En el corazón de Sevilla, cerca de la plaza del Duque, se encuentra la plaza del Pozo Santo. ¿Por qué se le llama así? Pues parece ser que en dicho lugar, del que vamos a hablar, hubo un pozo en el que cayó un niño pequeño. Sus padres rezaron pues no podían sacarlo y Dios hizo el milagro de que sorprendentemente las aguas del pozo subieron de nivel y llegaron hasta el brocal donde sus padres pudieron rescatarlo sin dificultad. A esta plaza llamada del pozo (todas las plazas tenían uno pues el agua corriente, allá por el siglo XVI sola la tenían la Casa de Pilatos y los Reales Alcáceres) empezó a llamarse del Pozo Santo.
Hoy en día la plaza es un lugar recoleto y tranquilo con bares y ocupada, como es de rigor, por la terraza en la que turistas y foráneos degustan las exquisiteces de la tierra.
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