jueves, 9 de noviembre de 2023

CASAS: HORNO DE SAN BUENAVENTURA





El Horno de San Buenaventura, ubicado en el número 28 de la calle Carlos Cañal, siendo tan antiguo que ha conocido, al menos, cinco nombres en su calle, resistiendo a los cambios del tiempo y de la historia.

La fundación del Horno data del año 1385 según reza una lápida existente en el propio edificio. A la Reconquista de Sevilla, en 1248, vinieron con San Fernando un centenar de almogávares catalanes al mando del almocadén o jefe apellidado Monsalve. Éstos de quedaron después a vivir en Camas y en Coria del Río, adonde el rey les dio tierras de labranza, viñas y huertas, para que poblando el terreno impidieran que los moros intentasen recobrar Sevilla.

Después de 1248, s establece una gran corriente comercial entre Barcelona y Sevilla.  tanto Sancho IV, hijo de Alfonso X y nieto de Fernando, por una cédula de 25 de agosto de 1284 concede a los catalanes un barrio propio, que se situó entre la calle Francos y la Plaza de la Catedral, y entre sus privilegios figuraba el tener consulado.

Sin embargo, pasando los años, el número de importadores, armadores de barco, mayoristas y armadores catalanes era ya tan crecido, que no siendo suficiente tal barrio se les concedió en 1362 otra calle, situada al costado del Convento de San Francisco, desde la calle Sierpe hasta la Pajarería (hoy calle Zaragoza). Dicha calle recibe el nombre de la calle Catalanes. Doce años más tarde, en 1385 don Juan, Concede a los catalanes que además de la carnicería puede establecer un "Mesón y Horno". Es en virtud de esta concesión, por lo que se funda el Horno de los Catalanes, en la esquina de la calle Catalanes, con la calle de la Parida, (creemos que el nombre de esta calleja deriva de un retablo de la Virgen, en su advocación del buen parto).

Esta calleja es la que hoy se llama Teniente Vargas Zúñiga. Desaparecido el consulado de los catalanes, la propiedad del Horno pasó al Hospital de San Pedro Mártir, a principios del siglo XVI, pero por la reducción de hospitales decretada por el Arzobispo don Rodrigo de Castro en 1587, la propiedad pasó a integrarse en el patrimonio del Hospital del Amor de Dios. En el siglo XVII, año 1605, doña Isabel de Ciría, viuda de Andrés Corso de Casaluche, compró una casa en la calle Catalanes para constituir en ellas, de nueva planta, un colegio y un convento de Franciscanos, con el título de Colegio de San Buenaventura, al que el Papa Gregorio XI otorgó estatutos de Casa de Estudios. Por estar el Horno de la Parida, situado junto al nuevo convento pasó a llamarse Horno de San Buenaventura y el callejón de la Parida, callejón de San Buenaventura.

Durante el siglo XVII y XVIII, el Horno ya figuraba con su actual nombre en los documentos municipales, y así lo vemos en el archivo histórico del Ayuntamiento, en las listas de adjudicación de granos importados por la Junta de Panadero, en que se distribuyen los copos del trigo traídos por mar entre los distintos Hornos de la ciudad.

En 1800 y por la primera de las leyes de desamortización de bienes de la Iglesia, el Hospital del Amor de Dios vendió el edificio del Horno de San Buenaventura a don Diego Gregorio Vázquez, por escritura otorgada en la escribanía de don Juan Montero. Más tarde, y también a merced a nuevas leyes desamortizadoras, promulgadas en 1843, se pudo ampliar el edificio del Horno de San Buenaventura, agrandándole unas casas colindantes que eran propiedad del convento de Santa María la Real.

El 5 de mayo de 1854 es vendido el Horno a don José Rojas. Este fue el último propietario del edificio que no fuera al mismo tiempo, el industrial del negocio. En realidad, la explotación del Horno había sido siempre independiente de la propiedad del edificio.. Entre los maestros panaderos y de "Bollería Fina" que tuvieron el Horno hemos de contar a la familia Gordillo en el siglo XVII y que debió llegar hasta el siglo XIX, en el que encontramos a Francisco de Alcázar y Robles, el cual consiguió la propiedad del edificio en 1860 y cuatro años más tarde lo vendió a Eduardo Nieto Chamorro.

Éste fue un auténtico capitán de empresa. Pues en poco tiempo consiguió dominar prácticamente el ramo de la panadería de Sevilla con nada menos que ocho Hornos de San Buenaventura: Plaza de la Encarnación, San Gregorio, San Jorge, Plaza de Mendizábal, San Vicente, Corona y Calle Coliseo. Al lado de Eduardo Nieto Chamorro trabajaron sus hijos y sobrinos, quienes recibieron en herencia los diversos Hornos. A su hija Pilar, correspondió el Horno San Buenaventura ya entrado el siglo XX heredándolo después sus hijos, los señores Santigosa Nieto. Mientras tanto la calle ha cambiado de nombre en el el siglo XIX dejó el de Catalanes para llamarse Albareda, correspondiendo al Horno el número 50. En 1920 se dividió la calle en dos, manteniendo el nombre de Albareda el tramo entre Tetuán y Méndez Núñez a Zaragoza, en cuya nueva numeración correspondió al Horno el número 28 que ahora tiene.
En el momento actual, el Horno está regido por otra familia de antigua dedicación al ramo de la panadería, de Alcalá de Guadaira. 

La empresa Horno San Buenaventura, participada por el economista Manuel García (51%) y la familia De la Fuente (49%), solicitó este miércoles su liquidación en el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Sevilla dada «la imposibilidad de continuar de forma viable con la actividad de la concursada» (16-03-2017)

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GRAFFITIS: BAR ALCUZA

Bar Alcuza, calle Harinas. Autora: Alexandra del Bene