Comienza en la calle Francos, y desemboca en la calle Álvarez Quintero.
Recibe su nombre de época medieval, del gremio de chapineros (fabricantes de chapines, un tipo de calzado femenino) que estuvo asentado en esta calle.
Se trata de una calle de muy corto recorrido y de trazado recto que cuenta con una anchura bastante considerable, algo no muy habitual en esta zona de la ciudad histórica.
De carácter eminentemente peatonal y sin aceras, la calle se encuentra flanqueada por construcciones de notable interés arquitectónico. Así, a uno de sus lados presenta un único edificio de gran porte y calidad arquitectónica, obra del célebre arquitecto sevillano Juan Talavera y Heredia levantado en el año 1929, según se puede leer en la fachada, junto a la puerta de entrada.
En la acera opuesta se encuentra la sede del Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla.
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