a derribar en el año 1864. Construida en orden rústico, contaba con un alto frontispicio adornado con estatuas y escudos. Fue mandada a construir por el asistente Francisco de Castilla, actuando como obrero mayor Juan Díaz Jurado. 


8.-PUERTA DE LA VICTORIA

También llamada Puerta de Abdelaziz o Arquillo de la Plata se encuentra frente al lugar donde antaño estuvo el Postigo del Carbón, en la confluencia de la calle Miguel Mañara con la Avenida de la Constitución. Esta puerta no perteneció a la muralla, sino al recinto del Alcázar.

Debe su nombre a un hecho histórico, cuando Fernando III conquista la ciudad el primer lugar al que llega es a la octogonal torre de la Plata o de Abdelaziz, sitio en el que planta su blasón como símbolo de victoria.

9.-PUERTA DE JEREZ

Puerta sur de la ciudad, la de Jerez, era una de las más importantes de Sevilla. Estaba abierta las veinticuatro horas al día salvo contingencia. Fue la primera puerta de la muralla que se renovó, sustituyendo en ella el diseño primigenio de los almohades por un arco flanqueado por dos torreones. La nueva puerta se terminó de construir el 24 de marzo de 1561. Su existencia fue de todos modos efímera, pues fue demolida en 1864.

10.-PUERTA DE SAN FERNANDO

La puerta de San Fernando, también conocida como Puerta Nueva, fue la última de la muralla que se construyó. Fue erigida en el año de 1760 por orden del Asistente Juan Robión.

Tuvo sólo poco más de un siglo de existencia, pero la misma fue intensa. Por la Puerta de San Fernando salió de Sevilla el Rey Fernando VII y por ella entraron en la ciudad los Duques de Montpensier. Y fue también la primera portada de la Feria de Abril desde la instauración de ésta hasta que en 1868 la puerta fue demolida.

11.-PUERTA DE LA CARNE

La puerta antiguamente llamada de Vib Ahoar recibió el nombre de Puerta de la Carne a raíz de haberse establecido frente a ella y extramuros de la ciudad el mercado de la Carne. La puerta fue reconstruida en 1577 por orden del asistente Francisco de Zapata, Conde de Barajas y finalmente demolida en 1864.

12.-PUERTA DE CARMONA

De la Puerta de Carmona partía la antigua Vía Augusta trazada por los romanos que llevaba hasta Roma. Y junto a esta puerta entraba a la ciudad el agua que, a través de los Caños de Carmona, se traía desde los manantiales de Alcalá de Guadaíra. El Conde de Barajas mandó reconstruir en el año 1578 la puerta este de la ciudad, una de las más notables de las que albergaba la muralla. En 1868, en el transcurso de la Revolución Gloriosa y a pesar de la oposición de los alcaldes del barrio y los vecinos, la Puerta de Carmona fue demolida.

13.-PUERTA OSARIO

La denominación de Osario tiene una explicación basada en la legendaria existencia de un cementerio mahometano a extramuros de esta zona de la ciudad. La puerta era baja y sin ornamentación, estando flanqueada por dos torres almenadas. En su interior había un altar dedicado a la Virgen del Rocío, con una pintura donde se representaba a la misma.

La Puerta Osario fue derribada en 1848 y reconstruida algunos años más tarde. Sin embargo, la nueva puerta tendría una existencia breve, pues sería demolida definitivamente en 1868.

14.-POSTIGO DEL ACEITE

Su nombre se debe a que por este acceso entraba el cargamento de aceite, ya que en las inmediaciones se encontraba el mercado y el almacén de aceites. No obstante, en el siglo XII tenía otra función de mayores dimensiones. Se le llamaba bad al-Qatay (puerta de Barcos), puesto que los almohades construyeron junto a este puerto las Atarazanas, donde se construirían los navíos.










Postigo del Aceite


15.-PUERTA DE LA MONTERÍA

Se trata del acceso principal al Alcázar y da acceso al patio con el mismo nombre y al palacio del rey Pedro I. Su nombre documentado en los escritos previos al siglo XIX es el de puerta de la Montería. Existen diversas tesis respecto a esta denominación, entre ellas la idea de que fuera el lugar por donde el rey salía de caza.

En cualquier caso, que la conozcamos a día de hoy bajo el nombre de Puerta del León es debido al azulejo de finales del siglo XIX situado sobre el dintel con la inscripción Ad Utrumque, bajo proyecto de José Gestoso y Pérez.


16.-POSTIGO DEL JABÓN

Está en la mediación de la calle Tintes, se encontraba en la calle Santander. Resulta curioso que hay lugares en Sevilla que se han modificado muy poco en el devenir de los tiempos, si algún día se pudiera viajar en el tiempo (cosas más raras se han conseguido), el hipotético turista temporal podría tener la sensación de no haberse movido en el espacio-tiempo; pues bien con la Puerta de Jerez ocurre justamente todo lo contrario, su mutabilidad a través de los años ha sido constante, por lo que hoy habría que hacer un ejercicio mental para imaginárnosla.


17.-POSTIGO DEL CARBÓN

La puerta o postigo del Carbón, que fuera un hueco en la muralla almohade estaba situada en el encuentro de la actual calle Santander y Temprado, inmediato a la recién y afortunadamente rehabilitada torre de la Plata, se puede observar restos de lienzos donde se apoyaba el postigo, en cuyo hueco tapiado hay un azulejo de la Virgen del Carmen, obra de Molina en 1925 y que goza de una gran devoción popular.
Constaba de un solo arco, cuyo estribo derecho estaba sostenido por la arista de uno de los muros pertenecientes a la casa que en lo antiguo se llamó de Azogues.

En el año 1566, y siendo Asistente de Sevilla D. Francisco de Castilla, fue reedificada. Su derribo fue llevado a cabo después del año 1868.

A través de los años recibió distintos nombres en distintas etapas históricas de Sevilla, así fue conocido, según lo que entraba por dicha abertura o por el postigo de los Azacanes (aguadores) por ser el punto donde concurrían los mozos de la Aduana Nacional así conocidos, postigo del Oro (oro), postigo de las Atarazanas (embarcaciones) por su proximidad al antiguo edificio del mismo nombre, y por último del Carbón, que es el que ha prevalecido hasta nuestros días, por la circunstancia de haberse vendido en ella el aludido combustible, y toda su acera izquierda estaba compuesta por una línea de soportales sostenidos por medio de tornapuntas de madera, bajo los cuales se vendía el artículo que dio nombre a esta Puerta y a la calle donde se encontraba, hasta que fuera sustituido por el de Santander, como homenaje a la capital cántabra en su participación en la conquista de Sevilla de los marinos santanderinos que capitaneados por el almirante Ramón Bonifaz rompieron las conexiones del puente de barcas y cadena que había entre Sevilla y Triana, privando de los abastecimientos por vía fluvial, aumentado su cerco en el asedio y su próxima capitulación.

Es por ello que en el escudo de Santander aparece la Torre del Oro y un velero rompiendo unas cadenas en el Guadalquivir en recuerdo de tan legendaria gesta.




 








18.-POSTIGO DE SAN ANTONIO

Se hallaba a espaldas del convento de San Antonio de Padua.

19.-PUERTA DE SAN JUAN

Situada en la calle Guadalquivir, entre la calle San Vicente y Torneo. Anteriormente al siglo XV, esta Puerta era llamada del Ingenio por encontrarse muy cerca de ella el muelle para la carga y descarga de las mercancías que entraban en la ciudad por la vía fluvial, cuyo muelle subsistió hasta el año 1574, en que comenzó a utilizarse el que se labró junto a la Torre del Oro. El nombre de Puerta de San Juan lo adquirió por alusión al inmediato barrio e iglesia de San Juan de Acre.

20.-POSTIGO DE LA FERIA O DE LA BASURA

Un malentendido celo por parte del Municipio sevillano fue causa de que se demoliesen las antiguas puertas, pues si bien es cierto que algunas de ellas carecían de importancia artística y dificultaban el crecimiento natural de la ciudad, lo es también que otras debieron respetarse por su aspecto monumental o su curiosidad histórica, habiendo podido dejarlas exentas a manera de arcos de triunfo. Desgraciadamente no fue ese el criterio seguido.

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