La plaza de Cuba de Sevilla se encuentra ubicada en la zona sur-oeste de la ciudad, a extramuros de su recinto histórico o Casco Antiguo, haciendo de puerta de entrada al popular barrio de Los Remedios.
Situada en la orilla derecha de la dársena del Guadalquivir o Canal de Alfonso XIII y al pie del puente de San Telmo, la plaza de Cuba constituye el punto inicial de la expansión de la ciudad por este lado del río; y por su particular emplazamiento dentro de la trama urbana de la ciudad, también directamente conectada con el centro y con el barrio de Triana.
De ella parten de forma radial algunas importantes calles como son: la calle Betis, que discurre por la vera del río hacia el norte, la calle Génova, la avenida de República Argentina, siguiendo el eje lineal que marca el Puente de San Telmo, la calle Asunción, y la calle Juan Sebastián Elcano, esta última pegada al río, como continuación de la ya citada calle Betis.
En su centro existe una zona arbolada con fuente que sirve de rotonda para el tráfico rodado, bastante intenso aquí a todas horas, mientras que junto a las aceras cuenta con pequeñas zonas de césped y bandas ajardinadas.
Toda la edificación de esta plaza es bastante homogénea, tanto en altura como en estética, con altos bloques de pisos que presentan grandes terrazas abiertas en su frente principal e importantes locales para el comercio y la hostelería en sus plantas bajas. Destaca en esta plaza las amplias perspectivas que ofrecen las rectas y anchas calles que confluyen en ella.
Este puente se construye entre los años 1925 y 1931, y su entrada en funcionamiento permitió la comunicación entre el núcleo urbano de Sevilla y la antigua Huerta de los Remedios de al otro lado del río. Por aquel entonces se construyó como un puente móvil, lo cual posibilitaba a los barcos el paso bajo él hasta los muelles situados algo más arriba.
Su condición de puente móvil se mantuvo hasta la década de los sesenta de ese mismo siglo, cuando se transforma en un puente fijo.
Fundado en 1573 a instancias de la Orden de los Carmelitas Descalzos en el lugar donde anteriormente existió una ermita denominada de Los Remedios, en ese mismo año la ermita es cedida por el arzobispo Cristóbal de Rojas a la comunidad de religiosos, que en 1574 inician la construcción de un convento junto a ella.
El problema de las frecuentes inundaciones y el estado ruinoso del edificio obligaría a los religiosos a abandonarlo, construyendo otro nuevo convento próximo al anterior pero algo más alejado de la orilla del río, en unas obras que comenzaron en 1632, acabándose la iglesia en el año 1700.
Entre los años 1928 y 1929, el arquitecto Juan Talavera y Heredia lleva a cabo la dirección de las obras de adaptación del convento a un
nuevo uso, como sede del Instituto Hispano-Cubano de Cultura.
Y con fecha de 17 de octubre de 1999 el edificio se convierte en la sede del Museo de Carruajes de la ciudad.
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