En su centro, se encuentra la figura de un niño que, dado el nombre de la fuente, podríamos pensar que se trata de un jovencísimo Neptuno, quien para la mitología romana era el dios de los mares. Sin embargo, y dado que la figura de esta deidad marina realizada en mármol, de 1,70 metros de alto y, a su vez, apoyada sobre un pedestal de 0,90 metros, se ha representado con una concha marina en su mano derecha y con los mofletes hinchados en señal de estar tocándola, todo parece indicar que no es la figura de Neptuno, sino la de su hijo Tritón, dios marino que tenía la capacidad de calmar o encrespar el mar según tocase la caracola. El niño se encuentra sostenido, por la cintura, con la cola del delfín sobre el que se levanta y de cuya boca brota el agua de la fuente.
El vaso de la fuente, también de mármol y de 2,60 metros de ancho, es octogonal, al igual que el mosaico de piedra decorado con motivos geométricos sobre el que se apoya.
Es de autor desconocido y data del siglo XVIII. Esta escultura es de mármol blanco y, en ese siglo, se encontraba en los jardines del palacio de verano del Arzobispo Francisco de Solís en Umbrete, que al ser desmantelado, presidió la plaza del Museo desde 1846 hasta 1864 hasta que fue cambiada por la estatua de Murillo
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