sábado, 29 de abril de 2023

CALLE SAN ISIDORO

 

Está dedicada a San Isidoro, advocación de la Iglesia ubicada en la misma calle, a la que da el muro de la Epístola de la misma.

Durante siglos se la identifica por los puntos que comunica: Francos y la parroquia de su nombre. Según Arana Varflora, se denominó del Licenciado Diego Hernández, sin aportar más datos. A mediados del siglo XVIII ya se la conoce como San Isidoro, aunque se distingue la parte inmediata a la iglesia, a la que se califica de plaza o pla­zuela, la cual, en el plano de Arjona (1832), es llamada de las Campanas, por encontrar­se en ella el campanario y diferenciarla de la otra plaza del mismo nombre. 
 
En 1845 quedaron los dos tramos unificados en una sola calle. Posee dos tramos claramente diferenciados, que coinciden con esa distinción que se hacía antiguamente, separados por la confluencia de Manuel Rojas Marcos, por la derecha, y de Luchana, por la izquierda. El primero, con pendiente ascendente, es bastante recto, pero presenta gran irregularidad en las líneas de fachadas, con varios entrantes y salientes. En parte esto es producto de operaciones de alineación que se inician en la segunda mitad del pasado siglo y llegan hasta los años cuarenta del actual, ya que era y es una calle relativamente estrecha; en documentos de los siglos XVII y XVIII se la conoce como calleja. El segundo, con pen­diente descendente, posee forma de embu­do: comienza ancho, dando origen a una especie de plazoleta ante la iglesia, pero va disminuyendo paulatinamente y termina en un tramo recto y estrecho.
 
En 1514 se enladrilla, y durante la pri­mera mitad del siglo XVI hay reiteradas peticiones y acuerdos de empedrado. Este sistema se mantiene hasta el siglo XIX; en 1855 los vecinos solicitan que sea embaldosada, comprando ellos las losas. En la década de 1910 se adoquinó, y el pavimento actual es de cemento en ambos extremos, que son peatonales; el resto está adoquinado. Éste, en el primer tramo ,corresponde probablemente al de 1910, y se encuentra totalmente desnivelado, mientras que el del segundo pertenece a una renovación posterior; se trata de piezas más pequeñas. 
 
También en este tramo existen aceras de losetas, que se unen al final de la calle, impidiendo el paso de vehículos, a lo que contribuye un marmolillo de fundición en el extremo. En el resto no existen aceras, y sólo cuenta con guardaejes. La iluminación se efectúa por medio de farolas sobre brazos de fundición adosados a las fachadas, y sobre pies delante de la iglesia, ante la que hay varios naranjos en alcorques. 
 
González de León (1839) sólo destaca de esta calle sus hermosas y cómodas casas. Aunque algunas han sido derribadas recientemente, como la que forma un entrante al final del primer tramo, se conservan varias de los siglos XVII y XVIII, unas más monumentales y otras pertenecientes a sectores sociales medios (como la que posee un azulejo que fecha su realización en 1794) que han sido rehabilitadas y reformadas. Esta proliferación de casas notables se debe a que fue una calle habitada por numerosos miembros de la nobleza y del gran comercio, una de ellas fue construida en el siglo XVIII por el marqués de Premio Real. 
 
La mayor parte del caserío posee dos o tres plantas y algunas rematan en magníficos miradores. En el segundo tramo todas las casas son de reciente construcción. En los bajos de una de ellas estuvo instalada provisionalmente, en los últimos años, la parroquia de San Isidoro, mientras se restauraba el edificio, que es de estilo gótico; a esta calle da la torre fachada, en la que destacan sus azulejos. 
 
 A la importancia de la calle contribuyó el que fuese lugar de paso. En un documento de 1611 se dice que era una de las "más pasajeras". Desde el siglo XIX hubo problema con el trafico de carruajes; intentan los veci­nos, en algunos momentos que se instale un marmolillo para evitar dicho tráfico, aunque no siempre lo consiguen, como en la actualidad, en que los coches entran a uno u otro tramo, pero ninguno posee salida de vehículos. Predomina la función residencial, pero hay varios almacenes en los bajos y diversas oficinas, así como una academia de enseñanza. En una casa que se levantaba junto a la iglesia vivió el insigne médico Juan Muñoz de Peralta, y en ella se reunían, a fines del siglo XVII, una serie de médicos que fundaron la Regia Sociedad de Medicina y otras Ciencias de Sevilla, como recuerda una lápida. En la esquina con Francos se conserva un anuncio de estilo "art decó", de una tienda de artículos ortopédicos 
 
San Isidoro, 3. Casa de dos plantas y mirador en uno de los extremos de la fachada, con doble arcada sobre columnas. La portada, de piedra, se desarrolla en dos cuerpos; el inferior con pilastras toscanas de fustes acanalados y entablamento con friso de triglifos y metopas rematado por un frontón partido, que da paso al balcón, rematado, también, con frontón partido, con un antepecho de hierro forjado.
 
San Isidoro, 4-4 dpdo. Casa de dos plantas y ático, con balcones separados por pilastras.
 
San Isidoro, 8. Portada con escudo de armas sobre el dintel. El acceso a la casa es un largo pasadizo al final del cual se encuentra la vivienda, en la que se conserva un arco almohade.
 
San Isidoro, 11. Casa de dos plantas, que perteneció a los marqueses de Premio Real y construida en el siglo XVIII. La portada se compone de pilastras toscanas con fustes acanalados, sobre pedestales, que sostienen un entablamento con friso de triglifos y metopas; unos pináculos flanquean el balcón, rematado por frontón triangular, a cuyos lados se encuentran las armas de la casa.
 
 San Isidoro, 12. Casa del siglo XVIII, de dos plantas, la segunda avitolada, y ático con pilastras pareadas avitoladas en los extremos. La portada va resaltada sobre medias pilastras toscanas y una gran cornisa sobre la que va el balcón. La fachada remata en un mirador de silla, decorado con pilastras toscanas y pinjantes.
 
San Isidoro, 18. Casa de tres plantas, que, según reza un azulejo en la fachada, se remató en 1794. En esta fachada, enmarcada por pilastras, destaca el balcón central con jambas decoradas con molduras quebradas y rematado por un frontón triangular.
 
San Isidoro, 19. Casa de dos plantas, que recientemente ha sufrido reformas que han alterado su fachada primitiva. En el interior destaca el patio de columnas corintias y arcos semicirculares con enjutas decoradas con cartabones. En el patinillo se conserva una fuente de pared, compuesta por una hornacina, flanqueada por pilastras toscanas, y rematada por un frontón triangular. 

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