El edificio que ocupa, actualmente, la Asociación "Juventudes Musicales de Sevilla" y que, anteriormente, fue sede durante décadas del Centro Zonal del Instituto Nacional de Meteorología, es el pabellón que la firma de vinos jerezana Domecq construyó para mostrar sus productos durante la Exposición Iberoamericana.
Situado dentro del Parque de María Luisa en la avenida de Don Pelayo, muy próximo a la Glorieta de Covadonga, es el único pabellón netamente comercial que se conserva de los construidos para el certamen sevillano. A pesar de no haber sido posible encontrar en los archivos consultados, documentación relativa la petición formulada por la Casa Domecq y su correspondiente aprobación por parte de la Comisión Permanente, la especial ubicación de ésta, solo igualada al de la Cía Telefónica Nacional de España, se debe en gran medida a su construcción como edificio permanente, evitando como otros pabellones comerciales de carácter efímero, su ubicación en el Sector Sur o en otros lugares del recinto con menor importancia
Juan Pedro Domecq, encargó directamente al arquitecto Aurelio Gómez Millán la realización del edificio entregándole 250.000 pesetas para su ejecución. Las obras ya se encontraban incluidas en mayo de 1928 concluyéndose en el verano de 1929.
Aurelio Gómez Millán, fue miembro de una amplia saga familiar de arquitectos siendo hijo, hermano, cuñado y padre de arquitectos. Recién terminada la carrera, uno de sus primeros proyectos consistió en la realización del famoso teatro-cine Coliseo España entre 1924 y 1931.
Como cuñado de Aníbal González, entró a formar parte del cuerpo técnico de la Exposición, siendo su ayudante, colaborando en la ejecución del proyecto de la Plaza de España, cuando estaban prácticamente finalizados el edificio central y las torres, dimitiendo en 1928 a la vez que su cuñado.
Como arquitecto también realizó para la Exposición otro pabellón comercial, el diseñado para la Casa Osborne y Cruz del Campo, así mismo tenía en proyecto otro edificio, el Pabellón de la Moda, que nunca llegó a realizarse. Entre las obras más conocidas que proyectó se encuentran el Mercado de la Puerta de la Carne, en colaboración con Gabriel Lupiáñez Gely, las Basílicas de la Macarena y el Cachorro o el Monumento al Sagrado Corazón en San Juan de Aznalfarache.
Sobre el Pabellón Domecq, son escasos los datos existentes sobre su construcción, ya que ni en el Archivo Municipal, ni en el del autor, se conserva el expediente del mismo, teniendo que recurrir a artículos de la prensa local, y sobre todo a los datos que su propia nieta María del Valle Gómez de Terreros Guardiola, nos proporciona en su artículo "Aurelio Gómez Millán, Arquitecto" (1988).
Por ello y tomando precisamente las palabras de su nieta, en las que afirma que, a pesar de no ser un edificio de grandes dimensiones, es un alarde d3e construcción, con unas características similares al Pabellón Real pero de tamaño más reducido, y que en definitiva "es una de esas obras que realmente dan fama merecida a su arquitecto".
La planta del edificio sigue el diseño visto por el arquitecto en la Exposición parisina de Artes Decorativas, consistente en un cuerpo central de ocho lados, ampliado en la planta baja por los cuatro lados de mayor anchura, creando otros tantos brazos que van unidos por medio de arquerías curvas.
Con una superficie de casi 400 metros cuadrados, el edificio básicamente se compone de tres alturas, semisótano, baja y alta. Su planta se organiza por medio de cuatro cuerpos formando una cruz griega, dentro de la cual en su centro se inscribe un octógono irregular, éste se eleva sobre el resto del edificio formando la planta superior. Los espacios formados por los brazos de la cruz, se unen por un deambulatorio exterior en forma de claustro de triple arquería curva. El cuerpo delantero sirve de vestíbulo de entrada, mientras que en el situado en el eje opuesto, se instala la escalera que accede al piso superior.
La composición de cuidado diseño en los detalles constructivos, guarda gran semejanza con el Pabellón Real y su apariencia ecléctica es el resultado de una sabia mezcla de elementos de diferentes estilos, como el gótico en la crestería del segundo cuerpo (desaparecido) así como la venera que remata el escudo de la fachada o el manierismo de la galería abierta con sus bellas arcadas y el barroco de la monumentalidad del acceso.
Al Pabellón se accede tras subir la amplia grada en forma de U, previamente podemos disfrutar de una magnífica fachada, con una cuidada y severa ornamentación, llamando poderosamente la atención el tratamiento del ladrillo visto tallado con un cuidado diseño. El alzado netamente regionalista evidencia el gran oficio de los artesanos del momento, con los arcos de planta curva de las galerías laterales, cuyos dovelas fueron cortadas en doble cuña.
El escudo de Real, con las armas de Alfonso XIII en ático de la fachada bajo una venera, fue realizado en la fábrica J.F. Martínez de Triana y pintado por C.D. Sala.
El pórtico a manera de arco triunfal, se abre mediante arco rebajado entre dos parejas de pilastras corintias de ladrillo tallado. Las fachadas de los dos cuerpos laterales, se resuelve mediante un arco de medio punto que encierra una vidriera enmarcada por parejas de pilastras corintias. La fachada trasera es de ladrillo liso sin hueco, en el que se encuentra instalado el escudo de la familia Domecq en cerámica vidriada de colores. En la planta alta se pueden observar paneles con motivos florales de ladrillo tallados.
Los arcos de las galerías laterales de medio punto se apoyan en columnas de mármol blanco, sobre balaustrada de barro con motivo vegetal. Las puertas de acceso a los salones desde la galería, se enmarcan con molduras rectas y frontón de ladrillo tallado.
El vestíbulo, con zócalo de azulejo pintado por Hohenleitter con escenas del campo y enmarcados de las puertas con ladrillo tallado.
Ya en el interior del edificio, al fondo del salón central, se encuentra la escalera que accede al piso alto, está diseñada para dar grandiosidad al edificio. Se trata de una escalera de doble tramo, siendo el primero de ellos inscrito en un óvalo, no hay en él una sola línea recta, sino una sabia combinación de formas cóncavas y convexas. Esta composición podría recordar ciertos recursos escenográficos como el empleado por Miguel Ángel en la escalera de la Biblioteca Laurenciana de Florencia.
En la planta superior, se instaló el salón de Honor de carácter protocolario, decorado con excelente gusto, con acceso directo a la terraza. Este salón de forma octogonal como el central de la planta baja, en sus cuatro lados de mayor longitud se instalaron vidrieras con el escudo de la firma Domecq, de la afamada casa Haumejean, conservándose en la actualidad solo la que da frente a la fachada principal, consistente en un sable terciado con guantes en los ángulos opuestos, coronado de yelmo y lambrequines. En los lados menores, se sitúan las puertas que acceden a la terraza, sobre las cuales se hallan cuatro pequeños paneles pintados al fresco también por Hohenleiter.
En ellos se representan escenas nobiliarias, que se desarrollan en una casa o palacio en el campo con una bucólica y frondosa vegetación. En la primera escena, un joven noble saluda con el sombrero a una muchacha que le sale al encuentro bajando las escalinatas de una mansión. La siguiente es el momento en que la muchacha llega a los pies de la escalera y saluda al joven, ante la mirada de un grupo de nobles al fondo. En la tercera, bajo un árbol el joven del sombrero corteja a la muchacha y así la última escena el joven habla animadamente con dos muchachas junto a una fuente, mientras al fondo una pareja sentada se cortejan.
La planta baja sirvió para la exposición de los productos de la firma, adecuándose perfectamente la distribución del edificio a los fines expositivos de3el mismo, por la fácil circulación interior.
Entre los productos mostrados, se aprovechó el evento para promocionar un vino creado en 1982, con motivo del400 aniversario del Descubrimiento de América, de nombre "La Raza", bautizado así como reconocimiento a la riqueza cultural del mestizaje de razas tras dicho descubrimiento. El 12 de octubre de 1929 fue la fecha elegida para la presentación del producto, incluso antes de la inauguración oficial del pabellón. También se exhibían barriles de brandy Fundador con las firmas de los reyes en recuerdo de una visita a esas bodegas, y en vitrinas otros famosos brandis como Carlos I y Carlos III.
El Pabellón fue inaugurado por los Reyes y el general Primo de Rivera, el 21 de octubre de 1929, cuando ya había empezado la muestra. Según las crónicas de la época: "Los reyes empezaron su visita por las dependencias de la planta de honor, deteniéndose antes las vitrinas en las que se exponen las botellas napoleónicas y las cajas consignadas a los numerosísimos representantes que la casa tiene en toda América.
De allí pasaron a otra sala de exposición en la que aparecen los facsímiles de las botas que firmaron el rey Alfonso en el año 1904 y la reina doña Victoria en 1915, artísticamente protegidas con detalles de excelente gusto.
Aparte contemplando don Alfonso los envases de los coñacs Carlos I y III recordó complacido que los había degustado en l apropia destilería de la casa Domecq e hizo de ellos cumplidos elogios.
Subieron a la planta principal, en cuyo salón central, decorado con excelente gusto, que da acceso a una magnífica terraza habíase instalado el buffet.
Una vez concluida la Exposición, el edificio continuó algunos años siendo ocupado por la Casa Domecq, aunque desconocemos que tipo de utilidad se le dio, debió de ser de forma esporádica, ya que los importes de las facturas por consumo eléctrico eran muy pequeñas. En 1935 el edificio fue donado a la Asociación de Socorro a la vejez del torero de Andalucía, para que se instalara en él un sanatorio, dispensario, así como su domicilio social.
Durante la Guerra Civil, estuvo ubicado en elPabellón, el Servicio de Propaganda, donde pr4estaban colaboración personas relevantes de la cultura huidos de Madrid, escritores como Marquina o Eugenio d´Ors; poetas como Ridruejo, Díez Crespo o Vivancos y pintores como Caballero, Escassi y Summers.
Finalizada la contienda nacional, fue utilizado por Falange Española Tradicionalista así como por la Sección Femenina de esta organización como centro de formación para sus cuadros de mando provinciales. Durante la II Guerra Mu7ndial s ele adosó una dependencia, en la parte trasera de la azotea, con exterior de ladrillo visto, que funcionó durante la guerra, como emisora de radio alemana.
A finales de 1958, el Ayuntamiento autorizó la cesión del Pabellón Domecq al Servicio Nacional de Meteorología para la instalación de una estación meteorológica que daría lugar al traslado a este edificio de su jefatura regional, permaneciendo en él durante más de cuarenta años.
Durante todo este tiempo, el edificio ha sufrido algunas alteraciones para adaptarlo a los nuevos usos y con el aumento de personal y equipos de meteorología, se hizo necesaria una intervención más compleja en 1981, consistente en bajar la altura de los techos, acondicionar la planta semisótano, baja y alta para oficinas, así como el cerramiento de las cuatro galerías exteriores, a finde conseguir más espacio útil. Quizás este sea la situación que más ha modificado el aspecto exterior del pabellón, perdiéndose la posibilidad de disfrutar de las bellas columnas exentas de las galerías y las portadas de las puertas de acceso a las salas.
Pero los nuevos tiempos y el número de la plantilla de personal e instrumentos necesarios para prestar los servicios que la sociedad demandaba, hicieron que fuera imposible continuar en un espacio tan pequeño. Por lo que entre 1996 y 1997, se produce el traslado del centro Meteorológico a sus actuales instalaciones en la Cartuja, aunque mantuvo el taller de mantenimiento de equipos en el antiguo pabellón prácticamente hasta el año 1998, en que lo ocupó la Asociación Juventudes Musicales de Sevilla, gracias a la intervención del asesinado concejal Alberto Jiménez Becerril.
En este edificio se encuentran tanto las oficinas administrativas como el salón de conciertos donde se ofrece parte de la programación musical de esta Asociación y cuyas butacas proceden del teatro Lope de Vega.
El autor del edifico, fue considerado heredero directo del entonces desaparecido Aníbal González, destacando de esta obra el afiligranado del ladrillo tallado, siendo uno de los pabellones comerciales que se construyeron más destacados por ello se le concedió un Diploma de Honor, en reconocimiento por la extraordinaria valía del edificio
Fuente: Juan José Cabrero Nieves
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