El 26 de octubre de 1922 se presenta una moción al Comité Ejecutivo de la Exposición Hispano Americana proponiendo la ampliación del Certamen para dar cabida a Brasil y a Portugal aduciendo motivos históricos. Un año antes, un informe de la embajada de España en Portugal remitido al Ministro de Estado comunica que la Cámara de Comercio Española en Lisboa había obtenido el consentimiento de Portugal para participar en la Exposición de Sevilla. Esta institución fue la auténtica propulsora de la ampliación del Certamen a Portugal y Brasil. Al año siguiente es propuesta la ampliación a estos dos países.
El 9 de noviembre de 1922, mediante Real Decreto, es cambiada la denominación del Certamen pasando de ser Exposición Hispanoamericana a Íbero Americana. Las razones aducidas fueron políticas, Sin embargo, este cambio de denominación no sentó bien en todos los círculos intelectuales del país, basándose en que gallegos y portugueses nunca fueron íberos, proponiendo que la denominación fuese Hispano Luso Americana.
Una vez aprobada la ampliación de la muestra al país luso, éste cambia de parecer, no acepta la construcción de un pabellón representativo y deja en manos de la iniciativa privada su participación. Era grave la decisión tomada ya que dejaba sin sentido la nueva denominación del Certamen de Ibero Americana, sin la participación de Portugal.
El esfuerzo de los españoles residentes en Lisboa por lograr el compromiso oficial, llegan a organizar un comité de propaganda presidido por el Embajador de España en Lisboa, que insertaban artículos en periódicos y medios de comunicación con la intención que los particulares se unieran y decidieran construir un pabellón propio, contando con la colaboración en esta campaña de las Sociedades de Geografía y la de Bellas Artes portuguesas.
El 13 de marzo de 1926, se consigue se declare la participación de forma oficial, pero no acaban aquí los problemas, ya que dos meses más tarde se produce un nuevo golpe de estado a cargo de Gomes da Costa.
En un solemne acto celebrado el 7 de abril de ese mismo año, presidido por Alfonso XIII, se hace entrega de las parcelas asignadas a este país y a Argentina. Sin embargo, en enero de 1927 aún no se había dotado de asignación presupuestaria alguna. No obstante, todas estas dificultades, al final todo se resolvió, se votó un crédito de 10.000 contos de rei, siendo la nación lusa la que mayor desembolso hizo entre todos los concurrentes. En diciembre de dicho año, se solicita el cambio de ubicación de los terrenos concedidos, concediéndosele una parcela en la Glorieta de San Diego, en la entrada principal de la Exposición, junto a la que se le denominó Avenida de Portugal.
Se presentaron 17 proyectos convocado para elegir el diseño del pabellón, siendo elegido el de los hermanos Andrade.
La representación portuguesa tuvo dos edificios, uno el oficial compuesto de dos edificios unidos, una parte permanente y otra provisional, así como otro también de carácter provisional el Pabellón de Macao. El edificio oficial ocupaba una parcela en los terrenos que tienen acceso desde la Glorieta de San Diego, El Pabellón de Macao se erigió próximo al oficial, junto a la Quinta de Goya, en la Avenida de Portugal.
El Pabellón de Portugal tenía dos partes: una estable, la mas pequeña y otra efímera de mayor superficie. El estilo del edificio está inspirado en las colonias portuguesas de ultramar. Es la parte que actualmente se conserva ocupada por el consulado de dicho país. La parte efímera estaba construido en la parte trasera del edificio permanente, se componía de un gran patio central porticado, que lo circundaban tres galerías en forma de U estando cerrado el cuarto lado por una edificación de similar característica estética al edificio permanente y que daba fachada a la Avenida de Portugal, frente al Pabellón de Macao, también de éste, de carácter efímero y que representaba una pagoda que ponía una nota de exotismo oriental solo igualada con la Torre China del Parque de Atracciones.
El acceso al edificio se realiza tras pasar por una zona ajardinada, con un empedrado de colores, con elementos geométricos y heráldico, así como una atractiva portada barroca con balcón enmarcado por cenefa de silueta mixtilínea y coronado con el escudo nacional de Portugal, es también de destacar los trabajos de cerrajería, destinados a producir impacto. En la zona ajardinada existió durante la exposición dos estatuas.
El edificio queda dividido en varias alas: una estaba destinada a la colección histórica y arte introspectivo, llamándose "Casa de Portugal" y en el que a la vez de ser instalada la delegación diplomática, también estuvo representada la Agencia de Información para turistas y la exposición permanente de los productos portugueses. También fueron ejecutadas, bajo la dirección de los arquitectos, dos lámparas y ocho placas en metal, además de ocho linternas de hierro forjado, así como una colección de bancos tapizados y alfombras de Arraioios.
En la parte provisional, construida con estructura metálica, se situaron los salones destinados a la exposición de productos de la metrópolis y de las colonias, así como una sala de conferencias y proyecciones para 250 espectadores.
La colonia de Macao mostraba los productos que se cosechaba en la colonia y objetos artesanales de los indígenas como ídolos, armas y trofeos. Todo ello fue editado en un buen y organizado catálogo, el cual estaba impreso en papel de arroz escrito en portugués pero acompañado también de anuncios en chino. Las otras colonias también estuvieron representadas como Guinea y Mozambique, esta última tenía una representación de 92 expositores y 402 productos. También funcionó una oficina de Información de carácter colonial para atender cualquier solicitud de los visitantes.
Del 3 al 9 de octubre de 1929, se celebró la Semana de Portugal, con una exposición de arte antiguo realizada con obras del fondo del Museo Nacional: pinturas, tapices, obras de orfebrería, códices, etc. destacando entre ellas "La Adoración de San Vicente" del siglo XV y una custodia manuelina de 1503. Siendo clausurada la muestra el 31 de enero de 1930 con una conferencia del Director de dicho museo.
Una vez terminada la Exposición. fueron derribados el edificio efímero y el Pabellón de Macao. El edificio permanente fue ocupado por el Consulado de Portugal hasta la actualidad, a pesar de tenerse noticias de que en breve será abandonado ya que descenderá el nivel representativo de la delegación diplomática.
Fuente: Juan José Cabrero Nieves
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