miércoles, 15 de noviembre de 2023

CASAS: CASA SUNDHEIM


Construida en 1914-1916 por el arquitecto Francisco Hernández-Rubio para la familia Sundheim, constituye uno de los ejemplos más interesantes de las corrientes modernistas de esta ciudad.

Se trata de una construcción de gran potencia figurativa, en la que el autor propone un amplio despliegue estilístico en el que destaca sobre­ manera el uso del lenguaje medievalista unido a la utilización de múltiples referencias históricas, como es una cierta influencia de las mansiones inglesas (reconocida básicamente en el cuidadoso manejo de los detalles de la construcción, así como en el empleo de los materiales: el la­drillo visto en muros, la pizarra en la cubierta y la piedra utilizada en zócalos, recercados, din­teles, esquinas, molduras. con eficaces criterios constructivos) o la utilización de elementos clásicos, como la balaustrada que circunda la edificación.

Hernández-Rubio evolucionará, dentro de su eclecticismo, desde referencias a una temática afrancesada con un gusto decorativista de inspiración neomudéjar (Pasaje de Oriente) hasta po­siciones más avanzadas que conectan con el modernismo catalán, a la vez que participan de los criterios propios de la tradición vernácula revisados desde los esquemas regionalistas (Casa Puente, inexplicablemente demolida para ser sustituida por el Colegio Mayor Almonte, Casa Castillo o Casa Seras, ocupada hoy por el Co­lumbus International College).

La casa Sundheim, probablemente la más se­gura de su producción, muestra analogías más próximas con las corrientes historicistas, representada por otros arquitectos españoles de la época y más concretamente por el bilbaíno Smith Ibarra, en cuyo palacio para el marqués de Triano (1915-17), en Artaza, propone todo un compendio de lenguajes historicistas marcado fuertemente por el medievalista, al que superpone con indudable buen hacer elementos románicos y góticos en una eficaz síntesis que hacen de este edificio uno de los episodios más interesantes del eclecticismo español de principios de siglo.

La casa, que se desarrolla en tres plantas de altura, cuenta con una superficie total construida que podría aproximarse a los 1.500 m2. (Guillermo Vázquez Consuegra, Cien edificios de Sevilla: susceptibles de reutilización para usos institucionales. Consejería de Obras Públicas y Transportes. Sevilla, 1988).

Un singular ensayo dentro de la arquitectura doméstica sevillana lo constituye esta construcción de la Avenida de la Palmera nº 41, obra del jerezano Francisco Hernández- Rubio y Gómez (1857-1950), destaca por la elegante fragmentación de sus volúmenes, capaces de generar una interesante sucesión de planos, encuentros, elevaciones y salientes, resueltos estilísticamente con ciertos recuerdos a lo medieval en la línea que desarrolló el romanticismo inglés, en el que juega un singular papel el cromatismo de sus diferentes elementos, la formalización dispar de sus huecos y las blancas carpinterías de palillería.

Con el predominio del inglés en la casa Sundheim y en el proyecto de la Comisaría de Marina en San Fernando abandona el modernismo que había dejado excelentes ejemplos en Huelva (Clínica Sanz de Frutos, casa de la viuda de Muñoz) o en el Pasaje de Oriente de Sevilla.

Hernández-Rubio construye también entre 1914 y 1916 en esta sevillana Avenida de la Palmera las Casa Seras y San Ignacio (nº 43 y 45) (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

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