miércoles, 11 de septiembre de 2024

CURIOSIDADES: QUEMA DE IGLESIAS EN 1931

Capilla de San José
Iglesia del Buen Suceso























La quema de iglesias sevillanas en mayo de 1931

El rastro de la historia 

Al poco de proclamarse la II República, entre el 10 y el 13 de mayo, se desató en varias ciudades españolas una oleada de violencia anticlerical. Sevilla fue uno de los lugares más castigados por unos hechos que mancharon los inicios del nuevo régimen.

Entre el 10 y el 13 de mayo de 1931, apenas un mes después de proclamarse la II República, se vivirían en toda España una serie de graves sucesos anticlericales que, de alguna manera, y como han señalado muchos historiadores, supondrían el final de la luna de miel republicana. 

Muy pronto, el régimen nacido el 14 de abril y que había apeado del trono a Alfonso XIII, empezó a tener dificultades con el que sería uno de sus puntos más débiles, el orden público o, mejor dicho, la ausencia de él, problema que a la larga sería la principal autojustificación de los generales que se sublevaron el 18 de julio de 1936. Si la II República terminó siendo un Estado fallido o, por el contrario, era una democracia acosada por la continua conspiración de sus enemigos es un arduo debate historiográfico al que todavía le queda mucho recorrido, por más que algunos quieran darlo por cerrado a golpe de legislación o editoriales periodísticos. 

El anticlericalismo fue una de la constante de la Historia de España durante los siglos XIX y primera mitad del XXEn general, y simplificando, podemos decir que fue la espuma más visible de una corriente intelectual y legislativa de clara raíz ilustrada y liberal, pero también socialista, que tenía como objetivo la completa aconfesionalidad del Estado y la reducción drástica (cuando no desaparición) del peso de la Iglesia Católica en la sociedad española. Pero el anticlericalismo también tuvo una cara oscura que se manifestó en una terrible y cruel violencia ejercida por elementos de la extrema izquierda contra los religiosos y los templos, con la consiguiente pérdida de vidas y patrimonio histórico-artistíco.

Sin duda, los peores casos de esta violencia se produjeron en la Guerra Civil. Pero antes, tanto en la Primera como en la Segunda República, se registraron conatos importantes. Uno de ellos es la llamada "quema de conventos". aunque no sólo fueron cenobios los edificios que fueron atacados. que se registró en varias ciudades españolas, entre ellas Sevilla, entre las jornadas del 11 y el 13 de mayo de 1931. Aunque sus inicios fueron en Madrid, pronto los disturbios se corrieron por toda España alcanzando nuestra ciudad, pese a que su cardenal arzobispo por entonces, Eustaquio Ilundáin, fue uno de los miembros del alto clero español que más comprensivo se mostró con la República (todo lo contrario que su sucesor, Pedro Segura). 

De poco le sirvió. Aunque los ataques a los templos no adquirieron la virulencia que en Málaga, en Sevilla se quemaron el colegio de los Jesuitas de Villasís, la iglesia del Buen Suceso, la residencia de los Capuchinos, los conventos de las Mínimas y los Pobres y la capilla de San José.

Precisamente, en esta última acaba de iniciarse el proceso de restauración para, entre otras cosas, eliminar las huellas que aún quedan de dicho incendio. Otros templos sevillanos, sin embargo, se salvaron gracias a la intervención ciudadana. Son el caso del Palacio Arzobispal, San Buenaventura, San Leandro y San Juan de Dios. Aunque la Guardia Civil impidió también los asaltos de la iglesia de los jesuitas de la calle Trajano y la de los Salesianos y Reparadoras, 

Lo cierto es que el papel que jugaron las fuerzas del orden público en esas fechas está muy puesto en cuestión. Incluso provocó duros enfrentamientos entre el ministro de Gobernación del Gobierno Provisional de la República, Miguel Maura (partidario de una intervención más dura contra los asaltantes), y el de la Guerra, Manuel Azaña (hombre de profundas antipatías hacia el clero).

 

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GRAFFITIS: FLAMENCO

Plaza de la Gavidia, cerramiento de edificio