Para conocer por
qué esta zona de la ciudad está rodeada de cadenas hay que remontarse a la
época de Carlos V, es decir, al siglo XVI. Hasta mediados de este
siglo existían diferentes organismos de justicia y unos tenían fama de ser más
duros que otro.
Por lo general
la justicia ordinaria no era tan laxa, por lo que cada persona buscaba amparo
en el tribunal que más le convenía. Por ejemplo, los soldados se acogían al
tribunal militar mientras que los curas lo hacían al eclesiástico. De esta
manera, para delimitar la jurisprudencia de la Iglesia, la catedral fue rodeada
de cadenas que suponían una barrera entre lo que ocurría dentro de ella y lo
que ocurría fuera en términos jurídicos.
El asilo en sagrado
Quienes en este
contexto no tenían dónde acudir y ampararse solicitaban asilo a la iglesia, una
costumbre que proviene de tiempo atrás cuando en Egipto o Grecia ya se
reconocía el derecho de asilo en los templos. Esto viene a decir que quienes
delinquen podían solicitar protección dentro de espacios sagrados. En
España el derecho de asilo fue legislado por diferentes reyes desde el siglo
V.
Limitar la
jurisdicción
En Sevilla consideraron instalar alrededor de la catedral estas cadenas con
el objetivo de delimitar el lugar en el que acababa la jurisdicción civil y
comenzaba la eclesiástica, algo que llevaron a cabo en 1565
En total esta delimitación está formada por 157 columnas que rodean la
catedral, 100 de ellas pareadas (son las que están unidas por dicha cadena) y
57, solitarias. Las más antiguas de estas columnas se transportaron desde
Itálica pero de las demás no se conoce su procedencia. Por este motivo
algunas son de mármol y otras de granito y piedra. Sucede lo mismo con las
cadenas, cuyos eslabones en algunas ocasiones son redondeados y en otras, cuadrados.
Otro motivo:
barrera a los mercaderes
A pesar de que este es el motivo oficial por el que colocó dicha barrera
entre la Catedral y la ciudad, otra de las explicaciones tiene relación con los
mercaderes que pasaban por Sevilla. Y es que, según algunos archivos históricos, las
gradas de la catedral se usaban como zona para tratar asuntos comerciales e
incluso para cobijarse cuando hacía mal tiempo. Algunos
de estos mercaderes, según cuenta la historia popular, no solo se quedaban ahí
sino que llegaban a entrar en el templo junto con sus animales. Esta situación
no hizo más que provocar el enfado de los sacerdotes que, por consiguiente,
consideraron que existiera una delimitación en el exterior para impedir
estos acontecimientos.
Creación del
Archivo de Indias
Curiosamente este sería el motivo por el que se acabaría creando el Archivo de Indias. Ante el enfado de los sacerdotes y ante la petición al rey Felipe II de que buscara una solución, éste encargó al arquitecto Juan de Herrera la construcción de un edificio para que en su interior pudieran reunirse los comerciantes, al que llamó la Antigua Casa de la Lonja de los Mercaderes. Esta construcción se convertiría en el siglo XVIII y de la mano de Carlos III en el actual Archivo de Indias.
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