viernes, 26 de enero de 2024

PABELLONES EXPO 29: PABELLÓN DE LAS DIPUTACIONES VASCAS

A primeros del mes de octubre de 1927 tuvo la primera reunión para tratar la forma en que las Diputaciones Vascas iban a concurrir a la Exposición Iberoamericana. En enero de 1928 las tres diputaciones vascas deciden concurrir conjuntamente al Certamen sevillano una vez pasada las viejas rencillas existentes entre Bilbao y Sevilla cuando, en 1910, rivalizan ambas en celebrar un evento de similares características.

En una reunión celebrada en Vitoria el 10 de marzo, a la que acudieron los presidentes de las Diputaciones Vascas, los alcaldes de ambas provincias, los presidentes de las Cámaras de Comercio, los representantes de la Liga de Productores se acuerda comisionar a los arquitectos Julián Apraiz, Diego Basterra y Ramón Cortázar a Sevilla para que emitan un informe sobre el emplazamiento, cuantía y modo en que debía estar presente las diputaciones vascas en la Exposición. Entre las conclusiones del referido informe emitido el 15 de mayo, se aconsejaba que se separaran las representaciones regional e industrial, ubicándose en edificios y lugares distintos así como solicitar la parte de la manzana asignada a Santander, siempre que la superficie no sea menor de 800 metros cuadrados.

En la sesión de la Comisión Permanente de la Exposición del 18 de mayo se lee la petición, por parte de la Diputación Provincial de Guipúzcoa, de 800 metros cuadrados de terreno para la construcción del Pabellón Regional representativo de las provincias vascongadas, siéndole concedido el solicitado junto al adjudicado a Santander, en la sesión del Comité de la semana siguiente.

El Pabellón acogería a las entidades comerciales e industriales que estarían subvencionadas por las Cámaras de Comercio, Industria y Navegación. 

Diego de Basterra Berástegui, arquitecto provincial de Vizcaya, por encargo directo de la Comisión Interprovincial Vasca, presentó un primer proyecto del Palacio Museo o Pabellón Regional de las Diputaciones Vascas que fue aceptado por dicha Comisión, en la reunión del 10 de agosto. Éste fue diseñado, siguiendo las bases del Certamen en estilo regionalista, ocupando una superficie de unos 1.000 metros cuadrados con un coste de 400.000 pesetas teniendo el edificio aspecto de una casa solariega vasca, realizada con cemento armado.

El diseño del edificio era una composición cúbica y compacta como los grandes casones de los pueblos vascos, con aspecto de casa consistorial e inspirado en el hoy palacio-museo de Montefuerte en Guernica, aunando elementos aristocráticos, rural e incluso de arquitectura pública, encontrándolo muy acertado por la Comisión Vasca.

El proyecto de edificio fue aprobado el día 1 de octubre por las Diputaciones y por la Permanente de la Exposición el 5 de dicho mes, situándose su emplazamiento 

Fuente: Juan José Cabrero Nieves en una parcela en la Plaza de los Conquistadores, dando su frente a la Avenida de San Salvador y al Pabellón de Castilla la Vieja y León, y lindando con los de Castilla la Nueva a la izquierda, el de Barcelona con su fachada trasera y con la Avenida de la Infanta Luisa a la derecha.

Convocado el concurso para la construcción del armazón del hormigón armado del edificio, fueron presentados tres propuestas: las correspondientes a la casa Andulza de Bilbao, por 113.894 pesetas; la de José Dorronsoro de San Sebastián, por 73.349 pesetas; y la de los hermanos Gargallo y Cía también de San Sebastián por 72.759 pesetas, resolviéndose el concurso el 26de octubre de 1928, siendo elegida esta última empresa.

La construcción se realizó en hormigón armado siendo su planta, en principio, de 20 x 45 metros, concediéndose un mes más tarde una ampliación hasta los 1.000 metros cuadrados (20 x 50), con un presupuesto inicial 400.000 pesetas de los cuales el 46% corrió a cargo de la Diputación de Vizcaya, el 38% de la de Guipúzcoa y el 16% a la de Álava. La ejecución de la obra parece que fue rápida pues el replanteo se realizó el 1 de noviembre de 1928 y para el mes de marzo de 1929 estaba prácticamente finalizado.

En definitiva, el pabellón es el resultado de la versión barroca del caserío vasco. Constaba de sótano, planta baja y dos pisos, con una superficie cubierta de 600 metros cuadrados por planta. En la planta baja se instaló la sección etnográfica mediante utensilios y objetos que recreara el ambiente y la forma de vida vasca; en la primera planta se mostraba, mediante gráficos, estadísticas y fotografías el potencial económico de la región tanto en agricultura como en la ganadería e industrias, así como los servicios a la población en comunicaciones, educación, teléfonos, etc. Por último, la segunda planta estaba dedicada a los dormitorios del personal de servicio del pabellón.

A la fachada posterior se le añadió una edificación de una sola planta, y puertas en los laterales, que según los planos era utilizada como almacén. En la cubierta de éste, se instaló una terraza  con pérgola, Posiblemente esta edificación fue la ampliación que se conoció en noviembre de 1928. Precediendo a la fachada principal del edificio, se abre un espacio ajardinado a modo de atrio limitado por verjas sobre podio y portada de acceso, que se inspiraba en el arco de Santa Ana de Durango, en el que aparecía la inscripción "PABELLÓN REGIONAL DE LAS DIPUTACIONES VASCONGANDAS" y más bajo "IRURAK-BAT", daban la bienvenida a los visitantes, estando el conjunto coronado con una veleta de hierro forjado así como trabajos de herrería en balcones y verja, por importe de 18.452,12 pesetas.

El edificio se levanta sobre un gran basamento y la entrada la formaba un pórtico con cinco arcos de medio punto sobre pilares (cegados actualmente), que recuerda a las casas consistoriales. El resto de la fachada lo componía una balconada corrida con balaustrada de forja y unas puertas contorneadas por molduras mixtilíneas, en el primer piso. Sobre éste se hallaba una cornisa que recorría todo el contorno del edificio que era interrumpida, en el centro, por un gran escudo de las tres Diputaciones. En el ático, se abren dos huecos y lo remata un gran alero volado, con pináculo en las esquinas (hoy desaparecidas). Para el engalanado de la fachada, se mandó confeccionar tres reposteros con los escudos de las tres diputaciones, los cuales fueron colocados en la balconada.

En las fachadas laterales, se abrían en el primer piso, a modo de galería solana, un conjunto de cinco arcos de medio punto sobre columna y en el ático, una serie de huecos cuadrados enmarcados iguales a los de la fachada principal.

Una vez superado las gradas se accede al pórtico donde se situaban dos estatuas: al aiskolari Joaquín Barriola y al palankari Higinio Basierra, escudos de la Diputación y ayuntamientos hermanados.

En el interior, un hall central descubierto que ocupa toda la altura del edificio, cubierto por una claraboya que serviría de iluminación cenital para el edificio. Un espacio dedicado  a la exposición y dos salas laterales. En las galerías se instaló una exposición de pintores vascos: Uranga, Guadarmino, Uranga, Zuloaga y figuras escultóricas de Barriola, Barrenechea, etc.

En resumen, era intención que todas las obras artísticas expuestas fuera un muestrario de la gran talla de los artistas vascos, con una selección de tendencias tanto escultóricas como pictóricas, en la que muchos de ellos ya tenían proyección y prestigio internacional.

Los Reyes de España inauguraron el pabellón el día 12 de mayo, tres días después de la apertura de sus puertas el Certamen, siendo recibidos por autoridades vascas. Por el jurado de la Exposición se le concedió "Gran Premio" por la arquitectura del edificio, siendo el tercero de esta distinción tras los pabellones de Sevilla y Madrid.

El Orfeón Donostiarra se desplazaron a Sevilla para tomar parte en el acto inaugural y algunos conciertos más. También se trasladó Pablo Solozábal para dirigir la orquesta que tomara parte de en las actuaciones. 

Una vez clausurada la Muestra, la Diputación Guipuzcoana, mostró interés en aprovechar el Pabellón redactando un informe fechado el 1 de septiembre de 1930, en el que proponía la utilización de la planta baja para los industriales; la primera para Diputaciones, Ayuntamiento y Turismo; y la tercera, para viviendas, almacén, oficinas, etc. Iniciando contactos para la adquisición de los terrenos donde se había levantado, los cuales eran propiedad de los hermanos Camino, que habían sido arrendados para la celebración de la Exposición, existiendo diferentes contenciosos entre dichos propietarios y el Ayuntamiento de Sevilla por lo que tras intensas negociaciones a tres bandas, quedó en suspenso esta decisión a expensa de la resolución de las cuestiones pendientes entre consistorio y propietarios, y que debido al cambio de gobierno municipal en 1831, no llegó a cuajar.

Mientras tanto el edificio quedó abandonado, siendo utilizado durante la Guerra Civil como cárcel y terminada ésta, aún seguían diputaciones vascas llevando  este asunto a sus plenos, como el pago pendiente para su construcción y su aprovechamiento. Tras la contienda fue cedido en octubre de 1939 al Ejército del Aire para instalar primeramente el Instituto de Medicina Aeronáutica de Sevilla en 1940, y más tarde un hospital militar.

Es en ese momento es cuando se actúa por primera vez sobre la edificación, sobre todo en lo referente a su distribución interior y al refuerzo de su cimentación, quedando su aspecto exterior inalterado. Es entonces cuando se le une el Pabellón de Barcelona, situado en la fachada posterior, instalándose algunas salas hospitalarias; consiguiéndose con esta reforma un total de 100 camas de hospitalización. Este uso como hospital militar, permanece hasta el año 1968 fecha, en que, mediante una Orden Ministerial, cesa su actividad.

En el mes de septiembre de 1971, el Pabellón Vasco es cedido por el Ejército del Aire al Centro Regional de Oncología.

Durante el año 1972, sufre el edificio nuevas reformas. En 1976 se remodela totalmente el anexionado Pabellón de Barcelona, siendo derribado seis años más tarde, en 1982. Hasta 1990 el Centro Regional de Oncología y tenía construido 7.000 metros cuadrados de cuales 2.300 corresponden al antiguo Pabellón Vasco, con un total de 155 camas, consultas y servicios auxiliares comunes para la asistencia, estudio y tratamiento de las enfermedades oncológicas.

A partir de esa fecha la titularidad del complejo la ostenta el Servicio  Andaluz de Salud. En la actualidad, este centro hospitalario dependiente de la Gerencia del Virgen del Rocío, ha sido rebautizado como Hospital Duque del Infantado.

Pab. de las Diputaciones Vascas

No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRAFFITIS: FLAMENCO

Plaza de la Gavidia, cerramiento de edificio