Pocos símbolos son más representativos de la lucha social en la Sevilla del siglo XXI que la casa del Pumarejo.
Construida a finales del siglo XVIII por el conde Pedro Pumarejo, un
mercader español habituado a hacer las Américas, posteriormente pasó a
ser una casa vecinal. Aunque el carácter reivindicativo de quienes ahí
han vivido viene de largo, ha sido en las últimas dos décadas cuando se
ha popularizado por ser un referente en la ciudad y su batalla contra
los desahucios, las mujeres maltratadas, los inmigrantes sin papeles o acoger a personas sin recursos.
Ubicada en la plaza del mismo nombre, en el distrito de San Gil, se encuentra a escasos 200 metros de la Basílica de la Macarena, ya dentro del casco histórico de Sevilla. Si bien las conquistas sociales han sido el principal objeto de atención en torno a la casa en los últimos años, desde hace más de una década también ocupa a los vecinos la rehabilitación del edificio, el cual se encuentra cada vez en peores condiciones, pese a que fue declarado por la Junta de Andalucía, Bien de Interés Cultural en el año 2003.


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