martes, 21 de enero de 2025

AZULEJOS DE ILUSTRES: GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER



Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida (Sevilla, 17 de febrero de 1836-Madrid, 22 de diciembre de 1870), más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta  y narrador español  del Posromanticismo. Aunque en vida ya alcanzó cierta fama, solo después de su muerte y tras la publicación del conjunto de sus escritos obtuvo el prestigio que hoy tiene.

Sus Rimas y Leyendas, un conjunto de poemas y relatos reunidos, constituyen uno de los libros más populares de la literatura hispana.

El apellido Bécquer o Bécker era y es bastante común en Alemania y Portugal. Hacia 1588 el católico Enrique Bécquer se trasladó con sus hijos Miguel y Adam desde la ciudad alemana de Moers, hasta Sevilla. Miguel adquirió terrenos de cultivo en Tomares y el cortijo de Troya de Utrera, así como casas en Sevilla. Se casó con Catalina Vants, de origen flamenco, y tuvieron como hijo a Guillermo. Con Guillermo la familia alcanzó su mayor apogeo económico y sus hijos entraron en órdenes militares  o consiguieron tener cargos en la Inquisición. 

Los Bécquer perdieron estatus social en el siglo XVIII y en las primeras décadas del XIX. Cuando nació Gustavo en 1836, el patrimonio familiar se había diluido al romperse la cadena de mayorazgos y ya no podían vivir de las rentas.

El primer familiar artista fue Juan José Bécquer, grabador activo a finales del siglo XVIII. El pintor José Domínguez Inchausti, padre de Gustavo, tomó el apellido Bécquer de su familia paterna a la hora de firmar sus obras, evocando sus orígenes y el pasado ilustre de su familia. Fue considerado como uno de los pintores sevillanos más destacados de su tiempo. Pintaba cuadros costumbristas y retratos. También se dedicó a la docencia, enseñando pintura a Joaquín Domínguez Bécquer, Manuel Cabral Bejarano, Eduardo Cano de la Peña y otros. José alcanzó una buena situación económica gracias a su trabajo como artista. El 25 de enero de 1827 se casó con Joaquina Bastida Vargas, con quien tuvo ocho hijos. De cuidarlos se encargaban tres criadas y un criado. La familia tenía coche, lo cual era un lujo en aquel entonces.

Tanto Gustavo Adolfo como su hermano, el pintor Valeriano Bécquer, adoptaron Bécquer como primer apellido en la firma de sus obras.

Gustavo Adolfo nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836, en la calle Conde de Barajas número 28 (antaño calle Ancha de San Lorenzo, número 9). Fue bautizado en la parroquia de San Lorenzo. Su madrina fue Manuela Monnehay Moreno, originaria de Francia. La familia se trasladó a diversos domicilios a lo largo del tiempo.  En 1838 se trasladaron al número 27 de la calle del Potro. El padre falleció a los 36 años, el 26 de enero de 1841, cuando se encontraba en su domicilio de la calle Alcoy número 2, entonces llamada calle Las Cruces. Entonces Gustavo tenía cinco años.

Hay indicios de que Manuela Monnehay ayudó económicamente a su ahijado huérfano. Su padre tenía su vivienda y una perfumería en la Plaza del Duque y ella heredaría estas propiedades en 1849.

En 1841 Gustavo comenzó sus estudios en el Colegio de San Francisco de Paula, que se encontraba también en la Plaza del Duque. El 1 de marzo de 1846, con diez años, Gustavo Adolfo pasó a estudiar como interno en el Colegio Naval de San Telmo de Sevilla, donde estudiaba su hermano Estanislao desde 1843. En San Telmo, coincidió que entonces era profesor un discípulo del poeta, Francisco Rodríguez Zapata. También era profesor, concretamente de francés, el italiano Francisco Zoleo.

En San Telmo, Gustavo conoció a su gran amigo y compañero de desvelos literarios Narciso Campillo. El 27 de febrero de 1847, los hermanos Bécquer quedaron huérfanos también de madre. ​ En julio de 1847, por Real Orden de Isabel II, cerró el Colegio de San Telmo.

Gustavo y sus hermanos fueron a vivir a casa de su tía materna, María Bastida, casada con Juan Vargas. La casa se encontraba en el número 37 de la Alameda de Hércules. ​ Estanislao se vio libre del servicio militar por tener que mantener a cinco hermanos menores de 16 años y empezó a trabajar en la Junta de Obras del Puerto, dando con su salario sustento a todos ellos. Por aquel entonces su hermano Ricardo había muerto y, poco después, dos hermanos se fueron a Cuba. 

Gustavo se acercó a su hermano Valeriano, de quien se había separado mientras estaba en San Telmo. También fue acogido en casa de su madrina Manuela, una mujer que había tenido la oportunidad de viajar y que contaba en su casa con una nutrida biblioteca. En ella, Gustavo pudo leer a los clásicos y a los contemporáneos. En 1848, el joven Gustavo trató de componer un poema en homenaje a Alberto Lista, que había fallecido ese año, pero no llegó a terminarlo.

Por esta etapa, Valeriano y Gustavo pasaron a estar bajo la protección de su pariente, Joaquín Domínguez Bécquer. Este era un pintor de éxito que quiso orientarles hacia la pintura. En 1848 Gustavo entró en la Escuela de Bellas Artes. En 1850 abandonó los estudios en la Escuela, que le parecían rutinarios, y pasó al taller de Joaquín, donde se encontraba su hermano Valeriano desde hacía un par de años. Como Joaquín era pintor del duque de Montpensier su taller estaba en el apeadero del Palacio de San Telmo, donde este vivía desde 1849.

A Gustavo se le daba mejor el dibujo que la pintura. Joaquín costeó sus estudios de enseñanza media, entonces llamados de "latinidad", debido al gran peso que tenía el latín en ellos.

Gustavo cursó la enseñanza media en el Colegio de San Diego, probablemente entre 1851 y 1853. Cuando entró, su hermano Valeriano ya se encontraba también allí como alumno. En San Diego, Gustavo volvió a coincidir con los profesores Francisco Rodríguez Zapata y Francisco Zoleo. ​Este colegio se encontraba en la calle de las Armas, actualmente llamada Alfonso XII.

Se han conservado algunas obras de la adolescencia, la mayor parte en el llamado Libro de cuentas. Este era un libro que el padre utilizaba para llevar la contabilidad de sus clases de pintura. Cuando murió, Gustavo se dedicó a rellenar las páginas y los espacios en blanco con poesías y dibujos.

Hay constancia, a través de su diario, de que Bécquer tuvo sentimientos hacia algunas chicas durante su adolescencia. Por ejemplo, escribió en su diario que al ver a una chica en la inauguración del Puente de Triana  el 23 de febrero de 1852 se sintió atraído por ella y también escribió un poema a una tal "señorita Lenona" ese mismo año, lamentando que se marchase de la ciudad. y existe la posibilidad, de que Gustavo hubiese tenido un noviazgo con Julia Cabrera, aunque no hay pruebas de ello.

En 1853 Bécquer publicó en las revistas sevillanas La Aurora y El Porvenir.

Gustavo realizó un álbum de caricaturas políticas, en el que también colaboró Valeriano, titulado Los contrastes o Álbum de la revolución de julio de 1854, por un patriota. Consta de 120 láminas y 131 hojas. El álbum es crítico y burlesco hacia los que participaron en aquel evento, conocido como la Vicalvarada.

Estando ya en Madrid, en 1859, describió a Sevilla como "el Edén perdido" Dos de sus leyendas están ambientadas en Sevilla. La de Maese Pérez el organista  sobre un organista que tocaba en el Convento de Santa Inés, y la de La Venta de los Gatos, sobre un pintor que va a una taberna del barrio de San Jerónimo  donde se bebía, se cantaba y se bailaba. Coincidía que su padre, José Bécquer, había pintado un cuadro de la Venta de los Gatos. ​

Gustavo Adolfo Bécquer, Julio Nombela, Narciso Campillo empezaron a componer versos con la intención de ir a Madrid a publicarlos. ​ Su amigo Julio Nombela se fue a Madrid en junio de 1854. En octubre de 1854 Gustavo le siguió. Llevaba 30 duros que le había dado Joaquín Domínguez Bécquer. Se instaló en una pensión de la calle de la Hortaleza número 35, en una habitación pequeña y pobremente amueblada. A finales de 1854 llegó Campillo. En noviembre de 1854 Valeriano llegó a Madrid con una suma que le había dado Juan Vargas y que permitió a él y a Gustavo instalarse en una pensión de la Plaza de Santo Domingo. También le trajo a Gustavo una carta de presentación del abogado Juan José Bueno, muy bien relacionado en Sevilla y Madrid. Poco después, Valeriano regresó a Sevilla, aunque regresaría a Madrid en 1861, permaneciendo desde entonces junto a su hermano.

En 1859 escribió que su sensación al llegar a Madrid fue muy negativa. Y en 1865 puso por escrito lo siguiente. A esas sensaciones hubo de sumar las miserias de la vida bohemia.

Un amigo de Sevilla que también se encontraba en Madrid, el escritor Luis García de Luna, le recomendó una pensión donde una mujer llamada Soledad trataba muy bien a los huéspedes y Gustavo se trasladó allí. Bécquer, García Luna y Nombela formaron un trío de jóvenes escritores que escribían por encargo.

En Madrid, Bécquer también reanudó su amistad con el funcionario Federico Álcega, al que conocía de San Telmo. En otoño de 1854 pasó a formar parte de la redacción de la revista La España musical y literaria, junto con García de Luna y Nombela.

En 1856 conoció a Ramón Rodríguez Correa. Ese año Bécquer escribió, junto con García de Luna, la obra cómica La novia y el pantalón bajo el seudónimo de Adolfo García. Esta obra fue estrenada el 15 de noviembre de 1856 en el Teatro de variedades de Madrid.

En 1856 Gustavo Adolfo Bécquer y Juan de la Puerta Vizcaíno se situaron en la dirección de una ambiciosa obra titulada Historia de los templos de España. El objetivo era describir todos los templos de España desde un punto de vista histórico, artístico y religioso. Esta obra se publicaría por entregas, en un formato lujoso y caro. ​ El 21 de junio de 1857 Bécquer y Puerta fueron recibidos por Isabel II y su marido, Francisco de Asís, a los cuales explicaron el proyecto. Los reyes aceptaron encabezar la lista de suscriptores y adquirir unos cuantos ejemplares para la biblioteca real. Según Campillo, la portada fue dibujada por el propio Gustavo y muestra piezas arquitectónicas, imágenes de estilo gótico florido y, en el centro de un dintel, la Corona española

El diario La Época apuntó que la Historia de los templos de España estaba bajo el patronato del patriarca de las Indias, Tomás Iglesias y Barcones. Otro de los impulsores fue el arzobispo de Toledo, Juan José Bonel y Orbe,

​En esta ciudad ambientó una narración, Tres fechas (1862), y cuatro de sus leyendas.

En 1857 Bécquer y Rodríguez Correa entraron a trabajar en la Dirección de Bienes Nacionales. ​ Según Nombela, Bécquer era escribiente y fue despedido por dedicarse a hacer dibujos de las obras de Shakespeare en sus ratos libres.

En octubre de 1854 Gustavo se fue a Madrid. Llevaba 30 duros que le había dado Joaquín Domínguez Bécquer. ​ Se instaló en una pensión de la calle de la Hortaleza número 35, en una habitación pequeña y pobremente amueblada. En noviembre de 1854 Valeriano llegó a Madrid con una suma que le había dado Juan Vargas y que permitió a él y a Gustavo instalarse en una pensión de la Plaza de Santo Domingo. También le trajo a Gustavo una carta de presentación del abogado Juan José Bueno, muy bien relacionado en Sevilla y Madrid. Poco después, Valeriano regresó a Sevilla, aunque regresaría a Madrid en 1861, permaneciendo desde entonces junto a su hermano.

En 1859 escribió que su sensación al llegar a Madrid fue muy negativa: "me encontré solo en el mundo". En 1861 escribió: "Madrid, sucio, negro, feo como un esqueleto descarnado, tiritando bajo su inmenso sudario de nieve". Y en 1865 puso por escrito lo siguiente: "Ya estamos en la Corte. He necesitado que me lo digan y me lo repitan cien veces para creerlo. ¿Es esto Madrid? ¿Es este el paraíso que yo soñé en mi aldea? ¡Dios mío! ¡Qué desencanto tan horrible!". A esas sensaciones hubo de sumar las miserias de la vida bohemia.

Un amigo de Sevilla que también se encontraba en Madrid, el escritor Luis García de Luna, le recomendó una pensión donde una mujer llamada Soledad trataba muy bien a los huéspedes y Gustavo se trasladó allí. Bécquer, García Luna y Nombela formaron un trío de jóvenes escritores que escribían por encargo. Uno de estos fue escribir las biografías de los diputados.

En otoño de 1854 pasó a formar parte de la redacción de la revista La España musical y literaria, junto con García de Luna y Nombela. En 1856 conoció a Ramón Rodríguez Correa. Ese año Bécquer escribió, junto con García de Luna, la obra cómica La novia y el pantalón bajo el seudónimo de Adolfo García. ​ E

En 1856 Gustavo Adolfo Bécquer y Juan de la Puerta Vizcaíno se situaron en la dirección de una ambiciosa obra titulada Historia de los templos de España. El objetivo era describir todos los templos de España desde un punto de vista histórico, artístico y religioso. Esta obra se publicaría por entregas, en un formato lujoso y caro. ​ El 21 de junio de 1857 Bécquer y Puerta fueron recibidos por Isabel II y su marido, Francisco de Asís, a los cuales explicaron el proyecto. Los reyes aceptaron encabezar la lista de suscriptores y adquirir unos cuantos ejemplares para la biblioteca real. Según Campillo, la portada fue dibujada por el propio Gustavo y muestra piezas arquitectónicas, imágenes de estilo gótico florido y, en el centro de un dintel, la Corona española. ​

En 1857 Bécquer y Rodríguez Correa entraron a trabajar en la Dirección de Bienes Nacionales. Según Nombela, Bécquer era escribiente y fue despedido por dedicarse a hacer dibujos de las obras de Shakespeare en sus ratos libres.

domingo, 19 de enero de 2025

AZULEJOS DE ILUSTRES: ANTONIO MACHADO



 


















Antonio Machado Ruiz (Sevilla, 26 de julio de 1875- Colliure, 22 de febrero de 1939) fue un poeta español, el más joven representante de la Generación del 98. Su obra inicial, de corte modernista  evolucionó hacia un intimismo simbolista con rasgos románticos, que maduró en una poesía de compromiso humano, de una parte, y de contemplación de la existencia, por otra; una síntesis que en la voz de Machado se hace eco de la sabiduría popular más ancestral.​ Fue uno de los alumnos distinguidos de la Institución Libre de Enseñanza, con cuyos idearios estuvo siempre comprometido. Murió en el exilio  durante la Guerra Civil Española.

Antonio Cipriano José María Machado Ruiz nació el 26 de julio de 1875 en una de las viviendas de alquiler del llamado Palacio de Dueñas, en Sevilla. ​ Fue el segundo varón que dio a luz su madre, Ana Ruiz Hernández, de una descendencia de ocho en total. Once meses antes había nacido Manuel, el primogénito, compañero de muchos pasajes de la vida de Antonio, y con el tiempo también poeta y dramaturgo.

La familia materna de Machado tenía una confitería en el barrio de Triana, y el padre, Antonio Machado Álvarez, era abogado, periodista e investigador del folclore, trabajo por el que llegaría a ser reconocido internacionalmente con el seudónimo de «Demófilo».​ En otra vivienda del mismo palacio son vecinos sus abuelos paternos, el médico y naturalista Antonio Machado Núñez, catedrático y rector de la Universidad de Sevilla y convencido institucionalista, y su esposa, Cipriana Álvarez Durán, de cuya afición a la pintura quedó como ejemplo un retrato de Antonio Machado a la edad de cuatro años.

La infancia sevillana de Antonio Machado fue evocada en muchos de sus poemas casi fotográficamente. En 1883, el abuelo Antonio, con sesenta y ocho años y el apoyo de Giner de los Ríos y otros colegas krausistas, gana una oposición a la cátedra de Zoografía de Articulaciones Vivientes y Fósiles en la Universidad Central de Madrid. La familia acuerda trasladarse a la capital española donde los niños Machado tendrán acceso a los métodos pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza. 

El 8 de septiembre de 1883, el tren en el que viajaba la familia Machado hizo su entrada en la estación de Atocha. Diez días después, Manuel (nueve años), Antonio (ocho) y José (cuatro), ingresan en el local provisional de la Institución Libre de Enseñanza (ILE). A lo largo de los próximos años, sus profesores serán el propio Giner de los Ríos, Manuel Bartolomé, Cossío, Joaquín Costa,, José de Caso, Aniceto Selma, Joaquín Sama, Ricardo Rubio, y otros maestros menos conocidos. Entre sus compañeros estaban:

Julián Besteiro, Juan nUña, José Manuel Pedregal, Pedro Jiménez-Landi, Antonio Vinent y Portuondo o los hermanos Eduardo y Tomás García del Real

La Institución, en coherente armonía con el ambiente familiar de los Machado marcarían su ideario intelectual. Con la ILE, descubrió Machado el Guadarrama.

El 16 de mayo de 1889, Machado (al que apenas faltan tres meses para cumplir catorce años) asiste al Instituto San Isidro, donde la Institución Libre estaba entonces colegiada, para superar la reválida de ingreso en el bachiller estatal. En junio aprueba Geografía, pero suspende Latín y Castellano, y su expediente es adjudicado al Instituto Cardenal Cisneros para el curso 1889-1890.

Entretanto, la economía en casa de los Machado, que llevaba años siendo muy apretada, alcanzó un nivel crítico. Ana Ruiz acababa de tener su noveno y último parto, una niña nacida el 3 de octubre de 1890 que moriría años después. Su marido, un «Demófilo» agotado, desilusionado, cuarentón y con siete hijos, decidió aceptar el puesto de abogado que le ofrecían unos amigos en San Juan de Puerto Rico. 

Conseguido el permiso del Ministerio de Ultramar, Antonio Machado Álvarez (padre de Antonio Machado) se embarcó rumbo al Nuevo Continente en agosto de 1892. No consiguió fortuna sino el infortunio de una tuberculosis fulminante que acabó con su vida, sin llegar a cumplir los cuarenta y siete años. Murió en Sevilla, el 4 de febrero de 1893.

En 1895, Antonio Machado aún no había acabado el bachillerato. Al año siguiente, dos días antes de su vigesimoprimer cumpleaños, murió su abuelo, el luchador Krausista, íntimo amigo de Giner y eminente zoólogo Antonio Machado Núñez. A la pérdida familiar se unió el descalabro económico de una familia. Ociosos, los jóvenes hermanos Machado, entonces inseparables, se entregaron a la atractiva vida bohemia  del Madrid de finales del siglo XIX. Cafés de artistas, tablaos, tertulias literarias, el frontón y los toros, todo les interesa.

Les deslumbra la rebeldía esperpéntica de Valle-Inclán y un Sawa o la personalidad de actores como Antonio Vico y Ri8cardo Calvo; en lo literario hacen amistad con un Zayas o un Villaespesa, en general, se dejan estimular por la vida pública de la mayoría de los intelectuales de la época.

En octubre de 1896 Antonio Machado, apasionado del teatro, entró a formar parte como meritorio en la compañía teatral de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza. ​ La bohemia oscura y luminosa del Madrid del final del siglo XIX se alternaba con la colaboración de ambos hermanos en la redacción de un Diccionario de ideas afines, dirigido por el exministro republicano Eduardo Benot. Era inevitable que los jóvenes Machado sintiesen la atracción de París.

En junio de 1899, Antonio Machado viajó a París, donde ya le esperaba su hermano Manuel. En la capital francesa trabajaron para la Editorial Garnier. Antonio regresó a Madrid en octubre de ese mismo año, incrementando su trato con el «estado mayor» del modernismo. En abril de 1902, Antonio y Manuel hacen su segundo viaje a París. Allí se reencuentran con otro hermano, Joaquín (El viajero), que regresa de su experiencia americana «enfermo, solitario y pobre», y Antonio se vuelve con él a España el 1 de agosto. A finales de ese año, de vuelta en Madrid, el poeta entregó a la imprenta de A. Álvarez Soledades (1899-1902), su primer libro.

Entre 1903 y 1908, el poeta colaboró en diversas revistas literarias. En 1906, por consejo de Giner, preparó oposiciones a profesor de francés en Institutos de Segunda Enseñanza, que obtuvo al año siguiente.

En 1907 publicó en Madrid su segundo libro de poemas, Soledades. Galerías. Otros poemas. El poeta tomó posesión de su plaza en el instituto de la capital soriana el 1 de mayo y se incorporó a ella en septiembre. Diferentes versiones han especulado sobre las razones que Machado pudo tener para escoger Soria. ​Quizá le pareció la plaza más cercana a Madrid a la que su escaso currículo le permitió acceder.​ Ángel Lázaro dejó escrito lo que el propio poeta contestaba, cuando los amigos le preguntaban sobre su decisión:

Yo tenía un recuerdo muy bello de Andalucía, donde pasé feliz mis años de infancia. Los Hermanos Quintero estrenaron entonces en Madrid El genio alegre, y alguien me dijo: ″Vaya usted a verla. En esa comedia está toda Andalucía″. Y fui a verla, y pensé: ″Si es esto de verdad Andalucía, prefiero Soria.″ Y a Soria me fui.

El Machado del París simbolista y el Madrid bohemio reflejado en sus Soledades y galerías dio paso en la descarnada realidad soriana a un hombre diferente. En lo literario, así quedó reflejado en su siguiente libro, Campos de Castilla; en lo profesional, inició su vida de maestro de pueblo; en lo sentimental, descubrió a Leonor, el gran amor de su vida.

En diciembre de 1907, al cerrarse la pensión en la que vivía Machado, los huéspedes se trasladaron a un nuevo establecimiento sito en la entonces llamada plaza de Teatinos. En la nueva pensión, regida por Isabel Cuevas y su marido Ceferino Izquierdo, sargento de la Guardia Civil jubilado, quiso el destino que el poeta conociera a Leonor Izquierdo, la hija mayor, y aún apenas una niña de trece años. El embeleso de Machado fue tan intenso que por primera vez quizá en su vida se mostró impaciente, y cuando tuvo la certeza de que su amor era correspondido acordó el compromiso con la madre de Leonor. Había pasado poco más de un año, y los novios aún tuvieron que esperar otro hasta que ella alcanzase la edad legal para casarse. Y así, el 30 de julio de 1909 se celebró la ceremonia en la iglesia de Santa María la Mayor de Soria. Hace un mes que Leonor ha cumplido los quince y el poeta ya tiene treinta y cuatro. Y contra todo pronóstico, el matrimonio fue modelo de entendimiento y felicidad, hasta tal punto que la novia se apasionó por el trabajo del poeta con toda la ilusión de su juventud. Así lo han referido todos los testigos de este episodio de la vida de Antonio Machado. ​


sábado, 18 de enero de 2025

AZULEJOS DE ILUSTRES: MANUEL MACHADO





















Manuel Machado Ruiz (Sevilla, 29 de septiembre de 1874-Madrid, 19 de enero de 1947) fue un poeta y dramaturgo español, enmarcado en el modernismo. Fue hermano del también poeta Antonio Machado, así como del pintor José Machado.

Fue el primer hijo de Ana Ruiz Hernández y Antonio Machado Álvarez, al que seguirían Antonio, José, Joaquín y Francisco.

Nacido a las dos y media de la madrugada del 29 de agosto de 1874 en el número 20 de la calle de San Pedro Mártir, su infancia transcurrió en el espacio bucólico del Palacio de las Dueñas, donde su familia había alquilado una de las estancias destinadas a particulares. Cuando Manuel tenía diez años, la familia se trasladó a Madrid, al conseguir Antonio Machado Núñez, el abuelo paterno, una cátedra en la Universidad Central.

En Madrid, inició con sus hermanos sus estudios en la Institución Libre de Enseñanza, dirigida por Francisco Giner de los Ríos, gran amigo del abuelo de Manuel. Más tarde, los completó con el bachiller y una licenciatura en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla, finalmente conseguida el 8 de noviembre de 1897. En esa época conoció, en la capital andaluza, a Eulalia Cáceres, con la que se casaría trece años después.

Entregado a la vida bohemia madrileña junto con su hermano Antonio, Manuel empezó a dar a conocer sus primeras poesías y colaborar en jóvenes publicaciones como las editadas por Francisco Villaespesa y Juan Ramón Jiménez. A comienzos de la década de 1890 contribuyó con algunos poemas en la revista El Álbum Ibero-Americano. En marzo de 1898, Manuel viajó a París para trabajar como traductor en la editorial Garnier. En 1902, aún en París, publicó su primer libro: Alma, un término clave del vocabulario simbolista. Permaneció en la capital francesa hasta 1903, compartiendo piso con Enrique Gómez Carrillo, Amado Nervo y Rubén Darío, y, en la última etapa, con el actor Ricardo Calvo, que también acogió en su apartamento a otros dos Machado: Antonio y Joaquín (que regresaba de su experiencia americana «enfermo, solitario y pobre»).

De regreso en España, desarrolló una intensa actividad literaria con colaboraciones en el recién fundado diario ABC y en la veterana Blanco y Negro. En 1903, estrenó en Sevilla Amor al vuelo, comedia burguesa con final feliz escrita en colaboración con su amigo de la infancia José Luis Montoto (hijo del folclorista Luis Montoto). Mucha más trascendencia tuvo la publicación en 1905 de su libro Caprichos, con dibujos de su hermano José.

Tras publicar El mal poema y vivir itinerante entre Madrid y Barcelona, acaba recalando de nuevo en Sevilla. Allí, se casa en la parroquia de San Juan de la Palma el 16 de junio de 1910 con la paciente Eulalia Cáceres Sierra, de treinta años de edad (Manuel está a punto de cumplir los 36). El matrimonio se trasladó a Madrid, donde, según Pérez Ferrero, el libertino Manuel Machado «se consagró a su mujer con devoción única».

En 1913, Manuel opositó al Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, consiguiendo una plaza en Santiago de Compostela, la cual, gracias a influencias en el Ministerio, le permutaron por una en la Biblioteca Nacional de Madrid, y, al año siguiente, dobló su funcionariado con otra plaza de archivero en el Ayuntamiento de Madrid. Como director de la Biblioteca Municipal (más tarde Biblioteca Histórica Municipal) y el Museo Municipal de Madrid impulsó varias revistas literarias de escasa duración.

En 1914, estalla la Primera Guerra Mundial y Manuel deja clara su posición "aliadófila" en diversos escritos (Día por día de mi calendario, 1918). Acabada la contienda, viajó por Francia y Bélgica como corresponsal de El Liberal.

En 1921, publicó el que muchos especialistas han considerado su mejor poemario: Ars moriendi. Al hilo de la gran acogida que tiene el libro y la decisión del poeta de retirarse con él del ruedo poético, se cruza entre Manuel y Antonio una discusión epistolar en la que Manuel acaba escribiendo: «Tu poesía no tiene edad. La mía sí la tiene». Sentencia contra la que Antonio Machado concluirá, en otra carta: «La poesía nunca tiene edad cuando es verdaderamente poesía».

A lo largo de los años veinte, los dos hermanos colaboran, con gran éxito —popular y de la crítica—, en una serie de comedias en verso en un alarde de entendimiento creativo.  En 1931, en un acto celebrado en el A>teneo de Madrid el 26 de abril de ese año, Manuel hace público (en colaboración con el músico Oscar Esplá) el borrador de un himno para la Segunda República Española (que provisionalmente había adoptado el de Riego).

Manuel Machado aparece en la lista de intelectuales españoles que el 11 de febrero de 1933 fundaron la Asociación de Amigos de la Unión Soviética. Sin embargo, a partir de ese mismo año, Manuel exteriorizó su posición personal ante los acontecimientos sociopolíticos que le rodeaban. En un artículo del diario madrileño La Libertad, Manuel Machado fijó su ideología:

El mundo se debate hoy —lejos de toda libertad— entre dos dictaduras: la capitalista y la colectivista, la burguesa y la proletaria, entre el fascismo y el comunismo. Ambas son igualmente enemigas de la individualidad (...). Ambas son para mí igualmente detestables.

El estallido de la Guerra Civil Española le separó físicamente del resto de su familia. El golpe de Estado del 18 de julio sorprende a Manuel y Eulalia en Burgos, visitando como todos los años a Carmen Cáceres, religiosa de la orden de las Esclavas del sagrado Corazón. El matrimonio se hospeda en la pensión Filomena, entre toreros, intelectuales, actores, militares, funcionarios y periodistas. Sus contertulios van desde el amigo Ricardo Calvo o el diestro Marcial Lalanda hasta Juan Ignacio Luca de Tena o el futuro ministro José Ibáñez Martín.

Una entrevista concedida a una revista francesa (Comoedia), ese mismo julio de 1936, en la que Manuel comete la indiscreción de comentar que «esto puede durar siete años, como la guerra carlista», es aprovechada por Mariano Daranas, corresponsal de ABC en París, para denunciar al «eminente lírico y afortunado burócrata». Ha estallado el festival de las envidias en España, que causarán tantos muertos o más que las acciones bélicas. Manuel Machado fue detenido por la policía el 29 de septiembre, permaneciendo encarcelado hasta el 1 de octubre (gracias a una larga lista de intercesores, de cuya certeza no ha podido llegarse a dar referencia

Uno de sus primeros biógrafos junto con, relata el suceso del inesperado nombramiento de Manuel como académico de la Lengua Española. La noticia se la dan «dos escritores que llegan de Salamanca» (Pemán y D´Ors), comunicándole su elección por unanimidad con fecha de 5 de enero de 1938, y a condición de que tomase posesión de inmediato. Manuel aceptó, pronunciando en el Palacio de San Telmo de San Sebastián su discurso de ingreso en torno a su propia obra el 19 de febrero de ese mismo año. ​ Durante el acto lee, además, su conocido soneto  dedicado a Franco —a quien se refiere como Caudillo de la nueva Reconquista—,​ cuyo verso final daba título al poema: «¡la sonrisa de Franco resplandece!».

Manuel continuó escribiendo poesía y participando en proyectos como Los versos del combatiente o la Corona de sonetos en honor de José Antonio Primo de Rivera, culminando su compromiso político-literario con el poema Al sable del Caudillo, al tomar Madrid las tropas golpistas  en 1939. No ha quedado claro cómo se llegó a enterar Manuel de la muerte de su madre y de su hermano Antonio. Entraron en Francia en dirección París, pero en el camino se les informó de que las muertes habían ocurrido en Colliure, donde acudieron él y Eulalia y permanecieron dos días, regresando luego a Burgos. 

Tras la guerra se reincorporó a su cargo de director de la Hemeroteca y del Museo Municipal de Madrid, jubilándose poco después. Siguió escribiendo poesía, en gran parte de carácter religioso, influido por su esposa y el entorno. Fallecido en Madrid el 19 de enero de 1947, fue enterrado en el cementerio de la Almudena, tras un funeral presidido por el ministro de Educación Nacional, Ibáñez Martín y José María Pemán, en aquellos días director de la Real Academia. Tras hacer donación de la biblioteca y archivo de su marido a la Diputación Provincial de Burgos y la Institución Fernán González, su viuda ingresó en una congregación religiosa dedicada al cuidado de niños abandonados y enfermos

jueves, 16 de enero de 2025

AZULEJOS DE ILUSTRES: LUIS CERNUDA (I)



 Luis Cernuda Bidou o Bidón (Sevilla, 21 de septiembre de 1902-Ciudad de México, 5 de noviembre de 1963) fue un poeta y crítico literario español,

El abuelo materno, Ulises Bidou, era de origen francés, pero castellanizó el apellido como «Bidón» al instalarse en España; luego, en el exilio, su nieto Luis recobraría el apellido original francés. Era el único de los abuelos de Luis que vivía cuando este nació. Tenía una droguería en la plaza del pan  (oficialmente llamada plaza de Jesús de la Pasión) de Sevilla.

El padre, Bernardo Cernuda Bauzá, nacido en Naguabo (Puerto Rico) en 1856, fue comandante de un regimiento de ingenieros. La madre, Amparo Bidón y Cuéllar, era de Sevilla Luis tenía dos hermanas mayores: Amparo, nacida en 1894, y Ana, nacida en 1895. Luis, tercer y último hijo del matrimonio, nació el 21 de septiembre de 1902 en la casa familiar, situada en el número 6 de la calle Conde Tójar, actualmente denominada calle Acetres. Fue bautizado en la iglesia del Salvador

Su afición por la lectura empezó con libros de viajes de la biblioteca paterna. También se cuenta entre sus primeras lecturas un libro de mitología. En 1913 se reeditaron sus obras y dos primas, Luisa y Brígida de la Sota, prestaron a las hermanas de Luis algún ejemplar de las mismas, posiblemente las primeras poesías leídas por él.

Entre 1913 y 1915 estudió bachillerato en el Colegio San Ramón de la calle Bailén. En 1915 el padre ascendió a teniente coronel y la familia se mudó al cuartel del Tercer Regimiento de Zapadores, en el Prado de San Sebastián. En 1915 Luis pasó a estudiar en el colegio de los escolapios. Aquí tendría dos profesores poetas: Jerónimo Córdoba Roldán, prestigioso latinista, y Antonio López, miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.​ En el curso 1916-1917 López, que impartía Retórica, pidió a sus alumnos que compusieran una décima, empezando entonces Luis a escribir versos. ​ Luis estableció una amistad con Antonio López que duró este y los dos cursos siguientes. ​ Fue este profesor el que le corrigió sus primeros versos, le dio claves para componerlos y le animó a recitar poesía. Antonio López falleció el 20 de diciembre de 1919.

En el curso 1917-1918 Luis fue miembro de la Junta Directiva de Congregaciones Marianas, dirigida por el músico y compositor Miguel Millán Bonell. En 1918 el padre se retiró con el rango de general y la familia se trasladó a un nuevo domicilio en la calle Jáuregui.

Empezó a estudiar Derecho en la  en octubre de 1919. ​ El primer curso conoció al profesor Pedro Salinas. ​Enseguida Salinas percibió la singularidad de su alumno:

Difícil de conocer. Delicado, pudorosísimo, guardándose su intimidad para él solo, y para las abejas de su poesía que van y vienen trajinando allí dentro -sin querer más jardín- haciendo su miel. La afición suya, el aliño de su persona, el traje de buen corte, el pelo bien planchado, esos nudos de corbata perfectos, no es más que deseo de ocultarse, muralla del tímido, burladero del toro malo de la atención pública. Por dentro, cristal. Porque es el más Licenciado Vidriera de todos, el que más aparta a la gente de sí, por temor de que le rompan algo, el más extraño.

En sus años universitarios entabló amistad con José González Montes​ y con Carlos García Fernández, más tarde miembro de la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras.

Con el fallecimiento de su padre, el 9 de marzo de 1920, ​ la familia se volvió a mudar, esta vez al número 20 de la calle Conde de Benomar (el actual número 4 de la calle Aire), en el barrio de Santa Cruz.

Entre 1923 y 1924 hizo el servicio militar en el Tercer Regimiento de Artillería. Uno de los ejercicios consistía en ir a caballo por los alrededores de Sevilla por las tardes. Años después, en 1958, Cernuda diría que una de esas tardes empezó a ver las cosas de una forma nueva que le llevaron a escribir una serie de versos (que no se conservan).

El 15 de enero de 1924 Cernuda publicó unas prosas llamadas Matices en el F. E. S., una publicación de la Federación Escolar Sevillana.

Salinas organizaba casi todas las tardes tertulias literarias a las que asistían, entre otros, el poeta y pintor Higinio Capote Porrúa y el poeta Joaquín Romero Murube. En 1924, tras la publicación de sus Matices, Cernuda se unió a la tertulia.

Salinas le recomendó a Cernuda poetas franceses del siglo XIX. ​ Por su cuenta, Cernuda leyó también al poeta surrealista francés Pierre Reverdy, con quien tuvo una gran afinidad.

Cernuda leía ya habitualmente a poetas clásicos españoles como Garcilaso de la Vega, fray Luis de León, Góngora, Lope de Vega, Quevedo y Calderón de la Barca. Sin embargo, él mismo declaró en 1958 que fue en tiempos en los que conoció a Salinas cuando "percibió el sentido" de lo que habían escrito esos autores. Se licenció en derecho en diciembre de 1924.

En 1925 Pedro Salinas le prestó a Luis algunos libros de André Gide. Gracias a estas lecturas, Luis Cernuda resolvió un conflicto interno con respecto a su homosexualidad. En 1925 Salinas le enseñó a Juan Ramón Jiménez  algunos poemas de Cernuda.

En diciembre de 1925 Luis Cernuda publicó nueve de sus poemas en la Revista de Occidente, ​ fundada por José Ortega y Gasset. En enero de 1926 estuvo en Madrid, donde conoció a Ortega y Gasset, a Ramón María del Valle-Inclán y estuvo en casa de Juan Ramón Jiménez. ​ También visitó el Museo del Prado. ​ Posteriormente, regresó a Sevilla.

En 1926 colaboró en los números 56, 57 y 59 del suplemento literario del periódico La Verdad. Ese mismo año publicó en el número 5 de la revista sevillana Mediodía y en el número 2 de la revista malagueña Litoral. Esta última revista, fundada por Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, fue la más representativa de la generación del 27.

A finales de 1926 envió una poesía para la revista murciana Verso y Prosa, fundada por Juan Guerrero Ruiz y Jorge Guillén  y que se editó entre enero de 1927 y octubre de 1928. Esta poesía le gustó mucho a Guillén, que le envió a Cernuda una carta elogiosa. En enero de 1927 Litoral publicó tres poemas suyos y Mediodía uno.

El 25 de mayo Romero y Murube publicó en El Noticiero Sevillano unos apuntes líricos donde decía que "en calidades sevillanas, el salto atrás de Perfil del aire llega hasta Bécquer". El 1 de junio José Bergamín escribió una crítica elogiando al libro y a su autor en La Gaceta Literaria y discrepando de la opinión dada por Ayala, lo que motivó una respuesta de este el 1 de julio en la misma revista. ​

El 19 de junio Gerardo Diego le escribió una carta a Cernuda valorando positivamente su libro. En octubre de 1927 publicó un nuevo poema en Litoral que empieza diciendo: "Solo escollos de sombra débilmente". En mayo del mismo año publicará en Verso y Prosa cinco poemas. En diciembre de 1927 publicó su Égloga en la revista Carmen, que había sido fundada ese año en Gijón por Gerardo Diego. El 15 de diciembre escribió Elegía, que fue publicada en Verso y Prosa en octubre de 1928. El 1 de enero de 1928 escribió Homenaje, dedicada originalmente a fray Luis de León y que fue publicada en Carmen en marzo del mismo año. Estas tres obras, con influencias de Garcilaso y Mallarmé, se integraron en Égloga, elegía, oda dentro de su libro La realidad y el deseo  de 1936. El 1 de abril de 1928 Salvador de Madariaga elogió el poema Homenaje en el diario El Sol de Madrid.

El torero y escritor Ignacio Sánchez Mejías sufragó y organizó con el Ateneo de Sevilla un homenaje a Góngora, que tuvo lugar a mediados de diciembre de 1927 en un salón cedido por la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Al acto asistieron como invitados Federico García Lorca, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Juan Chabás y Jorge Bergamín. Luis Cernuda estuvo entre el público.

Existe correspondencia entre Luis Cernuda y el poeta Fernando Villalón, lo que, junto con un comentario de Luis Ortiz Muñoz en una carta del 24 de febrero de 1928, indica que tuvieron relación por estas fechas. En febrero de 1928 la revista Meseta de Valladolid publicó dos prosas de Cernuda con el título de Huésped eterno. En marzo del mismo año publicó un romance con influencias de Juan Ramón Jiménez y de los romances gitanos de Lorca en Papel de Aleluyas de Huelva.

El 4 de julio de 1928 murió su madre. Cernuda vendió la casa familiar y se alojó en una pensión de la calle Rosario hasta el 4 de septiembre. Adriano del Valle y Fernando Villalón le despidieron en la estación de San Bernardo, donde tomó un tren a Málaga. En esta ciudad se alojó en el hotel Europa y conoció en persona a Emilio Prados, Manuel Altolaguirre y José María Hinojosa. Realizó excursiones a Ronda y Campillos. 

El 17 de septiembre de 1928 llegó a Madrid. Se alojó en una pensión en el número 19 de la calle Narváez. Tomó contacto con Salinas, que vivía entonces en Madrid, y visitó en su casa al poeta Vicente Aleixandre. En noviembre Salinas le ayudó a conseguir un puesto de lector de español en la Universidad de Toulousse. ​ En Toulouse se instaló en el número 37 de la rue Benjamin Constant. ​ Dejó Toulouse a mediados de junio de 1929 y pasó por Barcelona, que le encantó. Luego se instaló en Madrid, en la calle Fuencarral, número 151, 5º.

En otoño de 1929 acudió con frecuencia a la casa de Vicente Aleixandre. En marzo de 1930 empezó a trabajar en la librería de León Sánchez Cuesta, situada en la calle Mayor. El poeta vivía entonces en el 2º izquierda del número 1 de la Glorieta de Bilbao. En mayo de 1929 publicó algunos poemas de esta obra en Litoral y en noviembre del mismo año hizo lo mismo en la Revista de Occidente. El 14 de mayo de 1930 publicó otros poemas en Nueva Revista  El día 11 de enero de 1931 acudió a una comida ofrecida por la hispanista francesa Mathilde Pomés en el restaurante Buenavista. En esta comida también estuvieron Pedro Salinas, Juan Guerrero Ruiz, Federico García Lorca, León Sánchez Cuesta, José Bergamín y Gerardo Diego.

El 18 de enero de 1931 se publicó en El Sol un artículo titulado José Moreno Villa  o los andaluces en España, donde decía que la poesía española moderna había comenzado con el poemario Garba de ese autor malagueño, publicado en 1913. El 14 de abril de 1931, día de proclamación de la Segunda República, Cernuda estuvo en un manifestación republicana que recorrió la calle Alcalá en dirección a la Puerta del Sol.

Lorca le presentó a un joven actor gallego llamado Serafín Fewrnández Ferro ​y tuvieron un romance. ​ La relación sentimental entre Luis y Serafín había terminado en abril de 1932.

El 6 de agosto de 1931 se constituyó el Patronato de Misiones Pedagógicas, presidido por Manuel Bartolomé Cossío y con Pedro Salinas como vocal. ​ Este patronato organizaba bibliotecas para niños y adultos y llevaba copias de cuadros del Museo del Prado a pueblos alejados en lo que se conoció como Museo del Prado o Museo Circulante, del cual era colaborador el pintor Ramón Gaya. ​ En un informe del Patronato para los años 1931-1933 se menciona a Cernuda en una misión en Las Navas del Marqués en la provincia de Ávila, del 13 al 18 de julio de 1932. El 9 de marzo de 1933 consta que estuvo en una misión en Toledo. El 10 de octubre de 1933 publicó en el diario Luz un artículo titulado Soledades de España. Con el Museo del Pueblo, donde narra una misión en Pedraza, provincia de Segovia. En 1934 visitaría Andalucía con las misiones: en enero estuvo en Cádiz; en febrero y marzo estuvo por la provincia de Almería; a comienzos de julio pasó por Sevilla; el 18 de julio se encontraba en Aracena, el 1 de agosto en Ayamonte, ​ el 23 y el 23 de agosto en Huelva, y el 28 de agosto en Chiclana; el 29 de agosto pasó un día en Cádiz, el 30 de agosto regresó a Chiclana; el 4 de septiembre estuvo en Medina Sidonia, el 13 de septiembre en Arcos de la Frontera, el 20 de septiembre en Grazalema; entre el 21 y el 24 de septiembre estuvo en Olvera, el 27 de septiembre en Ronda y la noche del 29 de septiembre tomó un tren en Córdoba  con destino a Madrid.

En febrero de 1932 Gerardo Diego publicó Poesía española. Antología. 1915-1931 en la que incluía obras de diecisiete poetas abarcando desde los más veteranos, como Unamuno o los hermanos Manuel y Antonio Machado, hasta los jóvenes, como Cernuda, Alberti o Altolaguirre. Este libro abarca tres generaciones de escritores: la del 98, la del 14 y la del 27.

En junio de 1932 asistió a la boda entre Altolaguirre y Concha Méndez. Por entonces había publicado ya en la revista Héroe, de Altolaguirre, un poema que se incluyó luego en Los placeres prohibidos. ​Entre mayo de 1932 y mayo de 1933 escribió los diecisiete poemas que componen su obra Donde habite el olvido. Dos de estos poemas aparecieron en la revista Héroe y otros cuatro en la Revista de Occidente. ​Según Vicente Aleixandre, este poemario es el último homenaje de Cernuda a Serafín.

En enero de 1933 Altolaguirre publicó con su editorial "La Tentativa poética" una antología de poemas de Cernuda titulada La invitación a la poesía. En febrero de 1933 publicó un artículo sobre Juan Ramón Jiménez titulado Unidad y diversidad en la revista Los cuatro vientos y, ese mismo mes, apareció un poema de Los placeres prohibidos en la revista valenciana Murta.

miércoles, 15 de enero de 2025

AZULEJOS DE ILUSTRES: LUIS CERNUDA



En 1933 Rafael Alberti fundó la revista Octubre, escritores y artistas revolucionarios. En el número correspondiente a octubre-noviembre de 1933 de la revista, aparece un breve texto de Cernuda, que por entonces albergaba simpatías con el comunismo.

En 1934 colaboró en revistas revolucionarias como Octubre y El tiempo presente. A finales de agosto de 1934 la editorial Signo publicará su libro Donde habite el olvido.

Cernuda y otros poetas de la generación del 27 asistieron a la tertulia que tenía lugar en la casa del diplomático chileno Carlos Morla Lynch.

En febrero de 1935 asistió a esta tertulia, con recomendación de Altolaguirre, el poeta inglés Stanley Richardson, que compartió diversos momentos con Lorca y Cernuda durante al menos un mes. Luis escribió, entre el 20 y el 22 de marzo, el borrador de un poema amoroso titulado Por unos tulipanes amarillos dedicado a Richardson. ​ A su vez, el poeta inglés dedicó unas líneas a Cernuda en su ensayo Spanish Poetry 1935.

En junio de 1935 Cernuda vivía en el número 73 de la madrileña calle Viriato, cerca de Altolaguirre.

El 9 de febrero de 1936 se organizó una comida en homenaje a Alberti y María Teresa León en el Café Nacional, en el número 19 de la calle Toledo, a la que asistió Cernuda.

En febrero de 1936 el periódico Mundo Obrero, del Partido Comunista de España, publicó un manifiesto titulado Los intelectuales con el Bloque Popular, firmado por trescientas personas, entre ellas Lorca, Alberti y Cernuda. Ese mes, el Frente Popular, que aunaba a los partidos de izquierda, ganó las elecciones generales en España

En marzo de 1936 el periódico Mundo Obrero publicó el Manifiesto por la libertad de Prestes y contra la represión en Puerto Rico, firmado por numerosos escritores españoles, entre ellos Cernuda. ​Ese mismo mes, la revista Cruz y Raya publicó una antología de sonetos sevillanos preparada por Cernuda.

​El 19 de abril de aquel año se celebró un banquete en su homenaje en un restaurante de la calle Botoneras de Madrid. En el acto tomaron parte Aleixandre, Alberti, Altolaguirre, Concha Méndez, Concha de Albornoz, María Teresa León, Rosa Chacel, Delia del Carril, Lorca, Guillén, Gerardo Diego, Neruda, Serrano Plaja, Salinas, Bergamín, Moreno Villa y Pérez Ferrero.

El 21 de abril de 1936 Cernuda publicó con Ediciones El Árbol primera edición de La realidad y el deseo, ​que aunaba seis obras suyas.

En julio de 1936 Cernuda se preparaba para marchar con Concha de Albornoz a París, para servir como secretarios del embajador Álvaro de Albornoz. El 13 de julio Cernuda esperaba a Lorca en la casa de Morla Lynch para despedirse, pero apareció Rafael Martínez Nadal y le dijo que Lorca había tomado un tren con destino a Granada, ​ donde días después sería asesinado.

Cernuda estuvo en París desde mediados de julio de 1936. El 18 de julio comenzó la guerra civil española. 

En agosto de 1936 fue asesinado Federico García Lorca. Entre finales de 1936 y principios de 1937 Cernuda le escribió una sentida elegía titulada A un poeta muerto (F. G. L.). La primera vez que esta se publicó, en el número VI de Hora de España de junio de 1937,​ el autor tuvo que quitar la sexta estrofa, relacionada con la homosexualidad.

Álvaro de Albornoz y su hija Concha fueron acusados de negligencia por una delegación presidida por la Pasionaria. Entonces ambos regresaron a Madrid en septiembre, acompañados de Cernuda. ​Tras esto, Cernuda se integró en la Alianza de Intelectuales Independientes, dirigida por Alberti y Bergamín. En octubre participó en emisiones radiofónicas junto a Arturo Serrano Plaja.

Por estas fechas escribió una comedia titulada El relojero o La familia interrumpida, donde se trata la represión sexual y se insinúa una relación lésbica. Leyó esta obra a sus amigos de la Alianza de Intelectuales, aunque permaneció inédita hasta que Octavio Paz la publicó en 1985

Fue de voluntario al Batallón Alpino, donde estuvo aproximadamente un mes o mes y medio, y combatió en la sierra de Guadarrama para defender Madrid.

Luis Cernuda. "Historial de un libro", en Poesía y literatura, Barcelona y México: Seix Barral, 1960, n. 11, p. 256.

En febrero de 1937 publicó en el boletín de la Alianza de Intelectuales, llamado El Mono Azul, un artículo titulado Homenaje, donde hace balance de los primeros meses del conflicto bélico.

En abril de 1937 se trasladó a Valencia, a donde se había trasladado el gobierno republicano, y se alojó en el hotel Faro, donde también se hospedaba su amigo Víctor Cortezo. En julio de 1937 se representó la obra Mariana Pineda  de Lorca. La obra fue dirigida por Altolaguirre, contó con decorados de Víctor Cortezo, con Cernuda en el papel de Pedro de Sotomayor y Cortezo en el papel de Fernando. Las autoridades comunistas no vieron con buenos ojos dicha representación. Víctor Cortezo fue detenido en el hotel El Faro e interrogado durante tres días en la checa de la calle Germanías de Valencia. Cernuda escribió en 1961 su poema Amigos: Víctor Cortezo 

martes, 14 de enero de 2025

AZULEJOS DE ILUSTRES: VELÁZQUEZ


 

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, bautizado el 6 de junio de 1599- Madrid, 6 de agosto de 1660), conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco español considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española  y maestro de la pintura universal. Pasó sus primeros años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista, por influencia de Caravaggio  y sus seguidores. 

A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo consistía en pintar retratos del rey y de su familia, así como otros cuadros destinados a decorar las mansiones reales.

Su presencia en la corte le permitió estudiar la colección real de pintura que, junto con las enseñanzas de su primer viaje a Italia, donde conoció tanto la pintura antigua como la que se hacía en su tiempo, fueron influencias determinantes para evolucionar a un estilo de gran luminosidad, con pinceladas rápidas y sueltas. En su madurez, a partir de 1631, pintó de esta forma grandes obras como La Rendición de Breda. En su última década su estilo se hizo más esquemático y abocetado, alcanzando un dominio extraordinario de la luz. Este período se inauguró con el Retrato del papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia, y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras: Las Meninas, un retrato colectivo de la familia real, y Las Hilanderas, un cuadro mitológico que representa el castigo a la tejedora Aracne por parte de la diosa Minerva.

Su catálogo consta de unas 120 o 130 obras. El reconocimiento como pintor universal se produjo tardíamente, hacia 1850. Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920, coincidiendo con la época de los pintores impresionistas franceses, para los que fue un referente. Manet se sintió maravillado con su obra y le calificó como «pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido». La parte fundamental de sus cuadros que integraban la colección real se conserva en el Museo del Prado Museo en Madrid.

Fue bautizado el 6 de junio de 1599 en la iglesia de San Pedro de Sevilla. Sobre la fecha de su nacimiento, Bardi se aventura a decir, sin dar más detalles, que probablemente nació el día anterior a su bautizo, es decir, el 5 de junio de 1599. ​

Sus padres fueron Juan Rodríguez de Silva, nacido en Sevilla, aunque de origen portugués  (sus abuelos paternos, Diego Rodríguez y María Rodríguez de Silva, se habían establecido en la ciudad procedentes de Oporto), y Jerónima Velázquez, sevillana de nacimiento. ​ Se habían casado en la misma iglesia de San Pedro el 28 de diciembre de 1597. Diego, el primogénito, sería el mayor de ocho hermanos. Velázquez, como su hermano Juan, también «pintor de imaginería», adoptó el apellido de su madre según la costumbre extendida en Andalucía, aunque hacia la mitad de su vida firmó también en ocasiones «Silva Velázquez», utilizando el segundo apellido paterno.

Se ha afirmado que la familia figuraba entre la pequeña hidalguía  de la ciudad. Sin embargo, y a pesar de las pretensiones nobiliarias de Velázquez, no hay pruebas suficientes que lo confirmen. El padre, tal vez hidalgo, era notario eclesiástico, oficio que solo podía corresponder a los niveles más bajos de la nobleza y, según Camón Aznar, debió de vivir con suma modestia, próxima a la pobreza. El abuelo materno, Juan Velázquez Moreno, era calcetero, oficio mecánico incompatible con la nobleza, aunque pudo destinar algunos ahorros a inversiones inmobiliarias. Los allegados del pintor alegaban como prueba de hidalguía que, desde 1609, la ciudad de Sevilla había comenzado a devolver a su bisabuelo Andrés la tasa que pesaba sobre «la blanca de la carne», impuesto al consumo que solo debían pagar los pecheros  y en 1613 comenzó a hacerse lo mismo con el padre y el abuelo. El propio Velázquez quedó exento de su pago desde que alcanzó la mayoría de edad. Sin embargo, esta exención no fue juzgada suficiente acreditación de nobleza por el Consejo de órdenes Militares  cuando en la década de 1650 se abrió el expediente para determinar la supuesta hidalguía de Velázquez, reconocida únicamente al abuelo paterno, de quien se decía que había sido tenido por tal en Portugal y Galicia. 

La Sevilla en que se formó el pintor era la ciudad más rica y poblada de España, así como la más cosmopolita y abierta del Imperio. Disponía del monopolio del comercio con América  y tenía una importante colonia de comerciantes flamencos e italianos. También era una sede eclesiástica de gran importancia y disponía de grandes pintores. ​

Su talento afloró a edad muy temprana. Recién cumplidos los diez años, según Antonio Palomino, comenzó su formación en el taller de Francisco Herrera el Viejo, pintor prestigioso en la Sevilla del siglo XVII, pero de muy mal carácter y al que el joven alumno no habría podido soportar. La estancia en el taller de Herrera, que no ha podido ser documentada, hubo de ser necesariamente muy corta, pues en octubre de 1611 Juan Rodríguez firmó la «carta de aprendizaje» de su hijo Diego con Francisco Pacheco, obligándose con él por un periodo de seis años, a contar desde diciembre de 1610, cuando pudo haber tenido lugar la incorporación efectiva al taller del que sería su suegro.

En el taller de Pacheco, pintor vinculado a los ambientes eclesiásticos e intelectuales de Sevilla, Velázquez adquirió su primera formación técnica y sus ideas estéticas. El contrato de aprendizaje fijaba las habituales condiciones de servidumbre: el joven aprendiz, instalado en la casa del maestro, debía servirle «en la dicha vuestra casa y en todo lo demás que le dixéredes e mandáredes que le sea onesto e pusible de hazer»,​ mandatos que solían incluir moler los colores, calentar las colas, decantar los barnices, tensar los lienzos  y armar bastidores  entre otras obligaciones. ​ El maestro, a cambio, se obligaba a dar al aprendiz comida, casa y cama, a vestirlo y calzarlo, y a enseñarle el «arte bien e cumplidamente según como vos lo sabéis sin le encubrir dél cosa alguna».​

lunes, 13 de enero de 2025

AZULEJOS DE ILUSTRES: GONZALO BILBAO



Gonzalo Bilbao Martínez (Sevilla, 27 de mayo de 1860-Madrid, 4 de diciembre de 1938) fue un pintor costumbrista  español de la escuela sevillana.

Hijo de un pudiente propietario sevillano y hermano del escultor Joaquín Bilbao, se inicia desde niño en el dibujo alentado por José Jiménez Aranda. Por exigencia de su padre, emprende los estudios de Derecho, que alterna con los de pintura así como con los de música (llegando a ser organista).

En 1880 termina los estudios de leyes, carrera que nunca llegó a ejercer, dedicándose desde entonces con exclusividad a la pintura. Su padre, en premio a sus excelentes resultados, le costea un viaje a Italia y a Francia junto al pintor José Jiménez Aranda. Durante su estancia en París, visitaron numerosos museos, galerías particulares y estudios de algunos artistas franceses y españoles que se hallaban pensionados en la capital francesa.

En Italia permaneció por espacio de tres años, estableciéndose en Roma, donde estuvo trabajando en compañía del pintor José Villegas Cordero y viajó por las diferentes capitales italianas (como Nápoles y Venecia), donde pintaba vistas urbanas y rurales.

En 1884 vuelve a España. Es entonces cuando entra en relación con Palmaroli, que le sirve de consejero. De vuelta de nuevo a España, su personalidad inquieta le impide acostumbrarse a la vida en Sevilla, de modo que se mueve constantemente por todo el territorio del país en busca de paisajes que pintar. Sus preferidos se encuentran en Toledo y Segovia.

No tardó en planear nuevos viajes, y emprende uno con Andrés Parladé para conocer Marruecos. De allí, en 1883, parte hacia París, donde se siente atraído por las últimas tendencias artísticas y también aprovecha para vender los cuadros que produjo en su estancia en Marruecos (también hizo venta de los mismos en Múnich). En Francia, se inició su interés por la nueva temática social, ante las nacientes tensiones entre proletariado y burguesía y los cambios políticos y filosóficos que el realismo va a reflejar.

A su regreso a España, continuó su actitud viajera, se estableció un año de nuevo Italia, y, en España, visitó Fuenterrabia, Toledo y Jerez de la Frontera (Cádiz) entre otras ciudades.

Ejerció también de profesor de pintura, primero de modo particular y a partir de 1903 como sucesor de José Jiménez Aranda en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría en Sevilla, siendo discípulos suyos, entre otros, Vázquez Díaz y Eugenio Hermoso. En 1904 contrajo matrimonio con María Roy Lhardy, hija de un banquero francés y madre suiza.

Hacia 1935, Gonzalo Bilbao fijó su residencia en Madrid, aunque mantuvo su taller en la capital andaluza y poco después fue nombrado académico de número de la real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

A su muerte, su viuda donó al Museo de Bellas Artes de Sevilla una importante colección de sus obras, expuesta en parte una sala permanente en el mismo. Le sucedió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid el pintor extremeño Eugenio Hermoso que había sido discípulo suyo en Sevilla.

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