miércoles, 4 de septiembre de 2024

CURIOSIDADES: OBRAS NO EJECUTADAS

Basílica de la Milagrosa
 


1.-La Sevilla Olímpica

Un sueño irrealizable pero que mantuvo a la ciudad entretenida e ilusionada durante algunos años. La idea de que la capital de Andalucía se convirtiera en sede de los Juegos Olímpicos nace prácticamente tras finalizar la Expo’92. Sevilla había demostrado su sobrada capacidad para organizar un evento de gran magnitud y el alcalde, Alejandro Rojas-Marcos, abanderó rápidamente la iniciativa. El objetivo era Sevilla 2004. La candidatura se empezó a organizar teniendo en cuenta todas las infraestructuras heredadas de la Exposición Universal y con la idea de involucrar al resto de provincias andaluzas. La candidatura se presentó en el año 1997, cuando se elegía la ciudad que albergaría los Juegos de 2004. Sevilla quedó apeada en el primer corte, pero no cejó en su idea y anunció la candidatura para 2008. Para entonces ya estaba construido el gran estadio de la Isla de la Cartuja que en 1999 albergó los mundiales de atletismo.

Los gobiernos municipales de la popular Soledad Becerril y del socialista Sánchez Monteseirín siguieron con la carrera, aunque la ciudad sufrió un duro varapalo en su pretensión de ser olímpica en 2008. Para los siguientes juegos, los de 2012, el COE eligió Madrid como ciudad candidata de España. Del sueño olímpico queda el estadio de la Cartuja.

2.-La Feria del Charco de la Pava

La ampliación del Real de la Feria de Abril siempre está sobre la mesa de los políticos sevillanos. Bajo el gobierno del socialista Sánchez Monteseirín se anunció un traslado al Charco de la Pava. En un principio iba a consumarse en el año 2008, aunque se retrasó a 2010 por la necesidad de hacer una serie de obras. Con esta mudanza se pretendían ganar 255 módulos, que permitirían crear algo más de un centenar de nuevas casetas. La crisis económica se llevó por delante una idea que no se ha vuelto a plantear

3.-El edificio de Moneo para el Prado

En la parcela entre Carlos V y Diego de Riaño quiso Soledad Becerril construir un edificio municipal, para lo que se encargó un proyecto al arquitecto Rafael Moneo. El edificio del Prado, de seis plantas y 24.000 metros cuadrados, pretendía albergar servicios administrativos que se encontraban dispersos. Con las obras adjudicadas en marzo de 1999 por casi 5.000 millones de pesetas, tras llegar a la Alcaldía el equipo de gobierno formado por el PSOE y PA, se suspendieron las obras. Se esgrimieron motivos económicos para ello, aunque el entierro de este proyecto costaría una importante suma de dinero en indemnizaciones. 

4.-La Ciudad de la Justicia en el Prado

El proyecto de Ciudad de la Justicia en la zona del Prado de San Sebastián que el alcalde, Juan Ignacio Zoido, planteó en 2014, incorporaba hasta siete edificios diferentes de nueva planta y torres de 12 plantas de altura, lo que iba a permitir alcanzar una edificabilidad máxima de 220.374 metros cuadrados, acordes con las necesidades expuestas entonces por la Junta. Todas las propuestas presentadas (hasta 3) incluían la utilización del solar propiedad de la empresa pública Tussam de la calle José María Osborne, y la parcela que hay entre la avenida de Málaga y Juan de Mata Carriazo, junto a la antigua estación de Cádiz, un terreno propiedad de la Junta de Andalucía en el que se anunció un edificio de servicios centrales

5.-La playa de San Jerónimo

Desde que en los años 60 dejó de funcionar la conocida como playa de María Trifulca, no ha habido político sevillano que haya planteado de una manera u otra una zona de ocio en el río. En el año 1999 Alejandro Rojas-Marcos prometió crear una playa en el meandro de San Jerónimo. La del PA era una playa con todos sus servicios, como la de cualquier ciudad costera: su ubicación era la margen izquierda del río en San Jerónimo y El Alamillo por la margen derecha, tendría 60.000 metros cúbicos de arena, procedentes del propio río, una profundidad de hasta ocho metros y una pendiente muy acusada para producir incluso oleaje artificial con chorros de aire y una zona verde para chiringuitos y juegos infantiles. Las alianzas electorales, entre otras cuestiones, dieron al traste con la idea. Zoido también planteó la creación de “piscinas públicas” en el río siendo candidato a la Alcaldía. El PP ganó las elecciones en 2011 pero el proyecto, para el que se anunció plazos y coste, unos 3,5 millones de euros cada piscina, no se hizo.

6.-La basílica de la Milagrosa

El sueño de Aníbal González que nunca llegó a despegar. El gran arquitecto de la Sevilla regionalista y padre de la Plaza de España diseñó un gran templo que iba a rivalizar con la Catedral y la Giralda. El templo para la Milagrosa, encargado por la Compañía de Jesús, comenzó a construirse en la llamada Huerta del rey (la Buhaira).

En pleno corazón de Nervión, junto a la actual avenida de la Buhaira, se dibujaría una colosal iglesia neogótica de dimensiones extraordinarias, con una fachada de 45 metros de altura, flanqueada por dos torres de 100 metros de alto, un metro y medio más que la Giralda. Precediendo a la basílica habría una gran plaza de 120 metros de diámetro. El interior ocuparía casi 10.000 metros cuadrados, lo que hace imaginar que esta obra se hubiese convertido en ejemplo mundial de arquitectura religiosa. La muerte de Aníbal Gonzalez el 31 de mayo de 1929 hizo diluirse el proyecto, ya que los planos fueron relegados al olvido por falta de empuje y de financiación suficiente. 

En mayo de 1928, en presencia del rey Alfonso XIII y bendecida por el cardenal Ilundain se colocaba la primera piedra de la gran obra. La prematura muerte de Aníbal González en 1929 dejó el proyecto en apenas los cimientos.

7.-El “Central Park” sevillano

El portavoz del PP en el Ayuntamiento, Juan Ignacio Zoido, presentaba en noviembre de 2010, el proyecto Corazón de Sevilla, con el que pretendía unir todos los hitos de la Exposición Iberoamericana de 1929 con el centro histórico a través de lo que denominó “Parque Central” antes de 2014. El entonces candidato a la Alcaldía presentaba a bombo y platillo uno de sus proyectos de “transformación y recuperación de un espacio vital, estratégico e infrautilizado en la ciudad”. Zoido ganó de manera aplastante las elecciones en el año 2011 pero esta idea nunca pasó de aquella presentación y de las imágenes virtuales. Años después, el gobierno socialista de Antonio Muñoz también anunció la recuperación de esta zona que sigue varada

8.- El Museo de la Semana Santa

Otro proyecto mil veces anunciado y nunca realizado es el del museo de la Semana Santa o de las cofradías. El Ayuntamiento ha mostrado interés en varias ocasiones pero siempre se ha encontrado con el desdén de las hermandades encabezado por el propio Consejo. Con Zoido se planteó la cesión de San Hermenegildo, pero se descartó por el elevado coste de la restauración y musealización. Posteriormente se han lanzado otras propuestas de ubicaciones, como e l solar del Corral de las Herrerías o el edificio de Peyré en la calle Francos que tampoco llegaron a ningún sitio. 

9.-La primitiva red de Metro

El Ayuntamiento redacta en 1968 el Plan Decenal, que incluye un breve estudio sobre la necesidad de construir un metro en la ciudad y posibilidades. En 1975, las Cortes Españolas aprueban la Ley del Metro (aún no derogada), y entre 1976 y 1979 se adjudican los tramos entre La Plata y Plaza Nueva de la línea 1, lo que en aquel momento suponía que Sevilla fuese la tercera ciudad española con metro. A partir de 1981 se producen incidencias durante la construcción de las estaciones de la Puerta de Jerez y San Bernardo, que ocasionan el agrietamiento de tres edificios: la Equitativa, la casa de los Guardiola y la estación de Cádiz. 

En 1983 se desencadena una campaña de prensa durante la cual se llega a cuestionar la integridad de la Catedral o la Giralda, entre otros, lo cual no tenía ningún viso de verosimilitud. El Ayuntamiento ordena la paralización total de las obras en 1984 tras haberse gastado unos 5.000 millones de pesetas, construido unos tres kilómetros de túnel y terminado tres estaciones profundas. Esa primera línea iba a llevar el Metro al corazón de la ciudad, algo que ahora no sucede.

10.-La biblioteca de la US en el Prado

El espacio central del Prado de San Sebastián, llamado así por la ermita y el cementerio del mismo nombre, se llevó muchos años sin uso y sin ocupación alguna, pese a la gran presión ejercida por las grandes empresas promotoras. Los jardines como los conocemos hoy en día se inauguran en 1997 después de una dura pugna entre las autoridades urbanas y los intereses inmobiliarios que habían pujado durante décadas por la construcción del lugar. Unos años más tarde, con este espacio urbano consolidado, la Universidad de Sevilla convocó un concurso de ideas para construir una biblioteca que ocuparía parte del espacio verde.

Tras las denuncias de vecinos y asociaciones, el TSJA para las obras. En 2011, el Tribunal Supremo obligó a demoler lo realizado y devolver al parque su espacio original. La factura de la biblioteca que había diseñado la prestigiosa arquitecto Zaha Hadid fue de más de nueve millones de euros.

11.-Torre Bofill

Podría decirse que el proyecto de la Torre Bofill era parecido a lo que significa actualmente la Torre Pelli. Puerto Triana fue un proyecto de centro comercial y de ocio que se pretendía ubicar en la antigua entrada a la Expo desde el arrabal. Un conglomerado de cajas de ahorro sevillanas junto a empresarios locales y otras entidades como Agesa serían los promotores de este proyecto que nunca vio la luz.

Con motivo de la Exposición Universal se llevó a cabo un concurso de ideas que tenía por objetivo construir un edificio que supusiera un hito arquitectónico para la ciudad de Sevilla. A dicho concurso se presentó el arquitecto Ricardo Bofill, quien planteó una zona comercial con una gran torre, del estilo de actual Torre Sevilla. Su idea era crear paseos a varios niveles con terrazas verdes que no generaran demasiado impacto visual.

La torre inicial ideada por Bofill alcanzaba los ochenta metros y se presentaba como un prisma de cristal a modo de velas de barco. A posteriori se quedaría en 50 metros y una estructura en bloque de cristal más sencilla. Sin embargo todo el plan urbanístico quedó paralizado debido a las controversias en torno a la altura de los edificios cerca del centro de Sevilla, que podían hacer sombra a la Giralda y su protagonismo, algo muy parecido a lo que después pasó con la Torre Pelli.

12.-Caixa Forum en las Atarazanas

Al igual que pasó con el proyecto de Bofill, se planteó un concurso de proyectos con el objetivo de habilitar las Reales Atarazanas. De esta forma la entidad bancaria La Caixa, de la mano del arquitecto Vázquez Consuegra, pretendía hacer su Caixa Forum en este espacio. Por esto en el 2009 la Junta de Andalucía firmó una cesión a la Caixa por 75 años y así poder instalar allí su proyecto. Pero la insuficiente financiación, entre otras desavenencias con el Ayuntamiento, la Junta de Andalucía y las asociaciones proteccionistas,  desencadenaron que el proyecto no pudiera materializarse.

La propuesta que Vázquez Consuegra visualizó sobre las Atarazanas comprendía un vestíbulo dotado de ascensores y escaleras, sin afectar a la integridad de las bóvedas ni demoler ninguno de los elementos del monumento.

El estudio incluía la restauración y rehabilitación de las arquerías medievales y sus cubiertas metálicas. La planta superior hubiese acogido las salas de exposiciones y los espacios de actividad polivalente, talleres culturales y salas de proyecciones. Sin embargo este, al igual que los otros proyectos, nunca fueron posibles.

13.-Arco de entrada a la Expo del 29

Además de la Plaza de España, el prestigioso Aníbal González proyectó para la Exposición Iberoamericana de 1929 varios edificios más que corrieron peor suerte. Entre ellos, el arco para la entrada principal, escogido en 1924 por el comité organizador pero que tuvo que descartarse un año después por falta de presupuesto. Este arco monumental, a modo de templete de planta cuadrada, tenía que realizarse en ladrillo tallado y cerámica -recordando a la propia Plaza de España-, con cuatro pilares rematados en pináculos y cúpulas apuntadas. En los fustes se abrían hornacinas con estatuas entre columnas compuestas, y los vanos se salvaban con arcos de medio punto, coronados con frisos en los que se incluían los escudos de España y de su monarquía.

La construcción daba acceso a la avenida de María Luisa, encontrándose a ambos lados del arco-puerta el cerramiento de la Glorieta de San Diego junto a los accesos al parque, a la Plaza de España y a los jardines de San Telmo. En la base de los mástiles que decoraban esta glorieta de entrada iban a situarse los pequeños despachos para expender las entradas de la exposición. Otra obra de Aníbal González resultó vencedora para un pabellón del 29 dedicado a las artes sevillanas, que hubiera estado ubicado entre el Hotel Alfonso XIII y los Jardines del Cristina, del que sólo se conserva un manuscrito.

 14.-Universidad Hispalense

Otro de los proyectos de Aníbal González para esa Expo del 29 que se quedó sólo en los planos fue la Universidad Hispanoamericana, un majestuoso edificio rectangular que iba a construirse cerca de San Telmo con cuatro torres rematadas en cúpula en cada esquina parecidas a las de la Plaza de España y una más alta justo en el centro del edificio. Tampoco vieron la luz otros pabellones para esa muestra iberoamericana, como el de Máquinas y Electricidad, el de Actos y Fiestas –que iba justo donde ahora está el Casino de la Exposición de Vicente Traver- o el de Minas y Metalurgia. Otra obra de González que no llegó a ver la luz fue el imponente Palacio del Casino, que ideó para que se construyese a la altura del Muelle de las Delicias, en la orilla del Guadalquivir, con el fin de que pudiera accederse a él directamente en barco.

15.-Monumento a Elcano en Los Re

Cayetano González, sobrino de Aníbal González, no sólo destacó en su obra cofrade o eclesiástica, sino que la capital hispalense le servía también de inspiración y realizó numerosos proyectos de índole urbanística en la primera mitad del siglo XX. Unos, como la cerámica de la Plaza de España o la fachada externa del edificio de Telefónica de la Plaza Nueva, los pudo llevar a efecto. Otros, sin embargo, no vieron la luz. Uno de ellos fue el diseño de un doble proyecto para un monumento a Juan Sebastián Elcano, como conmemoración a su primera vuelta al mundo, y que se hubiera ejecutado en la Plaza de Cuba. Fueron recogidos en el libro «Monumento a Elcano. Memoria», de 1964, donde se pueden apreciar como acuarelas estos bocetos.

Ambos proyectos fueron presentados a un concurso para erigir este monumento, pero sólo uno de ellos tuvo posibilidades de realizarse: el que tenía una forma parecida a la columna de Trajano. En la columna del monumento se hubiera desarrollado la epopeya, desde la salida de Sevilla de las cinco naos, hasta la vuelta al puerto sevillano de la Santa María de la Victoria, única nave que regresó. La columna hubiera estado encima de un museo sobre la gesta y hubiera medido 29 metros de altura. Las figuras que se situarían en la base serían de tamaño natural. Por último, encima de la columna, se situaría una potente luz, «de manera que pareciese el faro de Sevilla», según narra el libro. La altura total del monumento hubiera sido de 50 metros.

A modo de «sustituta» de esta columna del orfebre Cayetano González, en octubre de 2010 el Ayuntamiento sevillano inauguró una esfera armilar en uno de los pequeños jardines de la Plaza de Cuba en conmemoración del punto de partida de la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano, que se produjo en 1519 a sólo unos metros de este pequeño monumento metálico.

16.-Una gran plaza ante la Catedral

A principios del siglo pasado se proyectó una gran plaza frente a la Catedral para poder admirar esta magna obra, uno de los templos cristianos más importantes del planeta y que hubiera tenido en enorme espacio público delante, como todas las catedrales importantes. Concretamente, hasta las calles Arfe y Dos de Mayo, demoliendo una enorme manzana ante la fachada principal catedralicia. El proyecto fue encargado a Juan Talavera, Aníbal González y José Espiau, pero tras múltiples estudios y el inicio de las labores sobre el terreno no se llegó a culminar principalmente por dos razones: suponía un gran desembolso económico que el Ayuntamiento no podía afrontar y, por otro lado, que tras el derribo del colegio San Miguel (que se llevó a cabo precisamente con la idea de ejecutar este proyecto de mejora de la perspectiva de la Catedral), se encontró una traza de las antiguas murallas de la ciudad que habría de ser destruida para mantener la idea original, que contemplaba que la nueva plaza comunicara con el Postigo del Aceite. 

Finalmente, en vez de adaptar el proyecto manteniendo el mismo objetivo, se terminaron construyendo edificios en esta zona, conservándose la puerta del Colegio San Miguel y el citado trazo de la muralla  que quedó enmarcado por la preciosa plaza interior que se ejecutó en ese lugar, la Plaza del Cabildo, un espacio público con enorme encanto que, sin embargo, ha certificado la defunción de aquel viejo deseo de tener una gran plaza ante el templo gótico. Aquí no hubo «talaverazo» como en el ensanche realizado en la zona que va de la Encarnación a San Pedro, Ponce de León y la Puerta del Osario.

17.-El rascacielos «Mira el Betis»

Un proyecto bastante desconocido en la ciudad pero que iba a permitirle tener un edificio singular y espectacular fue el del gigantesco bloque que pretendía construirse en el Prado de San Sebastián, concretamente donde hoy están los juzgados y la Audiencia Provincial y donde luego se levantó el América Palace basándose, precisamente, en la idea de este rascacielos que nunca llegó a existir. La iniciativa fue presentada al Ayuntamiento en 1925 por una empresa alemana (Saxem & Jochem) que ya tenía algunas edificaciones similares en Hamburgo. 

Pretendía construir un rascacielos junto al casco viejo hispalense bautizado como "Mira el Betis", que hubiera sido el más alto de España de la época y uno de los más altos de Europa. En la descripción que en la documentación existente se hace del edificio (no hay ni planos, se expone la majestuosidad del bloque, una mole de hormigón que iba a servir para oficinas en la misma frontera del casco antiguo. El proyecto lo descartó finalmente el Ayuntamiento en 1928 tras un debate que reproducía algunas discusiones muy actuales sobre la estética y la idoneidad de ese tipo de construcciones tan cercanas a la zona monumental de la ciudad. De hecho, este proyecto germano sirvió como estreno de los debates estéticos y de construcciones en altura que luego han tenido tanta recurrencia, ya que por primera vez se pronunciaron en contra diferentes instituciones y se empezó a hablar de aquello de que «ningún edificio debe hacer sombra a la Giralda.

18.-Muralla a la vista

Retirar edificios y casas y dejar a la vista la antigua muralla de la ciudad que se conserva, principalmente la del Real Alcázar, ha sido un anhelo intermitente desde hace más de un siglo. Diferentes arquitectos y gobernantes han planteado propuestas al respecto que nunca llegaron a ver la luz. El propio Cayetano González fue el autor de un proyecto publicado en diciembre de 1968 en la revista «Blanco y Negro» que consistía en el «derribo de una estrecha hilera de casas de la calle San Fernando, para que quedaran al descubierto los jardines sevillanos del Alcázar». Según aparece en la revista, las obras hubieran comenzado en 1969.

No ha sido la primera vez que se ha intentado reformar la calle San Fernando, ya que continuamente se han presentado posibles reformas como la de 1904 de Alejandro Guichot o la de los años 20. Las propuestas para remodelar la calle San Fernando se sucedieron sin éxito durante el siglo XX y el arranque del XXI. La que más repercusión tuvo fue quizás la del arquitecto Rafael Manzano en 1973, de la que queda el retranqueo de casas a mitad de esta vía. Esta propuesta suscitó el rechazo de varios sectores de la sociedad sevillana, como el Colegio de Arquitectos o la Asociación de Amigos de Sevilla, que llevaron el asunto a los tribunales.

En la etapa de Alfredo Sánchez Monteseirín, el Ayuntamiento de Sevilla intentó expropiar algunos inmuebles de la zona para derribarlos y poder, de este modo, dar acceso a los jardines del Alcázar a través de tres o cuatro espacios intercalados entre los edificios que se mantendrían, con la consiguiente oposición de los vecinos, que tumbó rápidamente la última iniciativa en este sentido.

19.-Barrio Inteligente

Los terrenos que dejó en Nervión la factoría de Cruzcampo iban a ser ocupados por una vanguardista zona residencial, el "barrio inteligente". En la parcela de 150.000 metros cuadrados se iban a construir 1.963 viviendas, un hotel de lujo, un museo de la cerveza y un parque. Pero el proyecto del alcalde socialista Alfredo Sánchez Monteseirín en su segundo mandato terminó quedándose en el cajón ante la quiebra de la empresa que compró el suelo, la inmobiliaria Urbasco, por 330 millones de euros. Esta sociedad, que pagó el metro cuadrado a 6.000 euros cuando Heineken reubicó su fábrica en Torreblanca en 2007, se vio obligada a entregar el solar al pool de bancos que le había dado el préstamo para la compra. A comienzos de 2010, el nuevo barrio de vanguardia se quedó en papel mojado a pesar de la flamante presentación que había hecho el alcalde cuatro años antes en compañía de los cuatro arquitectos estrella que lo iban a diseñar, Norman Fuster, Jean Nouvel, Arata Isozaki y Guillermo Vázquez Consuegra

Al llegar el PP al gobierno local en junio de 2011, la empresa creada por los bancos para gestionar los suelos se interesó en recuperar la idea, que encontró calor en Juan Ignacio Zoido. Pero el nuevo alcalde se encontró con un problema inesperado: los terrenos requerían una recalificación urbanística para convertirse en residenciales que Monteseirín ni siquiera había tramitado. Tuvo que hacerlo Zoido en septiembre de 2012 y rápidamente se encontró con el obstáculo de la Junta de Andalucía, que recurrió la medida del Ayuntamiento argumentando que el proyecto no reservaba espacio para los edificios públicos previstos en el convenio inicial. La sala de lo Contencioso Administrativo del TSJA negó a la Junta la razón en abril de 2015 y dio vía libre para que se pueda ejecutar el nuevo barrio. Ahora deben dar el paso nuevos promotores.

20.-La estación de Santa Justa original

En marzo de 1988 se inició la cimentación de la que sería futura estación de ferrocarriles de Santa Justa, que venía a sustituir a las de Córdoba y Cádiz, a liberar la ciudad de las vías de tren y cuya estructura se comenzó a levantar en otoño de ese mismo año. Con 5.500 millones de inversión, este proyecto fue el eje central de la remodelación de toda red ferroviaria en aquellos años previos a la Exposición Universal de Sevilla. Pero el resultado no fue exactamente el mismo que podía apreciarse en la maqueta del prestigioso estudio de los arquitectos sevillanos Antonio Cruz y Antonio Ortiz. 

El diseño contemplaba tanto la estación en sí como sus construcciones perimetrales que incluían viviendas y oficinas para Renfe y Adif, abarcando una manzana junto a la avenida Kansas City. Delante de la estación, de hecho, iba un edificio con forma de triángulo desde la misma esquina con Kansas City, donde se situaba una pequeña torre, hasta la de José Laguillo, donde estaba previsto un edificio circular. También en los laterales de la estación, donde ahora hay aparcamientos y zonas de alquiler de coches, se dibujaron edificios, así como otro al final de los andenes, en el mismo puente que hace de prolongación de la avenida del Greco. La realidad fue luego algo más modesta por los plazos y los presupuestos existentes.

21.-El proyecto Stirling

En 1990, y tras varios años de debate, el Ayuntamiento dio los permisos para la reurbanización del vasto descampado que existía ante el acceso principal del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán con el ambicioso proyecto del arquitecto James Stirling, que incluía dos altísimos edificios con una plaza circular central, aparcamientos y un hotel de lujo. Como se puede observar ahora, todo ha quedado en mucho menos: el centro comercial Nervión Plaza, un bloque de oficinas en la esquina con la avenida Eduardo Dato y un hotel.

El primer problema que se encontró el proyecto fue el PGOU, que imponía requisitos como un número mínimo de zonas verdes. El arquitecto dobló la extensión de jardines sobre el plano, pero usó una artimaña: los diseñó en espacios elevados y no a pie de calle, lo que finalmente generó el rechazo municipal. El parón provocó que no se llegara al plazo de la Expo 92 y el gigantesco agujero con los cimientos del Stirling junto al campo del Sevilla se convirtió en una laguna insalubre mientras nuevas trabas terminaban de parar del todo los trabajos. El estanque llegó a albergar a especies de aves protegidas que tuvieron que ser rescatadas y el arquitecto acabó muriendo sin llegar a ver su edificio en pie. Más tarde, en 1998, se levantó el sucedáneo actual, un centro comercial  de consenso y de mucho menor fuste que la idea inicial.

22.-La Encarnación sin parasoles

No puede decirse, precisamente, que en la plaza de la Encarnación no se haya levantado un hito arquitectónico singular. Tras casi cuarenta años con el enorme solar baldío en su flanco norte y la plazoleta con fuente en el sur, en marzo de 2011 se inauguró el vanguardista edificio de parasoles de madera Metrosol Parasol, las «Setas» de Jürgen Mayer. Un proyecto plagado de trabas, polémica y aumentos de precio constantes que dejaron la cifra más allá de los 130 millones de euros. De momento, costó ya nueve millones antes siquiera de empezar. Esa fue la cifra que hubo que pagar como indemnización al proyecto que los andalucistas habían promovido cuando tenían a su cargo la Gerencia de Urbanismo, el del arquitecto José Antonio Carvajal. El autor del seminario metropolitano en la esquina de la Palmera con Bueno Monreal había diseñado una plaza pública con el mercado en piso bajo y aprovechamiento de los restos arqueológicos que andaba por los 15 millones de euros, una cifra muy alejada de la millonada que los sevillanos terminaron pagando a Sacyr por las famosas «Setas de Sevilla» tras el cambio de planes del PSOE al hacerse con Urbanismo en 2003.

El edificio de Carvajal era mucho más modesto y práctico que los parasoles y, desde luego, suponía un impacto mucho menor, casi inapreciable, en el entorno, pleno casco histórico de la ciudad. Los distintos niveles, de escasa diferencia, se salvaban con escaleras, que iban acompañadas de grandes fuentes y una importante arboleda para refrescar la zona. A la par, cumplía con creces con su objetivo de hacer de nudo entre las zonas norte y sur del casco viejo hispalense. En 2004, el Ayuntamiento resolvió que liquidaba dicho proyecto y se vio obligado a abonar esos nueve millones a la UTE formada por Martín Casillas y Ficoán, que se quedó sin proyecto en la Encarnación para dar paso a la construcción de los costosos parasoles gigantes de Monteseirín.

23.-Plaza del Duque más peatonal

Los intentos por «suavizar» el aspecto de la Plaza del Duque y reducir el tráfico han sido diversos y todos ellos, infructuosos. La propuesta más sólida en este sentido se produjo en 1987, cuando el Ayuntamiento solicitó un anteproyecto de ordenación de esta histórica y céntrica plaza que realizó el arquitecto Rafael Vioque Cubero. Dicho trabajo consideraba, entre otros aspectos, el impacto de las paradas del autobús, para lo cual preveía una pérgola de cristal a modo de parada general.

Se proponía más ocupación peatonal, otra disposición de los kioskos y la ubicación de una fuente en forma de prisma y una pirámide funeraria como evocación de personas vinculadas a la existencia de la plaza, surgida a raíz del primitivo patio de caballos del Duque de Medina Sidonia. Se optaba por mantener la estatua de Velázquez «a pesar de su falta de arraigo con este lugar de la ciudad», rezaba el proyecto del arquitecto, donde se prescribía la colocación de una docena de fresnos en la zona de la plaza que da a Alfonso XII.

24.-La torre cilíndrica en Plaza de Armas

Otro de los proyectos arquitectónicos que se quedaron en un plano fue la torre cilíndrica de Plaza de Armas, obra de los arquitectos Antonio González Cordón y Víctor Pérez Escolano en 1990 a la que se terminó renunciando puesto que no se ajustó en su diseño al Plan General de Ordenación Urbana de la época, que impedía edificios con más de seis plantas de altura en el Casco Histórico. Dicha torre iba a tener nueve y 30 metros de altura. A pesar de ello, el Ayuntamiento, con la mayoría del PSOE, y la Comisión de Patrimonio de la Junta de Andalucía, también en manos del mismo partido, concedieron el visto bueno al proyecto para levantar las iras de la oposición de populares y andalucistas, que amenazaron con los tribunales. Aprovechando los días de Feria y la bajada de guardia de la opinión pública, Urbanismo dio la licencia de obras.

Pero las elecciones de 1991 llevaron a la Alcaldía a la coalición PP-PA y de inmediato se suspendió la licencia y se paró la construcción de la torre ante la proximidad de la Expo 92. El espacio que iba a ocupar se cubrió de mármol, quedando en el lugar una de esas «plazas duras» propias de aquella época. En julio de 1992, el pleno ratificaría la paralización definitiva de esta polémica propuesta urbana. Aquel acuerdo supuso que la ciudad se hacía con la parcela a cambio de concesiones a Renfe valoradas en casi 3 millones de euros. Tras años con un espacio bastante inhóspito con bancos y pérgolas sobre el mármol, hace un par de años se adjudicó a Mercadona la construcción de un supermercado de un par de plantas justamente sobre el círculo que dibujó la base de lo que iba a ser aquella torre; este comercio abrió hace unos meses.

 25.-La «Marina de Sevilla»

En 1988, el Ayuntamiento liderado por el socialista Manuel del Valle dejó listo un ambicioso proyecto para reurbanizar la zona del río que da a Los Gordales, entre el campo de la Feria y la propia dársena, que vino a denominarse "Marina de Sevilla". Ocuparían buena parte de los terrenos donde hoy se asientan los clubes Naútico y Mercantil. Una iniciativa que suponía la inversión de cinco mil millones de las antiguas pesetas bastante parecida al actual «Sevilla Park», también en esa fase limitada a los planos y los deseos. Todo quedó pendiente del plan especial del Puerto de Sevilla y de la licitación de los suelos por parte de Patrimonio del Estado, aspectos que nunca llegaron a producirse.

Se trataba del mayor proyecto privado vinculado a la Expo 92, que estuvo liderado por Manuel Prado y Colón de Carvajal y Arturo Moya, responsables de la sociedad «Marina de Sevilla», con 40% de capital español y 60% norteamericano. La misma fichó poco después, en 1989, al conocido arquitecto catalán Ricardo Bofill para hacerse cargo de la ejecución con la intención de inaugurar el mismo el 12 de octubre de 1991. El complejo de ocio debía desarrollarse alrededor de un edificio principal, un centro cívico moderno, con sala de conciertos, exposiciones, congresos, punto de información turística y varios restaurantes, además de un centro de negocios, comercios y un hotel de lujo que iba a llamarse Juan Carlos I para convertirse en «una réplica del Alfonso XIII». Junto a ello, embarcaderos, zonas de actividades náuticas, jardines y una zona de tiendas de productos locales y artesanales. Se incluía el uso del puente de Alfonso XIII, el famoso «puente de hierro hoy abandonado», que sería reubicado para que sirviese de acceso a la gran plaza central de este recinto.

26.-La Expo 92 que no llegó a existir

El diseño de la isla de la Cartuja para albergar la Exposición Universal de 1992 fue liderado por José Antonio Fernández Ordóñez y su equipo, ganador ex aequo con la propuesta de Emilio Ambasz. Pero el resultado final –una especie de amalgama con aportaciones inéditas que ninguno había incluido- tuvo mucha parte del primero y muy poca del segundo, perdiéndose algunos hitos urbanos muy interesantes que se habían contemplado para el recinto. Por ejemplo las lagunas con pabellones en forma de palafito o sobre islas minúsculas que Ambazs contemplaba en su Cartuja verde 2 "inundada" en el 20% de su territorio.

El dibujo de Fernández Ordóñez, autor del puente del Centenario, incluía además la primera aparición de un proyecto que nunca llegaría a ver la luz: una impresionante esfera armilar de ochenta metros de diámetro llamada a convertirse en el símbolo de la Expo como el Atomium lo había sido de la de Bruselas. La esfera reaparecería, siempre en forma de proyecto sin materializarse, luego en la promoción de viviendas de la cooperativa PSV y, todavía más adelante, en Valencia.

Aquel primer bosquejo de la muestra universal contenía dos edificaciones que fueron las primeras en caerse: un teatro de ópera y un estadio olímpico con una grada apoyada sobre una colina artificial que resultaría de la retirada de tierras para las lagunas. El escenario lírico se encarnó en el auditorio que se construía en el solar de la antigua maestranza de Artillería en el mismo casco antiguo de la ciudad, lejos de la isla, usándose el terreno de la Cartuja para levantar el Pabellón de la Navegación. Para ver el estadio en pie, firmado por Cruz y Ortiz en una parcela muy cercana a la propia Expo, todavía tendrían que pasar 17 años.

La obsesión por epatar estaba presente en todo cuanto se hacía o se decía entonces. El consejero de Política Territorial de la Junta de Andalucía, Jaime Montaner, llegó a anunciar negociaciones avanzadas con promotores internacionales para construir el rascacielos más alto del mundo en la zona norte de la isla de la Cartuja, una iniciativa que acabó liquidada por las exigencias de Aviación Civil, que impedía edificios de esa altura en el recorrido de aproximación a pista de los vuelos que llegan a Sevilla, que entran normalmente por ese espacio.

27.-El Palenque de Richard Rogers

Sevilla quiso en su día, sacar partido a una de las construcciones efímeras más emblemáticas de la Expo del 92, el Palenque.. En pleno auge inmobiliario, en 2006, parecía faltar espacio para oficinas en la Cartuja. Agesa, la sociedad gestora de los activos de la Expo, y el Ayuntamiento decidieron en 2006 que ese edificio del arquitecto José Miguel de la Prada Poole desaparecer para construir un inmueble de oficinas singular. El Ayuntamiento se comprometió a cambiar el uso de la parcela de cultural a terciario y Agesa rescindió el contrato con la empresa que lo explotaba y anunció el derribo del Palenque. El proyecto generó críticas de entidades conservacionistas, voces frente a las que se adujo que mantener ese inmueble suponía cambiar una cubierta «en muy mal estado», lo que tenía un coste inasumible, y además que en su lugar se construiría otro edificio emblemático de oficinas que iba a suponer una inversión en la Cartuja de 38 millones.

Las máquinas se lo llevaron por delante. Dos años después, en octubre de 2009, Agesa adjudicó el futuro centro de negocios al proyecto del prestigioso arquitecto Richard Rogers, ganador del Pritzner en 2007 y responsable, entre otras obras, del centro cultural George Pompidou parisino. El proyecto suponía la construcción de un edificio de 44.000 metros cuadrados distribuidas en cinco plantas sobre rasante (cuatro para oficinas más otras para un auditorio y zona comercial) y tres bajo rasante, con un aparcamiento con capacidad para 450 vehículos. Su coste se elevaba entonces a 42 millones de euros. Pero entonces Agesa pasó a manos de la Junta —parte del pago de la «deuda histórica»—, el Ayuntamiento redujo la edificabilidad del solar y la crisis económica estalló, acabando con el ambicioso proyecto. De aquel edificio singular se pasó a uno más sencillo, de una sola planta en superficie y otra bajo rasante para un aparcamiento con 60 plazas. Su superficie construida y su coste, 3,2 millones, se redujeron significativamente. Por si fuera poco, dicha obra lleva meses parada con el modesto edificio a medio construir.

 

28.-Un «gemelo» del puente del Alamillo

Todas las ciudades querían una obra del arquitecto valenciano Santiago Calatrava, en la cresta de la ola a comienzos de los 90 tras recibir el encargo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de su localidad natal, y Sevilla aprovechó la Exposición Universal de 1992 para sucumbir a esa fiebre y plantar en la ciudad dos hitos suyos: el Puente del Alamillo y el Pabellón de Kuwait. Pero el primero, que conectaría la dársena del Guadalquivir con el cauce vivo del río al norte de la Cartuja con una doble estructura atirantada, se quedó a la mitad. El proyecto original presentaba dos mástiles invertidos en sentido opuesto.

Pero el puente se comenzó a construir tarde, pasándose a realizar un proyecto concebido para tres años en menos de un año. El diseño que concibió Calatrava sobre el papel era un pilono o mástil de hormigón armado atirantado, pero el pilono completo tardaba demasiado; el hormigón necesitaba un mes para fraguar dentro de un molde de madera y además debía hacerse por partes. Como no era posible esperar tanto tiempo por cada pieza para seguir con el resto, se decidió que la dársena fuera rellenada con tierra para apuntalar el río y construir unos pilares que sostendrían el tablero del puente para posteriormente lanzar los tirantes que sostendrían el mástil. El pilono, que en principio sería de hormigón, fue revestido de acero para que pesara lo suficiente y no se venciera, y posteriormente, se tuvieron que colocar amortiguadores para evitar el cimbreo o vibraciones que se producían a causa del tráfico.

El bagaje total supuso que el presupuesto ascendiese de los 18 millones de euros estimados para esta estructura hasta los 48 millones que finalmente costó, lo que propició que finalmente no se construyese el segundo de los puentes que se pretendía. El 29 de febrero de 1992, y tras sufrir apenas tres meses antes un incendio que afectó a tres de los cables de sujeción, el puente del Alamillo fue inaugurado; aunque sin su «gemelo».

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GRAFFITIS: FLAMENCO

Plaza de la Gavidia, cerramiento de edificio