En el final de
la calle Zaragoza, o al principio, en Jimios, se encuentra un histórico bar por
el que han pasado numerosos artistas, políticos y escritores. Es La Flor
de Toranzo. Rincón de la tapa sevillana que rebosa personalidad tras su barra y
ante ella.
No tiene cocina.
Latas y papelones. Aquí la cerveza se llama Cruzcampo, la mayonesa, Ybarra y
los montaditos, emparedados. Dos de los más populares son el de anchoas y
leche condensada, que es el culmen de lo dulce con lo salado, y el de lomo con
manzana. Dos rarezas que resultan extraordinarias. También se trabajan las
chacinas y otros productos de la zona y del norte.
La conocida como
Casa Trifón, donde según cuentan ponían los mejores cartuchitos de jamón de la
ciudad, ofrece historia y recuerdos de una Sevilla añeja. Azulejos de la época
que anuncian vino, grifos de cerámica con el Gambrinus dibujado al fresquito, recortes
del ABC y fotografías que congelan momentos del pasado ambientan el local.
Que te abran una latita es casi obligatorio en esta casa. Así que, junto a las cañas, pedimos una de rillete de pato con foie, sabrosísima y económica, y las huevas de caballa con aceite.
Seguimos combinando sierra y campo con la tapa de lomo con manteca, algo cortita, y el rollizo de bonito con jamón york, pimiento rojo y salsa rosa. Un bocado que merece la pena probar y que nos supo mucho mejor con un fino jerezano y gélido.
Si desean terminar allí mismo el almuerzo, pregunten por los Postres del Cantábrico: arroz con leche o mousse de limón. Pero este bar, cuyo dueño,
Rogelio, cuenta
con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo y es un personaje conocido en la
ciudad (aunque ahora es su hija María la que está al frente del negocio), es un
lugar donde el sevillano suele parar a tomar algo. Un papelón, dos tapas, tres
cañas. Catavino, emparedado y a brindar.
Teléfono: 954229315
No hay comentarios:
Publicar un comentario