Calle Borceguinería (actual calle Mateos Gago)
Arte de la Seda
Un jirón de ese pasado gremial aún cuelga en el nomenclátor del centro histórico. Muchos desaparecieron, pero otros detentan su pretérita herencia en el azulejo.
Calles actuales de la ciudad que conservan su nombre gremial:
Alcaicería de la Loza: Mercado Público en la época Árabe "Al-Caisiriya Al Barahat", en este mercado se vendían todos los artículos que no fueran comestibles, telas, calzado, perfumes, bisutería, loza y especias.
En la época Árabe se llamó Alcaicería de los Alatares, después de la Reconquista de Sevilla por el Rey Fernando III el Santo en el año 1248 se llamó Alcaicería de la Seda. En el siglo XIX se llamó Empecinado posteriormente se llamó Alcaicería y sigue así en la actualidad.
Aposentadores: (*)
Arte de la Seda: (*)
Boteros: (*)
Calería: (*)
Cerrajería: (*)
Chapineros: (*)
Chicarreros: (*)
Conteros: (*)
Correduría: (*)
Escoberos: (*)
Harinas: (*)
Discurre desde la calle Jimios hasta la Puerta del Arenal: "Calle Harinas. Está en el cuartel A. y en la parroquia del Sagrario. Yo ignoro el origen de su nombre, aunque puede congeturarse que en ella se venderian las harinas; nada tiene de particular, es angosta, principia en la de Jimios, y concluye en la puerta del Arenal" (González de León, 1839, p. 329).
Se llamó desde la Edad Media "Calle del Peso de la Harina", de ahí su nombre. Posteriormente se llama Harinas, al desaparecer el peso con el cual se pesaba la harina que entraba en la ciudad de Sevilla para el cobro del impuesto Municipal.
Odreros:
Por estar instalados en dicha calle desde la edad Media artesanos que fabricaban "odres", depósitos para vino o aceite fabricados con piel de cabra. Llamada calle Odreros, al menos desde el año 1665. Continúa así en la actualidad. Esta calle esta situada en el barrio de Alfalfa.
Plaza de la Pescadería: (*)
Plaza de Zurradores:
Tiene entradas por las calles Estella, Irún, San Clemente y Tintes: "Plaza de los Zurradores. Con esta plaza, que es la última en el órden alfabético que hemos seguido, se completa el número de ciento y quince plazas que tiene la ciudad dentro de sus murallas entre grandes y pequeñas plazoletas, barreras &c. Esta pertenece al cuartel B. y á la parroquia de san Bartolomé. Su nombre lo toma por haber en ella fábricas de curtidos, y otras manufacturas de pieles. Está situada detras de la parroquia de san Bartolomé en el muro de la puerta de la Carne. En medio de ella hay una cruz grande de hierro, sobre su peana de material, sin que halla mas que observar. (González de León, 1839, pp. 145-146).
Postigo del Carbón: (*)
Tintes:
La vía nace en la confluencia de las calles San Esteban y Puerta de Carmona, donde entronca con calle Mosqueta y discurre paralela a la Plaza de Zurradores. Su nombre se debe así por estar asentados en esta calle los artesanos del tinte, tintoreros. Desde comienzos del siglo XVII se llamó calle Tintes y continúa así en la actualidad:
"Calle de los Tintes. Pertenece al cuartel B. y á la parroquia de san Esteban. El haber habido muchos tintes en esta calle, le dió el nombre. El año de 1654, todavia existia uno de que he visto escritura que lo menciona; al presente lo que hay es una fábrica de loza imitando al pedernal. La calle es estrecha; empieza, en el arquillo de Clarebout, y concluye en la puerta de Carmona". (González de León, 1839, p. 438)
Vidrio: (*)
(*) Las calles con asterisco ya están reseñadas en otras entradas del blog. calles, por qué se llaman así, puertas y postigos,...
Cambio de su nombre gremial en el nomenclátor de la ciudad:
La Hermandad del Gremio de los Sastres es la más antigua de la ciudad, Fue
fundada en 1247, y tuvo como hermano mayor al propio San Fernando.
Pero es que además existe una leyenda que tiene al monarca como
protagonista. Las tropas cristianas tenían su campamento base en Tablada. Los
sevillanos de entonces intentan asaltar el campamento por sorpresa en varias
ocasiones, fracasando siempre frente a la continua vigilancia de sus enemigos.
El hambre empieza a hacer mella en la ciudad, a pesar de que contaban con
huertas interiores, y refinan sus ataques a los cristianos.
El rey, que era muy devoto de la Virgen, tenía hincado ante su tienda, de
día y de noche, un estandarte de seda que tenía bordado la imagen de la Virgen
María, y éste objeto se convierte en el objetivo de los musulmanes. En tiempos
de gran religiosidad y superstición, pensaron que, si se hacían con él,
mellarían en la moral de caballeros y soldados, que considerarían que Dios les
había abandonado.
Conseguir un estandarte era más o menos el equivalente a una victoria adelantada. De tal forma formaron dos grupos de caballería, atacando uno de ellos el campamento y el otro, oculto tras un cerro, esperaría a que las tropas cristianas estuvieran distraídas para entrar por sorpresa por el otro lado y arrebatarles el estandarte y llevarlo al interior de la ciudad. Así lo hicieron, saliendo de las murallas con los cascos de los caballos envueltos en trapos para que no hicieran ruido. Se colocaron cada uno en un extremo del campamento. Poco después del amanecer, un escuadrón atacó por el lado del campo que daba hacia Triana. Son descubiertos por los centinelas, que dan la voz de alarma.
El otro grupo de jinetes le ha dado la vuelta al campamento y se sitúan en el lado que daba al arroyo Tagarete, en lo que hoy es precisamente la calle de San Fernando. Lo que realmente ocurrió es que San Fernando estaba en esos momentos escuchando misa de boca de Don Remondo, por entonces capellán de las tropas y que luego sería primer arzobispo de la ciudad tras la conquista.
Y para no interrumpir al monarca, es Pelay Correa quien comanda a los hombres
para reducir a los primeros asaltantes, colocándose en la empalizada que daba a
Triana, tal como habían previsto los musulmanes.
El segundo grupo de los musulmanes rompe la empalizada y accede al
campamento. El rey, que estaba arrodillado, siente que los enemigos se acercan
a su tienda, echa mano de su espada Lobera y sale de la tienda para hacerles frente. Consigue desviar con
el escudo la lanza que le arroja el jinete de vanguardia, al que golpea con la
espada, derribándolo de su montura.
Lo mismo hizo con el segundo, y para cuando llegaron más ya se habían
armado algunos caballeros, que auxiliaron al rey. Los cristianos toman el
control de la empalizada y los enemigos se retiran, no sin antes asaetar la
tienda, desgarrando una de las flechas el estandarte de la Virgen.
Prácticamente la dejaron destrozada, pero San Fernando, con los ojos
llorosos, procedió a recoger el estandarte destrozado, lo llevó a su tienda y
se lo mostró a Don Remondo. El capellán le dijo que era necesario arreglarlo
para que la moral de la tropa no se viera afectada.
Es cuando bendice el estandarte y sale de la tienda a buscar a alguno de
los sastres que formaban parte del ejército, también llamados por entonces
alfayates. Pero San Fernando le dice que se detenga, ya que, al ser un
estandarte de la Virgen, sólo a un rey le corresponde su arreglo.
Y, según la leyenda, se dice que el monarca echó mano de una aguja y de un hilo y se puso a zurcir el estandarte, mientras sus labios rezaban devotamente a la Madre del Señor. La proeza del rey llegó a oídos de los sastres, que la festejan con alegría. Por ello acuerdan entregarle la carta de examen por la que se le admitía como sastre examinado, habiendo sido su prueba el zurcido del estandarte, convirtiéndose así en miembro de pleno derecho del gremio de sastres o alfayates.
Pero no queda ahí la cosa, pasado algún tiempo, Isbilya se rinde y empieza la dominación castellana. El rey otorga a esta hermandad talleres y un hospital en una calle que hasta hace varias décadas se llamaba Alfayates, y Rodríguez Zapata en la actualidad. Es una calle estrecha que da a Hernando Colón, antigua calle donde se vendía la seda. Es ésta la sede la Hermandad de San Mateo, que más tarde añaden a su tutela a la Virgen de los Reyes y al propio San Fernando, cuando éste es canonizado.
Dicha hermandad, que ha llegado hasta la actualidad, tiene sus cultos en la
iglesia de San Idelfonso. Pero no es la única anécdota que tiene a San Fernando
y los estandartes como protagonistas.
Pues se dice que, nada más rendida la ciudad, se dirigió a la torre del Homenaje o de Abdelaziz, todavía hoy en pie en la Avenida de la Constitución, lugar donde ondeó por primera vez el pendón de Castilla en la ciudad de Sevilla. En cualquier caso, estamos en el origen del escudo de España, que empezó cuartelado y que fue usado a partir de entonces para representar en un mismo blasón dos o más posesiones, y a posteriori, en los cuarteles inferiores se fueron añadiendo los otros reinos anexionados.
El histórico pendón se conserva desde entonces en la catedral. Tras la canonización de San Fernando en 1671 adquiere condición de reliquia, junto con otras pertenencias del monarca que se conservan en dicha catedral, como su espada Lobera o las espuelas.
Archeros o Arqueros: (actual Santa María de la Blanca)
La vía discurre desde la calle Verde hasta Santa María la Blanca: "Calle Archero. Esta calle que se llama calle Archeros ó Arqueros, pertenece al cuartel B. y por mitad á las parroquias de santa María la Blanca y S. Bartolomé. No se si en algun tiempo vivirian en ella los fabricantes de arcos ó de pipas, que es regular que de haí se derive el nombre. Es tambien conocida por de Sta. Marìa la Blanca, y por de la Nieves, por la inmediacion á esta ayuda de parroquia. Antes y despues de la conquista hasta la espulsion de los judios, pertenecía esta calle á la antigua Alhamia (aunque es consiguiente que con otro nombre.) Esta calle es angosta bastante; y pasa por el costado de la citada parroquia de santa Maria la Blanca, desde la calle Verde á la plaza del mismo nombre de dicha parroquia". (González de León, 1839, p. 179)
Batihojas: (actual calle Cabo Noval)
Su nombre, Cabo Noval, se debe a que fue un héroe de la guerra de España contra Marruecos. Anteriormente se llamó calle Batihojas. En el año 1900, esta se fusiona con la calle de Linos y se llama calle Cabo Noval y sigue así en la actualidad. Se llamaban Batihojas los que tenían el oficio de batir a yunque y martillo las laminas de oro para dorar.
Borceguinería: (actual calle Mateos Gago)
Su nombre se debe así
por Francisco Mateos Gago Fernández. Nació en Grazalema (Cádiz) en el año 1827
y murió en 1890. Fue catedrático de Teología de la Universidad de Sevilla, y
canónigo de Catedral de Sevilla.
Anteriormente estaba
formada por dos calles. En el año 1869 a un tramo se le llamó calle
Borceguinería. En el año 1869, se llamó calle Comuneros. En el año 1875 volvió
a llamarse calle Borceguinería. Al segundo tramo se llamó desde el siglo XVI
calle Corral de Don Juan. En el siglo XVII se le llamó calle de los Menores. En
el año 1869, se unen los dos tramos y se llaman calle Comuneros y calle Borceguinería,
y posteriormente se llamó Mateos Gago y continúa así en la actualidad.
Calceteros: (actual Buen Suceso)
Colcheros: (actual calle Tetuán)
Freneros: (actual calle Cerrajería)
Herreros o Herrero el Viejo: (actual calle Siete Revueltas)
Listoneros: (primer tramo de la actual calle Álvarez Quintero)
Mercaderes: (segundo tramo de la actual calle Álvarez Quintero)
Monteros: (actual calle Tetuán)
Para conmemorar la toma
de Tetuán (Marruecos) por el general O´Donnell en febrero del año 1869.
Posiblemente desde la
reconquista de Sevilla por el rey Fernando III el Santo se llamó calle
Monteros. En el siglo XVII se llamó calle Colcheros. En el año 1869 se llamó
calle Tetuán y continúa así en la actualidad.
Pasteleros (actual Campana)
Pellejería: (actual calle Amor de Dios)
Por el Hospital del Amor de Dios que se instaló en dicha calle en el siglo XV. Después de la reconquista de Sevilla por el Rey Fernando III el Santo en el año 1248, se llama calle de la Pellejería (en ella se instala el gremio de curtidores de pellejos o odres para vino). A partir del siglo XV se llama Hospital de San Juan de Dios, y en la actualidad calle Amor de Dios.
Polaineros: (primer tramo de la actual calle Álvarez Quintero)
Talabarteros: (segundo tramo de la actual calle Álvarez Quintero)
Torneros: (actual calle Francos)
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