miércoles, 17 de enero de 2024

PABELLONES EXPO 29: PABELLÓN DE SEVILLA



   

El Comité Ejecutivo de la Exposición encarga, en 1925, el Pabellón de Sevilla al arquitecto Vicente Traver y Tomás. Este Pabellón vino a cubrir las necesidades previstas por Aníbal González en su proyectado Gran Casino, que no llegó a realizarse. Ya en el proyecto ganador presentado por dicho arquitecto en 1911, aparece un Gran Casino concebido como fachada/puerta. Es decir, el edificio cumplía una doble función como entrada monumental y Gran Casino con todas sus dependencias y servicios. También, de esa época, tiene la idea el arquitecto general, de construir un aterraza embarcadero en el río, próxima a la corta de Tablada.

En 1914, la Comisión decide hacer permanente el Gran Casino, por lo que encarga a Aníbal González la redacción de un nuevo proyecto; éste cambia radicalmente el estilo del edificio que pasó del neomudéjar de su primer proyecto, a un neoplateresco basado en la fachada del Ayuntamiento de Sevilla. En el proyecto unifica la idea y diseña un edificio de planta cuadrada, con distribución reticular con un amplio salón de fiestas en el centro, todos los servicios propios de este tipo establecimientos, al que se le añade una terraza y embarcadero.

En 1923 el Comité decide que el Casino Municipal de Turismo, como era denominado, también contara con una sala de espectáculos trasladando su ubicación a los terrenos conocidos como los del Tívoli, en el Paseo de las Delicias, en los mismos terrenos que posteriormente se construiría el Pabellón de Argentina.

En el anteproyecto se describe como Gran Casino, Terraza, Embarcadero, Casa-Bote y Embarcadero en Tablada. El edificio del Casino se compondría de planta baja, principal y planta basamento,  éste último donde se encontrarían situados los servicios. En la planta principal o de honor, constaría de apeadero, terraza inferior y superior, un pórtico rodearía todo el edificio, vestíbulo, escalera principal, salón central y dos laterales para sala de juego y conversación. En la planta principal se distribuiría en vestíbulo, galerías y salones correspondientes con la baja.

La terraza de planta poligonal de 50 metros de largo por 30 de ancho, se situaba sobre el muelle del Guadalquivir. La pasarela sería de 15 metros de ancho por 50 de largo con escalinatas de doble acceso, el embarcadero a ambos lados de la terraza. Con un presupuesto aproximado de 3.100.000 pesetas.

En 1925 se encarga el proyecto a Vicente Traver, arquitecto general de la Exposición. El lugar elegido para levantar el pabellón, fueron los terrenos agregados del Seminario en los Jardines de San Telmo, adquiridos por el Ayuntamiento al Arzobispado, junto a la Glorieta de San Diego, en la entrada principal al recinto de la Exposición, 

Con la decisión de que el pabellón acogiera también un teatro, hecho éste muy controvertido y discutido por la opinión pública, por considerarse poco idóneo el instalar, en un lugar tan alejado del casco urbano, un establecimiento de uso público, habida cuenta de que en el centro de la ciudad existían locales ya construidos y apropiados, aunque necesitaban reparaciones y sobre todo, dotarlos de las medidas de seguridad y adelantos técnicos escénicos.

















Traver transforma el proyecto en un teatro-casino, a semejanza de los levantados en ciudades turísticas de Francia y Alemania donde el teatro es el elemento central de un conjunto de salas de juego. Esta unión estructural de teatro y casino, permite la ampliación lúdica del espectador., que al terminar la sesión de teatro, puede continuar con la cena, el baile y el juego, consiguiéndose así un gran espacio de acceso y desahogo centrado en el gran salón de baile, con orqueta  situada en la galería superior, y los salones adyacentes para restaurante y otros servicios.

El edificio consiste en la unión en un solo bloque de dos elementos volumétricos conectados. Por un lado, el Salón de Fiestas, hoy Casino de la Exposición, que conforma la rotonda vestíbulo de planta circular donde se encuentra inscrita la entrada de honor; y por lado, El Teatro, actual Teatro Lope de Vega, con planta cuadrada y cuerpo cúbico. La superficie construida es de 9.699 metros cuadrados en una parcela de 11.600, con un presupuesto de 4.500.000 pesetas.

Traver realiza varios anteproyectos entre 1925 y 1926, en el primero de ellos fechado en septiembre de dicho año, es de construcción provisional, y lo sitúa en "la Explanada de las Regiones, con fachada a la pista de 100 metros de diámetro,  que constará de Salón de Fiestas, Sala de Espectáculos, restaurante, dependencias, servicios anejos y una gran terraza descubierta delante de la fachada principal para presenciar las fiestas que se celebren en la pista". 

La composición la realiza centrando en un rectángulo de 34 x 24, un recinto elíptico de dimensiones iguales a la "Caseta del Círculo" como gran salón de fiestas, rodeado de una galería. Al lado izquierdo un patio con arcos y fuente, como acceso lateral donde sitúa el guardarropas y los salones de descanso y conversación. En el lado derecho, el restaurante, con acceso a una terraza. En la parte posterior ubica la sala de espectáculos, comunicando ambos espacios sirviendo uno y otro complementariamente. En el sótano instala los servicios, cocinas y almacén.

La terraza situada en la fachada principal, que domina la pista, la configura como gran estrado, dándole pendiente como si de un escenario para teatro al aire libre se tratara, cerrándola lateralmente con dos hemiciclos de columnas y escalinatas.

Este proyecto es rechazado por el Comité en octubre de 1925 por entender que sobrepasaba las posibilidades del presupuesto.. El 4 de marzo de 1927 se adjudica al contratista Emilio Bartolomé con un presupuesto inicial de 1.209.264 pesetas iniciándose las obras en el mes de abril, pero por circunstancias desconocidas en el mes de septiembre se produjo el cambio de contratista pasando a ejecutar la obra la Sociedad José y Eduardo de Anduiza. Terminando los trabajos el 31 de enero de 1929, habiendo sido introducida en el transcurso de ésta distintas ampliaciones y modificaciones del proyecto inicial, con un importe final de 1.563.257 pesetas.

Este edificio es una de las obras más logradas del Certamen, de estilo neobarroco según modelos italianos, con fuerte inspiración de motivos levantinos, se aleja del regionalismo sevillano, cuando curiosamente se pedía desde el Comité que los pabellones regionales y provinciales, tuvieran como fuente de inspiración la arquitectura de cada lugar de origen. Los detalles ornamentales se realizan de forma preciosista y geométrica, surgido de la Exposición de las Artes Decorativas de París de 1925.

La fachada del edificio, fuertemente marcada por el juego de planos cóncavos y convexos, se cubre de molduras mixtilíneas, frontones curvos partidos, pinjantes y esgrafiados, emergiendo una gran cúpula rebajada, rematada por linterna a modo de templete barroco con columnas salomónicas y adornada con grandes jarrones de cerámica que rematan.

El Gran Salón de Fiestas busca en su fachada efectos pintoresco, la riqueza ornamental, el juego de luces y sombras y el movimiento de líneas característico del barroco maduro. Se compone de un gran terraza de acceso oval, cuyos extremos, se rematan con una columnata formando arcos. Y el edificio central con gran cúpula ocupa casi la totalidad del mismo, solo dos cuerpos laterales se le añaden.

El anteproyecto tuvo importantes cambios a la hora de su ejecución. La cúpula de 18 metros de altura, con linterna y claraboyas, es sostenida por dieciséis altas columnas de estilo corintio, con fuste compuesto por acanalado en la parte superior y formando dibujo geométrico en mármoles de colores y bronce en la parte inferior.

La decoración se centra en la escayola pintada de la cúpula, con tonos claros sobre los que destacan el verde-gris y oro fino en linternas, claraboyas y lucernarios, con algunos toques de rojo y azul. Grandes paneles calados y vidrieras de colores que servían para la iluminación artificial.

Los ángulos se embellecen con doce rosetones de pinturas al fresco, de tipo bodegón floral sobre fondo liso con alegorías a la música y a las fiestas de la ciudad  realizados por el pintor decorador Manuel Cañas.

Del techo cuelgan faroles en bronce y lo completa una serie de consolas de caoba y mármol con espejos, y cubre radiadores, así como otro mobiliario decorativo realizado por los talleres hermanos Martínez Martín.

En total el edificio constaba de cuatro plantas y el escenario que se dividía en dos zonas: una para escena propiamente dicha con 18 metros de ancho y 11 de profundidad y un post-escenario con 12 de anchura y 8 de fondo, que permitía dar a las representaciones gran amplitud. Se completa la escena con foso, contrafoso, y telar con una medida de 22metros de alto, y una gran puerta al fondo con salida directa y dos para artistas y otros servicios.

El edificio se le dotó con adelantos modernos: el alumbrado escénico, maquinaria para efectos especiales, aparatos para imitar sonidos, confort de los asientos, climatización del local, calefacción, servicio contra incendios.


Para la decoración de la sala se empleó tonos dorados y marfileños para techos, barandas y escayolas; para los cortinajes y tapizados, el rojo;  y la pintura de puertas y muebles el verde-gris. Se realizaron pinturas decorativas actuando en la bóveda de la sala, jambas y antepechos de anfiteatros y palcos, techos, frisos de vigas, etc.

El amueblamiento de ambos edificios, corrió a cargo de la casa madrileña Crowner S.A. No se escatimó en suntuosidad y calidad del mobiliario. Las alfombras del teatro y casino, fueron realizados por la fábrica "Los Pontones".

La gran lámpara de madera tallada y estofada en oro que pendía del techo de la sala, desapareció consumida en el incendio sufrido durante la Guerra Civil en el edificio, siendo suprimida por una iluminación indirecta en las reformas realizadas en 1950, hasta que, en 1985, se colgó la enorme araña del Coliseo España.

El teatro fue inaugurado el 9 de mayo de forma oficial con la comedia de Tirso de Molina "El vergonzoso en Palacio" al día siguiente hubo un Gran Concierto de Gala a cargo del Orfeón Vasco compuesto por 350 voces y 70 músicos con la asistencia de los Reyes. Cerrándose el ciclo de actuaciones con motivo de la inauguración el día 21 de mayo con la intervención de la Capilla Real de Viena.

Durante la celebración del Certamen recibió la visita de los Reyes D. Alfonso y Dña. Victoria Eugenia en varias ocasiones y en este lugar, se celebró la clausura de la Exposición, el 21de junio de 1930.

Una vez concluida la Exposición, la programación corrió a cargo de la Comisión de Festejos del Ayuntamiento y a pesar de ser su propietario el consistorio, la Comisión Liquidadora realizaría contratos de arrendamiento pasando a manos de empresarios privados su gestión.

En 1935, en el seno del Ayuntamiento, se levantan voces reclamando tanto los terrenos de San Telmo como los edificios construidos en éstos, que nunca habían perdido la calidad de bienes municipales, y así una vez devuelto a sus legítimos propietarios, el 11 de abril de 1936, cambia la denominación del teatro pasando a llamarse Teatro Nacional Lope de Vega, celebrándose en el verano de ese mismo año hasta el 31 de julio, bailes con orquesta en la terraza lateral del Casino.

Durante la Guerra Civil, fue utilizado como hospital el Casino, y el teatro sufrió el 25 de abril de 1938 un incendio que comenzó en los palcos del anfiteatro debido a una colilla mal apagada, quemando parte del patio de butacas y afectando a las techumbres que destruyó la gran lámpara del centro; este hecho unido a las continuas inundaciones del foso y contrafoso debido a las avenidas del río Guadalquivir, condujeron a que se hicieran obras de adecentamiento, cerrándose el techo y sustituyendo la lámpara central por luces indirectas y en octubre de 1939 el ayuntamiento decidió volver a organizar una temporada de ópera y la interpretación del "Miserere" en el Teatro.

En la década de los años 40 del pasado siglo, se vuelven a organizar unas breves temporadas de ópera que ocupaban una semana. El resto del tiempo el Ayuntamiento lo cedía a agrupaciones de teatro de cámara, aficionados, grupos independientes e incluso a centros educativos. Llevándose a cabo, durante estos años distintas actuaciones de urgencia realizadas por el arquitecto municipal Antonio Delgado Roig.

Por un breve período de tiempo (1977-1985) el teatro es cedido al Ministerio de Cultura, para el organismo "Teatros Nacionales y Festivales de España" que realiza unas pequeñas obras de adecentamiento y cambia su nombre por el Teatro Nacional de Sevilla Lope de Vega.

En 1984 se inician las obras de rehabilitación del área del casino, dirigidas por el arquitecto José García-Tapia y en 1985 las del teatro, ya nuevamente bajo titularidad del Ayuntamiento, realizada por el también arquitecto Víctor Pérez Escolano. Las obras se llevan a cabo durante dos años, con un presupuesto de 485.000 pesetas, devolviendo al edificio características originales, resolviéndose los problemas mecánicos básicos, el saneamiento de las cubiertas, reposición de elementos cerámicos destruidos, restauración de las pinturas, fundamentales en la ornamentación interior. Así mismo se le dotó, sobre todo al teatro, del confort básico que requieren este tipo de instalaciones en la actualidad, así como la incorporación de infraestructura escénica suficiente, aunque se limitó el número de espectadores pasando de los 1.100 de cuando se construyó a los 983 actuales. Una importante aportación fue la instalación de la araña central del antiguo Coliseo, después de su restauración que incrementó enormemente la belleza de este centro artístico.

Fuente: Juan José Cabrero Nieves

Pab. de Sevilla

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GRAFFITIS: FLAMENCO

Plaza de la Gavidia, cerramiento de edificio